Reinas escogidas

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Ella tenía razón, Támara no se tomaría muy bien su decisión. Charlotte menos, aunque después de lo que le hizo la ex reina era el menor de sus problemas.

—Prometo presentarte ante la alta sociedad, y que Charlotte no volverá a molestarte, pero por favor no me dejes sin una reina —suplicó el rey

—Vaya que estas desesperado

—No te imaginas cuanto

Alysa suspiró.

—Tratare de tener una relación más cercana con la princesa, pero no prometo nada, no debe ser fácil para ella aceptarme —su voz apagada le preocupo

Tomó su rostro acariciando su mejilla con cariño, sus miradas se encontraron por un momento.

—Se cómo eres al hablar, y créeme que prefiero escucharte a ti regañándome que a ella —mencionó

—¿Ya se quejó? —inquirió abriendo los ojos con curiosidad

—No, pero estoy seguro que lo hará —contestó

Alysa le dio una ligera sonrisa apreciando la vestimenta de rey, que Adrián usaba, luego la comparó con la suya.

—¿Esto es elegante para las Bestias? —inquirió con interés

—Sí, es por seguridad, también hace que la bestia en nuestro interior esté tranquila —respondió con voz dulce e infantil

Por un momento vio a la pequeña princesa en sus ojos, en su hablar.

Esperaba que la aceptara, pero llegar al corazón de una pequeña tan exigente sería un problema.

La fiesta de Té que le prometió quedaría en un veremos; sin embargo, si lograba hacer que ella asistiera sería un milagro de los dioses.

—Por cierto, Charlotte y yo usamos vestidos reveladores, ¿no es descortés o mal visto? —preguntó señalando el vestido

—Sí alguien ve a mi reina con otros ojos me aseguraré de dejarlo ciego —sonrió inocente

—Aún no te perdono el asesinato—contestó sería haciéndose a un lado

Volvió a la cama, quitando la trenza de su cabello, esa noche había sido horrible, aunque tenía su punto dulce.

Las manos morenas de Adrián acariciaron sus mejillas con suavidad, luego un beso fue a su sien.

Lo miró con sorpresa.

—Deberías pensar en cómo vengarte de Eileen —su voz hizo temblar sus sentidos

—Ya sé cómo arruinarla

—¿Cómo?

Alysa se acostó en la cama pegando su espalda en un montón de almohadas, luego llamó a Adrián con una sonrisa coqueta, él se acercó acostándose en su regazo.

Los dedos de Alysa acariciaron su cabello plateado admirando con belleza.

Lo mejor que había visto en el cabello de una persona, lacio, brillante y suave. Levantó la cabeza con una expresión inocente, algo lindo de ver para sus ojos.

—Eileen tiene muchas desventajas como emperatriz, Melione está en quiebra, la magia se está acabando, los cultivos no crecen, los impuestos son un desorden. En conclusión, deje a Melione en las manos de una inadaptada que tiene cómo peón al mayor idiota que pueda existir en este mundo —explicó

—¿No vas a hacer nada? —preguntó Adrián

—No, los dos pueden arruinar Melione antes de que nazca ese bebé —contestó

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