22

5.8K 478 60
                                    

CAPÍTULO 22 | COMO ADULTOS

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

CAPÍTULO 22 | COMO ADULTOS

Es positivo.

Esas dos palabras me terminan de desmoronar por completo. No quería, no lo quería para nada. ¿Porqué había sido tan estúpida? Ahora tenía que enfrentar todo junto. La facultad, a mis papás, a mis amigos y por último; a Enzo.

Las manos me temblaban y la vista se me había nublado por completo. Me desplomé sobre el piso del baño, siendo automáticamente abrazada por Morena. Mientras veía de reojo como mi mamá cubría su rostro con sus manos.

Estaba asustada.

Necesitaba pensar. Pensar en todo.

Hace cuanto, cuándo y con quién.

Estaba más que segura que era de Enzo, por lo que me largué a llorar con más fuerza. Estaba más que claro que me rechazaría al instante cuando se lo diga.

Tenía miedo, mucho miedo.










[ ... ]







17 de julio, 25.

—Estoy embarazada. — La sonrisa de Enzo se ensanchó y soltó una risita nasal, intentando acercarme a él. —No es joda.

Buscó con sus ojos un rastro de mentira o gracia en mis palabras, pero no lo encontró. Por lo que su cara se transformó por completo a una seria y con el ceño fruncido.

—¿Qué?

—Hace tres meses. — Dejé la cartera sobre la mesa, sacando la prueba de embarazo positiva. Sus ojos fueron hacia la misma, arrebatándola de mis manos para observarla con atención. Levantó la vista hacia mí, estaba mordiendo una de mis uñas nerviosa, mis ojos ardían de retener las lágrimas y un nudo insoportable se había formado en mi garganta.

Enzo soltó la prueba de embarazo tirándola sobre la mesa y tiró de mi brazo para acercarme a él y abrazarme con fuerza. En ese momento exploté. Un sollozo se escapó de mis labios, no podía contenerlo más. Enzo apoyó su cabeza sobre la mía, acariciando mi cuerpo con delicadeza. Sentía que estaba tenso, estaba confundido y sorprendido.

Me escondí sobre el hueco de su cuello, inhalando al instante su perfume que logró tranquilizarme y calmarme.

—Vale, mirame. — Me tomó el rostro con las dos manos y me miró fijamente. —Escuchame ¿Vos querés tenerlo? — Preguntó. Ya lo había pensado bastante, creía que el bebé no tenía para nada la culpa de nuestra inmadurez, también sabía que no llegaba en el mejor momento pero quería tenerlo.

Asentí, sintiendo cómo las lágrimas seguían deslizándose por mis mejillas. —Sí. — Lo miré fijamente. —¿Vos?

Asintió esbozando una pequeña sonrisa.

 𝐌𝐀𝐘𝐎𝐑 | enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora