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CAPÍTULO 16 | TOMAS

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CAPÍTULO 16 | TOMAS

MIAMI 📍

Me recuesto en la arena acomodándome el pelo y escuchando el ruido de las olas romper en la orilla. Me había decidido por ir a la playa a ver el amanecer. Era algo que me generaba paz y tranquilidad, me olvidaba de todo y de todos. Sobre todo de él.

Enzo me había evitado estos dos días, sin siquiera cruzar dos palabras. No me había mandado mensajes ni me hablaba cuando desayunábamos todos juntos. Se ponía al lado de Valentina, con el celular y hablaba con los demás, menos conmigo.

No le di mucha importancia, después de todo yo también estaba de vacaciones. Quería disfrutar con mi familia y nada más.

Aunque admito que me hacía ruido que no me hable por tanto tiempo. Quizás me molestaba que no me estuviese detrás, pero no se lo iba a dejar saber.

Escucho pasos detrás mío y giro la cabeza confundida. ¿Gente tan temprano?

Claro, no era una persona cualquiera, era Enzo. Vestido con una camisa y un short de marca. Esboza una sonrisa al verme.

—¿Qué haces acá?

—Quedate tranqui que no es por vos. — confiesa. ¿No era por mí? ¿Entonces por quien?

Arqueo una ceja ante su respuesta. —¿Ah no? — mis palabras se desprenden tan rápido de mi boca que ni siquiera puedo disimular mi interés sobre con quién se iba a encontrar.

Soltó una risa nasal. —No, perseguida.

—¿Y a cuál de todas las trolitas le toca hoy? — digo con total confianza, Enzo ensancha su sonrisa.

—¿De verdad querés saber? — pregunto de forma cínica. Eso hizo que mi sonrisa flaqueara. Asentí. —Sabrina.

Y ahí estaba. El Enzo que yo conocía desde chica enfrente mío y a punto de cogerse a una de mis amigas. Sus palabras borraron mi sonrisa al instante, mi pecho se contrajo y un nudo en mi garganta se hizo presente.

Tampoco podía reclamarle algo a ella, nunca se había enterado de lo mío con Enzo, la única que estaba al día era Morena.

Pero también tenía en cuenta que ella sabía que él me atraía, hasta me aconsejó para que el día de mi cumpleaños me lo chapara. Pero al parecer no le interesó.

—Matate Enzo. — digo mientras me levanto de la arena reprimiendo las lágrimas. ¿Iba a llorar por esta estupidez? Sí.

Él siempre era así, nunca iba a cambiar. Se deja llevar por el enojo y no le interesa nada más que él mismo.

Levanto mi bolso de la arena con intenciones de alejarme de él. Pero sus palabras me detienen. —Vos me preguntaste. — alza los hombros, sus palabras sin interés alguno hace que quiera romperle la cabeza. Sin embargo, continúo mi camino sin responderle, porque sabía que si lo hacía me largaría a llorar.

 𝐌𝐀𝐘𝐎𝐑 | enzo fernandezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora