~22~ Huellas

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Cuando la fría noche cayó en aquel desolado pueblo entre las montañas, el cura sintió por primera vez un frío desolador y solitario, aunque las noches anteriores también la fría nieve hacía de las suyas, esta vez el ambiente desolado del pueblo le erizo la piel con fuerza aumentando los nervios ante el posible avistamiento de la criatura y su peligroso plan le hacían darse cuenta por primera vez de un frío que calaba lo más profundo de sus huesos.

Mientras la noche avanzaba y los pueblerinos dormían escondidos en lo más profundo de sus hogares, un ruido leve despertó al cura, que lentamente se asomó para observar a la plaza, la gran bestia nocturna estaba allí, comiendo relajadamente un cordero como si quisiera ser visto, lo que se le hizo raro pues por los relatos que escuchó de la bestia, esta solía ser rápida al llevarse su presa pero esta vez, la bestia estaba allí a plena vista.

El cura observó su gran tamaño, era enorme por lo que entendía el porque saltaba tan fácil el muro, después observó su oscuro pelaje casi como una noche profunda, pero de pronto la bestia se volteo a mirar el muro mientras el cura se escondía en las sombras, sus miradas se cruzaron, los ojos rojos y profundos de la bestia parecían penetran en el alma de Rubius como si supiera que él estaba justo ahí, lo que le hizo sentir un escalofrío por todo el cuerpo. 

De un momento a otro la bestia desapareció, casi como en un pestañeo dejando al cura con una sensación extraña por todo el cuerpo, como si todo el tiempo la gran bestia haya querido ser vista, pero no tenía sentido alguno, en eso el peliblanco tuvo el impulso de seguir los rastros del color escarlata que estaban salpicados en el suelo, pero fue frenado por sus amigos quienes quisieron acompañarlo.

Aun cuando estuvieron siguiendo aquellas salpicaduras de un momento a otro habían desaparecido en la bruma del bosque, casi como por arte de magia el rastro se hubiera desvanecido cerca de un lago, sus amigos algo asustados lo convencieron de volver, pues ellos también vieron la grandeza y rapidez de aquella gran bestia.

Aunque los muros del pueblo no funcionarán para mantener a la bestia afuera era mucho más seguro que estar afuera, pero Rubius seguía mirando a lo lejos con una sensación recorriendo su cuerpo y acelerando su pulso, algo a la distancia lo estaba observando, pero decidio ir al pueblo para poder idear un plan o pensar que podría hacer con lo que había visto.

Cuando el sol se colo por su ventana decidió levantaste para ir a hablar con Merlon, quería saber más sobre lo que había ocurrido con esa bestia, tenía curiosidad y así tal vez encontraba alguna pequeña pista que ayudará en la situación.

Por desgracia el único libro que hablaba de lo que se podía asociar con aquella gran bestia estaba dañado, pero busco en los documentos que había traído, no había mucho pero seria de ayuda aunque no se trataba de la bestia en si el tenía una corazonada.

En eso encontró un pequeño documento que hablaba sobre las feroces bestias que solían habitar en el bosque, al principio se podía pensar en cualquier depredador, está se centraba en hablar de como las bestias solían calmarse ante ciertos olores pero lo importante era como especificaba que algunos poseían  una mejor capacidad olfativa por lo que eran mas sensibles a los olores citricos lo que le dió una idea, tal ves funcionaría y si no tendrían que seguir buscando pero no quería rendirse sin intentar algo.

En eso volvió a la pequeña casa detrás de la iglesia donde sus amigos ahora descansaban, pronto cada uno buscaría un hogar y el haría cualquier cosa para que se sintieran seguros. Auron observo al peliblanco y vio los libros y papeles regados por toda la pequeña mesa del comedor, parecía un huracán pero se limito a observar con detención pues el también quería ayudar.

-Bien princesa dime qué tienes algo- su voz ronca y áspera demostraba que hace poco había despertado mientras se arreglaba el cabello.
-Tal vez y no me llames asi- lo miro de reojo mientras se acercaba y fruncía el ceño ante Auron.
-Bien dime ...cura- su voz tomo un tono sarcástico al decir lo último.
-Bien, según estuve leyendo varios animales tienen olfato sensible- dijo el peliblanco con orgullo.
-Claro genio y ...- parecía no saber a dónde quería llegar.
-Quiero probar un perfume- dijo sin más lleno de emoción ante su idea.
-Un perfume- lo miro más que confundido mientras Alex se unía a la conservación.
-Por qué no vas a darte un baño- el pequeño hablo con cierta diversión en su voz.
-Ya te hace falta-  dijo Auron entre risas
-Ah...que graciosos, no me refiero a eso- pronuncia el peli blanco bastante molesto.
Mangel y Lolito se unieron a la pequeña discusión y risas de sus amigos.
-No se quién necesite un baño pero apoyo la mosion- dijo Lolito mientras Mangel se disponía a buscar comida.
-ja ja ja, escucharon se llama risa, esto es serio- miro el peliblanco con furia a sus amigos.
-Mira te ayudaremos pero primero ve a bañarte- el pequeño recibió una fría mirada -Para relajarte- se apresuró a decir ante la molesta mirada del ojos esmeralda.
-Exacto todos aquí tuvimos un viaje largo ahora toca recomponerse no- Auron miro toda la habitación buscando apoyo y si necesitaban de un relajante baño.
Aunque el primero en ir fue Rubius a petición y bromas de sus amigos, pero antes de meterse en la bañera sintió un escalofrío recorrer su espina dorsal al tener un breve recuerdo sobre la bestia nocturna que clavo sus ojos sangrientos sobre el aquella noche, su respiración se agotó mientras su pecho se apretaba con fuerza y su piel se erizaba ante tal recuerdo.

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