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"Noches de Vegas"

El Ring del Destino

La arena de Las Vegas estaba abarrotada. Los focos brillaban como estrellas en el cielo nocturno, y el aire vibraba con la emoción de la multitud. Natasha Rivera, periodista deportiva, se encontraba en el centro del caos. Su cámara en mano, intentaba capturar cada momento del combate de boxeo que se desarrollaba frente a ella.

El sudor y la sangre se mezclaban en el cuadrilátero. Natasha observaba a los luchadores con una mezcla de fascinación y repulsión. No era la primera vez que cubría un evento de este tipo, pero siempre le resultaba difícil ver a hombres golpeándose sin piedad. Aunque su trabajo era informar, no podía evitar sentir empatía por los luchadores.

SeokJin Kim, el campeón surcoreano, era el favorito de la noche. Su rostro estaba marcado por años de peleas, pero sus ojos brillaban con determinación. Natasha se preguntaba qué lo impulsaba a subir al ring una y otra vez. ¿Era la gloria? ¿El dinero? ¿O había algo más?

Cuando el combate llegó a su fin, Natasha se apresuró a entrevistar a SeokJin. El sudor goteaba por su frente mientras le hacía preguntas sobre su estrategia, su entrenamiento y su vida personal. Pero había algo en la mirada de SeokJin que la intrigaba. No era solo el fuego de la victoria; había algo más profundo, algo que no podía explicar.

—¿Cómo te sientes después de esta impresionante victoria? —le preguntó Natasha, tratando de mantener la objetividad—. ¿Qué te motiva a seguir luchando?

SeokJin la miró directamente a los ojos.

—La lucha es mi vida —respondió con voz grave—. Pero hay cosas más importantes que el ring.

Natasha frunció el ceño.

—¿A qué te refieres?

—A veces, incluso los campeones necesitamos un descanso —dijo SeokJin—. ¿Qué te parece si dejamos de hablar de boxeo por una noche?

Natasha se sorprendió.

—¿Qué propones?

—Una cena en Las Vegas — respondió SeokJin con una sonrisa—. Sin cámaras, sin preguntas. Solo tú y yo.

Natasha titubeó.

—No debería...

—¿Por qué no? —insistió SeokJin—. Después de todo, me has visto en mis momentos más vulnerables. ¿No merezco una oportunidad fuera del ring?

Natasha miró a su alrededor. La multitud seguía celebrando, ajena a su dilema.

—Está bien —aceptó finalmente—. Una noche.

Y así comenzó una historia de amor inesperada en el corazón de Las Vegas. Entre luces de neón y secretos compartidos, Natasha y SeokJin descubrieron que el destino a veces tiene planes más grandes que cualquier campeonato.

Noches de Secretos

La noche en Las Vegas se extendió como un manto de misterio. Natasha y SeokJin caminaron por las calles iluminadas, sus pasos resonando en el pavimento. El viento cálido del desierto acariciaba sus rostros mientras se dirigían a un pequeño restaurante escondido entre los casinos.

—¿Por qué boxeo? —preguntó Natasha, rompiendo el silencio—. ¿Por qué arriesgar tu cuerpo de esa manera?

SeokJin sonrió, pero sus ojos reflejaban algo más profundo.

—El boxeo es mi escape —confesó—. Cuando estoy en el ring, todo desaparece. Solo existe la lucha, el instante presente.

Natasha asintió.

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