Horrocrux

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DRACO MALFOY.

Estaba en una bosque iluminado con hermosas flores de todos colores muy cerca se alcanzaba a mirar un arroyo, era un lugar tan hermoso unas ramas romperse a mis espaldas me hicieron dar la vuelta.

- Hola, draco. - susurró una hermosa mujer de pelo negro y largo hasta las cintura de ojos grises con un hermoso vestido blanco pero sencillo.

- ¿Donde estoy?. - dije mire a mi alrededor, me di cuenta de que estaba vestido todo de blanca.

- Puedes llamarlo el paraíso de la vida y muerte. - Dijo con una sonrisa.

- ¿Estoy en el cielo?. - sonreí por mi tonta pregunta.

- Si y no. - Dijo sonriendo.

- ¿ Cómo? - pregunté confundido.

- No estas vivo, pero tampoco muerto. - Dijo.

- ¿Que hago aquí? - pregunté confundido.

- La magia a decidido darte una segunda oportunidad para hacer las cosas correctas, tomar el camino correcto. - susurró.

- ¿Segunda oportunidad? - pregunté aún más confundido.

- Si, cariño. - Dijo.

- No entiendo. - susurré.

- Draco, aprovecha esta oportunidad, se valiente no temas cariño. - sonrió.

-¿Volveré?, no quiero volver, quiero paz y tranquilidad en mi vida, ¿puedo quedarme? - dije en suplica.

- Las cosas pueden ser diferentes si así lo deseas todo depende de ti ahora. - Dijo.

- No tengo nada por el cual volver, no tengo nada ni a nadie. - susurré triste.

- Draco, has lo correcto esta vez. - Dijo.

Se acerco y beso mi frente me miró a los ojos y me regalo una hermosa sonrisa.

- Pero, puedo quedarme aquí contigo. - dije mirando esos ojos grises.

- No cariño, tienes que volver. - soltó mis manos.

Nos miramos unos segundos antes de que todo empezará a volverse borrosa y oscuridad...

•☆•☆•☆•☆•☆•☆•

SEÑOR MALFOY. - un fuerte grito me despertó.

Abrí mis ojos, mire a mi alrededor todos me miraban, pero que mierda.

- ¿Donde estoy?. - pregunté asustado.

- Que gracioso señor Malfoy, 10 puntos menos para Slytherin por dormir en mi clase. - Dijo volviendo a su escritorio.

Mire a todos lados, la risita de Weasley me hizo mirarlo, pero lo que hizo que mi corazón latíera con fuerza fue volver a ver a mi padrino, tome todas mis cosas y salí huyendo de ahí.

- Señor Malfoy, vuelva ahora. - escuche el grito de Snape.

Corrí más rápido mis pies me llevaron a la sala de menesteres, entre rápidamente y me sente en un sofá empecé a jalar mi cabello con desesperación, pero que mierda estaba pasando, esto debe ser una jodida broma.

- Mierda, mierda, mierda. - susurré.

Mira todo el lugar, mire mi mochila buscando cualquier cosa que me diga en que año estoy, encontré emboltorios de chocolate, traté de recordar en que fecha fue mi madre a francia y me trajo chocolates, si no mal recuerdo fue en mi quinto año.

- Con una gran mierda - susurré asustado.

El año en que la cara de sapo llega a Hogwarts, el ejército de Dumbledore y la muerte de Sirius, joder.

- Okey, okey, Tengo que evitar la muerte de Sirius y evitar que descubran el ejército de Dumbledore. - dije hablando solo.

Saque un pergamino y empecé a notar todos los eventos que pasarían en éste año.

- Horrocrux, tengo que destruirlos, joder la diadema esta aquí. - susurré.

Empecé a recordar la platica de mi padre, me contó sobre todos los Horrocrux, siete de ellos.

- El diario, anillo, diadema, copa, guardapelos, la serpiente y el jodido Potter. - susurré.

Apunte también la búsqueda de los Horrocrux, me levante rápido y salí de la sala, la puerta desapareció y volví a caminar tres veces, la puerta aparece de nuevo, entró rápidamente.

- Bien, donde jodidos estaba. - susurré.

Empecé a buscar la diandema, minutos después la encontré, la guarde en mi mochila, joder agradezco tener el mal avito de escuchas tras las puertas gracias a eso eschuche cómo mi tía aseguró a Voldemort que la copa estaba a salvo en su bóveda, podría ir y tomarla antes de que ella escape de Azkaban, soy un Black puedo entrar con facilidad, tome aire.

-Todos están en clases, puedo salir por el sauce boxeador a la casa de los gritos y de ahí puedo aparecer el Gringotts, si eso haré. - dije seguro.

Rápidamente guarde todo en mi mochila y salí a los terrenos de Hogwarts tratando de no ser atrapado llegue a él sauce entre rápido en el, después de llegar salí de la casa de los gritos y resé por no ser descubiertos, hice una aparición al Callejón Diagon, rápidamente fui a Gringotts.

- Joven malfoy. - hablo un duende.

- Quiero entrar a la bóveda de Bellatrix Lestrange. - exigí, tratando de sonar cómo el imbécil que era a los 16 años.

- Señor Malfoy, no puede entrar a esa bóveda. - Dijo.

- Mi madre esta a cargo de ella y yo puedo tomar todo lo que desee de ella. - dije.

- La señora Malfoy tiene que estar presente.  - alegó.

- Mi madre se encuentra en un viaje de negocios. - dije

Después de pelear con el duende por unos minutos se me permitió entrar a la bóveda, después de amenazar con llamar a mi padre por su falta de respeto al no dejarme entrar a las bóvedas Black, porque la bóveda de tía bella era una Black después de todo.

- Gracias. - dije molesto.

Entre rápido a la bóveda y busque la copa la encontré en un rincón rápidamente la tomé y guarde en mi mochila, después de eso regrese a Hogwarts.

Segunda Oportunidad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora