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[DÍA 001]

Lunes.

MinHo no era apático frente a los lunes, pero especialmente hoy no deseaba ir al colegio. No quería ver al irritante peliazul, se arrepentía de aceptar. Sólo iba a aprovechar sus 24/7 para molestarlo sin inhibiciones ¿Por qué no lo pensó antes? Si tan sólo no hubiera estado babeando mentalmente por pensar en golosinas, habría usado su completo raciocinio para negarse rotundamente.

Resopló resignado, tendría que ir. Ni siquiera deseaba abrir los ojos y salir de la cama, empezar el día era la parte más difícil de cada mañana.

—¡Lee Min Ho se te hará tarde! ¿Qué se supone que haces aun babeando? ¡ARRIBA! ¡ARRIBA! ¡Nuevo día, nuevas oportunidades! —la mujer azabache de menuda estatura arrasó cuál remolino, abriendo cada cortina que adornaba el cuarto de su único hijo. Apenas su habitación tuvo la iluminación suficiente para cegarlo, su progenitora abandonó el espacio para hacerle algo de desayuno.

MinHo suspiró, bien. Ahí iba.

Usualmente no iba por el mundo deseándole maldades a las personas, pero justamente hoy suplicaba porque JiSung pescara al menos un resfriado

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Usualmente no iba por el mundo deseándole maldades a las personas, pero justamente hoy suplicaba porque JiSung pescara al menos un resfriado. Entonces faltaría a clases y se liberaría de su inocente trato, ingrata fue su sorpresa al toparlo leyendo al final del aula.

¿Siempre estaba leyendo? ¿Cómo es que no lo había notado? ¿Y por qué le toma atención ahora? Bufó, pasando de largo el flujo de sus pensamientos.

Ignoró olímpicamente su presencia al fondo, y fue a su pupitre; todos sus pensamientos negativos se fueron al desagüe cuando vió la bolsita con gominolas atada con un lazo color lila. Sonrió, mirando la nota.

Puedo ver galaxias
completas en tus ojos;
pero tu no puedes ver
ni una sola estrella en los míos❞
—014

La sonrisa del menor se desvaneció hasta quedar en una mueca confundida e inconforme. ¿Cómo esperaba su chico misterioso que mirara a sus ojos? Al menos que... ¿Lo conocía?

Su análisis se vió interrumpido por el típico rechinar de la puerta del aula, anunciando que su flojo profesor de aritmética había llegado.

El menor de la clase se limitó a disfrutar del regalo, mientras sentía un nudo en su estómago. Era dulce, y amargo.

Dulce en sus labios, y amargo en su corazón. Disfrazando la corazonada, en un simple malestar.

Los tortuosos segundos se volvieron minutos, y los minutos en horas. Horas que terminaron en un sufrimiento gracias a las tareas que el hombre les había dejado como si nada. El hombre abandonó el aula, mientras el resto se reunía para hacer sus planes de almuerzo. MinHo sólo pudo quedarse ahí, mirando la pizarra con plumón difuminado.

—¿Te piensas quedar ahí todo el día, rata? —una profunda voz, la cual comenzaba a alucinar, se burló de él a sus espaldas.

—Deja de... llamarme así. —gruñó, dentro de un bufido.

❝Love Gummy❞ | 𝐇𝐚𝐧𝐊𝐧𝐨𝐰Donde viven las historias. Descúbrelo ahora