Apocalipsis Zeta - Parte 3: Venganza...

RECUERDOS (VII)

{CLARE}
[Manchester, Inglaterra]
[Se aproxima el apocalipsis]

El mundo se corrompe. Ya estaba corrompido pero el apocalipsis lo ha empeorado aún más.

El mundo entero está cayendo pero todavía aguantan algunos países como Francia, China e Inglaterra. Aunque esta última no aguantará mucho más, ya ha habido noticias de algunos brotes pero todavía no han llegado a mi ciudad, Manchester.
Vienen del sur y la guardia inglesa está luchando contra ellos, reteniéndolos, haciéndoles frente.
No sé cómo llamarlos exactamente, tal vez muertos vivientes pero eso es un nombre muy largo, así que "muertos", a secas, es mejor.

Por si acaso las fuerzas armadas no logran retener a los muertos, Manchester está preparada.
Han levantado barricadas por toda la ciudad, la han rodeado con vallas lo mejor posible, espero que eso aguante si llegan hasta aquí.
De todas formas, estos últimos días han reunido a la población de Manchester y ahora mismo estamos en las calles del centro, todos agrupados por si el infierno llega hasta aquí.

Los días siguientes son un caos, el miedo y el terror se apodera de la población porque las noticias vuelan, la guardia inglesa no ha podido retenerlos y han caído, siguen extendiéndose, infectando a los demás, o al menos de eso me he enterado.
Aún no he visto a ninguno, solo he oído cosas pero no tengo ni idea de cómo son o cómo atacan.
Ya solo queda esperar a que lleguen.

En Manchester siguen montando barricadas por todas las calles, luchan por asegurarse de estar protegidos si derriban las vallas de fuera.

Una semana después, empiezan los gritos, gente de fuera que corren por salvar sus vidas, se atascan en las vallas que rodean Manchester, queriendo entrar antes de que los muertos lleguen, que ya no tardarán mucho.

Suben, escalan las vallas y entran en Manchester sin parar, hasta que los policías de la ciudad se dan cuenta y empiezan a disparar a todos los que entran, aunque algunos ya han entrado y se han mezclado con la multitud nativa de la ciudad.
Toda la población estalla en gritos de sorpresa, exclamación y horror, incluida yo y mi hermana mayor, Liv.
Están matando a inocentes, muchos inocentes que lo único que quieren es salvar sus vidas. No llego a comprender por qué lo hacen.

Poco después, llegan los muertos, se apiñan en las vallas, son muchos, miles y miles de ellos. Y por primera vez los veo, piel pálida, demacrada, arrugados, deformados, entre heridas sangrientas. No hablan, solo gruñen.
Toda la población echa a correr hacia el centro de Manchester, donde todos nos reunimos para sobrevivir, para ser más fuertes, para darnos ánimos y esperanza.

- ¡Ayuda! ¡Mi amigo se está muriendo! ¡Ayuda!- grita una mujer sosteniendo a un hombre cerca de donde yo y mi hermana nos encontramos.
Un policía se acerca a ellos corriendo para ayudarlos. No, no para ayudarlos, para matarlos. Los mata a los dos, al moribundo con un mordisco en la pierna (supongo que así atacan los muertos) y a la mujer inocente que solo quería salvar a su amigo.

Y entonces comienzan los disparos, por todas partes, no solo por las afueras de Manchester donde intentan eliminar a todos los muertos, sino entre la población.
Van cayendo uno a uno, las balas vuelan a nuestro alrededor.
La gente grita.
Se ha declarado la ley marcial, ya no importan las demás leyes, ya solo importa sobrevivir, ya no se va a castigar por robar, ni asesinar ni ningún otro delito.
Esto es el caos.
- ¡Clare, agáchate!- me grita mi hermana y me agacho, abrazándola, temblando de miedo, mientras nuestros vecinos mueren alrededor y los muertos se aproximan.

Por suerte, los disparos acaban y nosotras no resultamos heridas, nos hemos cubrido a tiempo.
Alguien grita por un micrófono algo que se escucha por las calles del centro de Manchester.
- ¡Atención! ¡Los que queden en pie dirigiros a la prisión de Manchester, tenéis cinco minutos! ¡Si os han mordido, estáis infectados, así que no os acerquéis o moriréis! ¡Los muertos están derribando las barricadas! ¡Los que llegan sobreviven, el tiempo corre a partir de ahora!
Mi hermana me mira con los ojos muy abiertos y yo y ella echamos a correr.
Tenemos que llegar a tiempo. Desde donde estamos se puede llegar a la prisión si corremos lo suficientemente rápido.
Allí estaremos seguras, las paredes de la prisión, sus muros y su gran puerta metálica son impenetrables aunque todos ellos se apiñen alrededor.