La atmósfera de Hogwarts zumbaba con la energía inquieta de los estudiantes, pero para cuatro jóvenes en particular, el peso del destino y la intriga personal pesaba más que los murmuros de los pasillos. Eran Regulus Black, Severus Snape, Lucius Malfoy y Sirius Black, todos ellos en su quinto año en la prestigiosa escuela de magia.
Regulus Black, de mirada penetrante y porte distinguido, era un alfa dominante nato. Su hermano mayor, Sirius, compartía su linaje, pero poco más. Sirius, aunque igualmente alfa, emanaba una aura de toxicidad y manipulación que dejaba una estela de desconfianza a su paso.
Severus Snape, un omega de mente aguda y corazón oscurecido por años de burlas y desprecio, encontró en Sirius una figura que, en la superficie, prometía protección y apoyo. Sin embargo, esa promesa pronto se desvaneció en la realidad de una relación marcada por la manipulación y el desprecio.
Lucius Malfoy, el alfa supremo del grupo, observaba con ojos calculadores, su afecto por Severus había crecido silenciosamente desde su primer encuentro en Hogwarts. Pero mientras su corazón anhelaba la cercanía del omega, su mente reconocía la barrera invisible que representaba Sirius, un muro construido con palabras afiladas y gestos crueles.
La fricción entre Sirius y Severus era palpable. En el Gran Comedor, las miradas heladas se cruzaban, mientras que en las aulas, los comentarios sarcásticos y las risas ahogadas creaban una tensión constante. Pero para Sirius, la relación era un juego de poder, un medio para afirmar su dominio sobre aquellos a su alrededor.
Una tarde, después de clases, Sirius y Severus se encontraron solos en uno de los corredores vacíos del castillo. Sirius rodeó a Severus con un brazo, su agarre firme pero no del todo amable.
"¿Qué haces aquí, Snape?" gruñó Sirius, su aliento caliente en el cuello de Severus.
Severus trató de apartarse, pero la presión de Sirius era implacable. "No es asunto tuyo, Black. Déjame en paz", respondió, su voz temblorosa pero desafiante.
Sirius soltó una risa despectiva. "¿Dejar en paz a mi omega? Eso nunca sucederá, Snape. Eres mío, ¿entiendes?"
Severus apretó los dientes, luchando contra la oleada de rabia y humillación que amenazaba con abrumarlo. "No soy tuyo, Sirius. Nunca lo seré. Esta farsa de relación ha durado suficiente. Te advierto, déjame en paz o..."
La amenaza se quedó suspendida en el aire cuando la figura de Regulus Black apareció en el extremo del pasillo. Sus ojos oscuros brillaban con una intensidad fría mientras observaba la escena frente a él.
"¿Qué está pasando aquí?" preguntó, su voz tranquila pero cargada de autoridad.
Sirius soltó a Severus como si lo hubiera quemado, pero su expresión se endureció. "Nada que te incumba, Regulus. Solo estoy hablando con nuestro querido amigo, Severus".
Regulus frunció el ceño, notando la tensión en el aire. "Déjalo en paz, Sirius. Ya es suficiente por hoy. Ven conmigo, Severus."
Severus asintió, aliviado por la intervención de Regulus. Mientras se alejaban, pudo sentir la mirada ardiente de Sirius perforando su espalda.
Más tarde esa noche, en la sala común de Slytherin, Lucius Malfoy se acercó sigilosamente a Severus, quien estaba absorto en un libro en uno de los rincones oscuros.
"Severus", llamó Lucius en voz baja, su presencia repentinamente calmante para el omega tenso.
Severus levantó la mirada, encontrando los ojos grises de Lucius. "¿Qué quieres, Lucius?"
Lucius se sentó a su lado, su expresión seria pero comprensiva. "Sé lo que estás pasando con Sirius. No tienes que soportarlo solo."
Severus bajó la mirada, sintiendo una oleada de gratitud hacia su compañero de casa. "Gracias, Lucius. Es solo... complicado."
Lucius asintió, su mano reposando reconfortantemente sobre el hombro de Severus. "Lo entiendo. Pero no estás solo. Estamos aquí para ti, Severus."
Mientras la noche envolvía Hogwarts en su manto oscuro, los lazos entre estos jóvenes se fortalecían y se complicaban, cada uno luchando con sus propios deseos y dilemas en un mundo donde el poder y la intriga se entrelazaban como hebras de un tejido mágico. Y en el centro de todo, la complicada danza entre Sirius y Severus continuaba, su destino aún por descubrir.
El rumor de la discordia entre Sirius y Severus se extendía como un hechizo malévolo por los pasillos de Hogwarts. Los estudiantes murmuraban entre ellos, especulando sobre el tumultuoso romance entre el arrogante alfa y el reservado omega. Sin embargo, entre las sombras de las paredes de piedra, otros secretos aguardaban pacientemente su momento para ser revelados.
En la sala común de Slytherin, mientras las llamas danzaban en la chimenea, Lucius Malfoy se encontraba en un profundo diálogo con Regulus Black. La seriedad adornaba los rasgos de ambos jóvenes, mientras compartían confidencias en voz baja, lejos de las miradas curiosas.
"Lucius, algo debe hacerse con respecto a la situación entre Sirius y Severus", declaró Regulus, su voz resonando con determinación. "No puedo seguir viendo a mi hermano tratar a Severus de esa manera. Es inaceptable."
Lucius asintió, su mirada fija en el fuego mientras contemplaba sus palabras. "Estoy de acuerdo, Regulus. La relación entre Sirius y Severus es tóxica, y no podemos permitir que continúe así. Severus merece algo mejor."
Ambos jóvenes intercambiaron una mirada significativa, compartiendo un entendimiento silencioso de lo que debía hacerse. Unidos en su determinación de proteger a Severus, formaron un plan para intervenir y poner fin al tormento del omega a manos de Sirius.
Mientras tanto, en otro rincón de Hogwarts, Severus Snape contemplaba el misterioso mensaje que había recibido esa misma noche. Una nota sin firma, escrita con una caligrafía elegante, le pedía que se encontrara en la Sala de los Menesteres a medianoche. Intrigado y cauteloso, Severus se preguntaba quién podría haberlo convocado y con qué propósito.
La medianoche encontró a Severus en los pasillos silenciosos, sus pasos resonando en la oscuridad mientras se dirigía hacia su destino desconocido. Al llegar a la Sala de los Menesteres, se detuvo ante la puerta cerrada, su corazón latiendo con anticipación y nerviosismo.
Al empujar la puerta entreabierta, Severus entró en la sala, encontrando a Lucius y Regulus esperándolo en el centro de la habitación, sus figuras iluminadas por la luz de las velas.
"¿Qué es esto?" preguntó Severus, su voz apenas un susurro en el silencio de la sala.
Regulus le ofreció una mirada comprensiva, sus ojos brillando con determinación. "Severus, estamos aquí para ayudarte. No puedes seguir sufriendo a manos de Sirius. Es hora de que tomes el control de tu propia vida."
Lucius asintió, su expresión seria pero tranquilizadora. "Estamos aquí para ofrecerte nuestro apoyo, Severus. Juntos, podemos poner fin a esta farsa de relación y asegurarnos de que Sirius no vuelva a lastimarte."
Severus se encontró sin palabras, conmovido por la muestra de solidaridad y amistad de sus compañeros de casa. En ese momento, se dio cuenta de que no estaba solo, que tenía a personas que lo apoyaban y lo protegían en su hora de necesidad.
Con un nudo en la garganta, Severus asintió, aceptando la ayuda ofrecida por Lucius y Regulus. Sabía que el camino por delante sería difícil y lleno de desafíos, pero con sus amigos a su lado, estaba decidido a enfrentar cualquier obstáculo que se interpusiera en su camino hacia la libertad y la felicidad.
Y así, en la oscuridad de la noche, mientras las estrellas brillaban en el cielo nocturno, los lazos entre Severus, Lucius y Regulus se fortalecieron, unidos en su determinación de enfrentarse a Sirius y poner fin al tormento que había plagado sus vidas durante demasiado tiempo. Con el poder de la amistad y la solidaridad a su lado, estaban listos para enfrentar cualquier desafío que el destino les deparara.
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No lo necesitas
FanficEn el mundo mágico de Hogwarts, en el año 1971, cuando la oscuridad comenzaba a extender su sombra sobre el mundo de la magia, cuatro jóvenes estudiantes se encontraban en el epicentro de una tormenta de secretos, deseos reprimidos y manipulaciones...