RECUERDOS (IV)

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Dedicado a The-killer9

{KAT}
[Un año antes de la Gran Infección]
[Los Ángeles]

- Mira a esa.
- Es una desgraciada.
- Vaya amargada.
Risas y risas por doquier.
Esto es lo que tengo que aguantar todos los días.
Chismes odiosos contra mí. Y no sé por qué, solo soy una chiquilla inocente, solitaria y tímida de trece años.
No hago nada malo a nadie, nunca insulto a nadie. Y todo eso que no hago me lo hacen a mí.
La vida es injusta. Los buenos como yo tienen que sufrir mientras que las personas malas, asesinos, violadores, gente que se mete con personas humildes e inocentes, viven felices.
Esta es la vida que me ha tocado vivir, y sufrir.
No conozco otra cosa que sufrimiento.
Y no solo son las personas de mi instituto. También es mi familia, mis padres, que siempre me dicen que no valgo para nada.
Todo es un maltrato psicológico. Y cada vez estoy más harta, cada minuto que pasa es peor y ya no puedo más.

Esta misma tarde, tras haber regresado del instituto y haber soportado los comentarios groseros de muchos compañeros de clase y los que no son de clase, me dirijo al baño.
Mis padres no están en casa así que por una vez no me pueden vigilar.
Y por primera vez, voy a hacer una cosa que necesito hacer, aunque pueda que me arripienta en un futuro.
Pero ahora lo necesito.

Cierro la puerta del baño y me pongo frente al lavabo.
Saco la cuchilla afilada de mi bolsillo y la coloco rozando mi muñeca.
Aprieto un poco y no pasa nada. Tendré que apretar un poco más.
He de admitirlo, me da miedo.
Pero pienso en todo el sufrimiento que esta mísera vida me da y consigo el valor necesario para seguir adelante con esto.
El dolor puede ayudarme a aliviar las penas.

Aprieto y aprieto.
Un hilillo de sangre recorre mi muñeca y me sorprenda comprobar que tenía razón, esto me sienta bien y libre, muy libre.
Así puedo sacar todos mis sentimientos que no puedo contar y seguir siendo fuerte, sintiéndome viva.

Tras unos minutos, dejo la cuchilla y me aclaro la marca sangrienta con agua.
Aprieto hasta que no me sale más sangre y me guardo la cuchilla.
Me ha quedado una marca. Tendré que ponerme camisetas largas para que nadie lo vea.
Si mis padres se enteraran, me matarían.

Al día siguiente, vuelvo al instituto mentalizada con que tendré que volver a oír comentarios odiosos contra mí.
Pero el día da un vuelco de ciento ochenta grados.
No me esperaba nada de esto.
Cuando ya creía que nada podía ir a peor, la suerte se pone de mi parte por una vez en la vida.
No he escuchado a nadie meterse conmigo en toda la mañana y un chico me ha pedido salir.
Al principio no supe cómo reaccionar, qué decirle pero finalmente le contesté que sí.
No pude negarme. El chico me gusta, es uno de los que nunca se ha metido conmigo.

Salgo del instituto contenta y sigo con el mismo estado de ánimo hasta que llego a mi casa.
Mis padres no me dejan salir de casa. Me obligan a pasar toda la tarde estudiando, encerrada en mi cuarto y yo había quedado con Joffrey por la tarde.
Les explico que he quedado con Rose, mi mejor amiga, a estudiar en la biblioteca pero me saltan con lo mismo de siempre, que es mejor estudiar sola, que solo así conseguiré ser una alumna de matrícula como ellos quieren que sea. Solo quieren que viva para lo que ellos quieren, para ser una alumna brillante, para hacerlos sentir orgullosos, pero ellos no me dan muchos ánimos. Me prohíben muchas cosas, no me dejan relacionarme con chicos, y me dicen que no valgo para nada cuando hago cualquier cosa que les ponga de los nervios, ya sea poe ejemplo no recoger y lavar los platos después de comer.

Pues bien, hoy no van a salirse con la suya.
Me da igual si luego me castigan pero tengo que ir. Es la primera vez que quedo con un chico que está interesado en mí.

Apocalipsis Zeta - Parte 3: Venganza...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora