Capítulo 8

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El invierno se había despedido lentamente y la primavera comenzaba a despertar en los terrenos del Castillo Hogwarts. Las flores empezaban a brotar tímidamente, y el aire fresco y perfumado llenaba los pasillos del antiguo castillo. En medio de esta transformación, la vida de Severus, Regulus y Lucius había tomado un giro inesperado.

Lucius Malfoy, el chico cuya seriedad solía rivalizar con la frialdad del invierno, ahora se encontraba radiante. Había comenzado a salir con una chica de Ravenclaw llamada Cassandra, una joven inteligente y encantadora que había cautivado su corazón desde el momento en que la conoció en la biblioteca. La noticia de su relación había sorprendido a muchos en Hogwarts, pero ninguno más que a Severus y Regulus.

Al principio, ambos intentaron ocultar sus sentimientos de celos y confusión. Después de todo, ¿qué derecho tenían de sentirse así? Lucius tenía derecho a buscar la felicidad donde quisiera, ¿verdad? Sin embargo, a medida que los días pasaban y Lucius pasaba más tiempo con Cassandra, los sentimientos de envidia y resentimiento comenzaron a burbujear en lo más profundo de sus corazones.

Regulus, por su parte, intentaba mantener una actitud positiva ante la nueva situación. "Lucius está feliz, ¿no es eso lo que importa?" argumentaba, aunque su sonrisa no lograba ocultar del todo la sombra de la tristeza en sus ojos.

Severus, sin embargo, luchaba por encontrar la misma aceptación. Cada vez que veía a Lucius y Cassandra juntos, sentía un nudo en el estómago y una punzada de dolor en el corazón. Se odiaba a sí mismo por sentirse así, pero no podía evitarlo. La idea de que Lucius ahora compartiera su tiempo y atención con otra persona lo llenaba de una mezcla confusa de emociones.

Fue una tarde de estudio en la biblioteca cuando la tensión finalmente llegó a su punto de ebullición. Mientras Severus y Regulus hojearon los pergaminos, intentando concentrarse en sus deberes, no pudieron evitar escuchar las risas y los susurros de Lucius y Cassandra en una mesa cercana. Cada risa, cada caricia, parecía ser un recordatorio doloroso de lo que habían perdido.

Regulus dejó caer su pluma con un suspiro frustrado, interrumpiendo el silencio tenso entre ellos. "¿Crees que podríamos irnos de aquí? No estoy de humor para este espectáculo".

Severus asintió en silencio, guardando sus libros y pergaminos con movimientos bruscos y poco delicados. A medida que se alejaban de la mesa donde Lucius y Cassandra estaban sentados, Regulus no pudo contenerse más.

"¿Puedo preguntarte algo, Severus?" dijo en voz baja, sus ojos oscuros brillando con una mezcla de confusión y preocupación.

Severus asintió, aunque no estaba seguro de si realmente quería escuchar lo que Regulus tenía que decir. "Adelante".

"¿Has estado sintiendo lo mismo que yo?" preguntó Regulus, su voz apenas un susurro en el aire cargado de tensión.

Severus se detuvo en seco, mirando a su amigo con incredulidad. La pregunta resonó en su mente como un eco de sus propios pensamientos más oscuros. ¿Estaba Regulus sugiriendo que también estaba celoso de la relación de Lucius con Cassandra?

"No lo sé", admitió Severus, su voz apenas un murmullo. "Tal vez".

Regulus asintió lentamente, como si las piezas de un rompecabezas finalmente estuvieran encajando en su lugar. "Creo que también lo he estado sintiendo. Celos, quiero decir".

La confesión colgaba en el aire entre ellos, pesada y llena de significado. Durante un momento, ninguno de los dos supo qué decir. Estaban atrapados en un limbo de emociones complejas y difíciles de comprender, sin saber cómo enfrentar la verdad de lo que estaban sintiendo.

Finalmente, Severus rompió el silencio, su voz apenas un susurro en la penumbra de la biblioteca. "¿Qué deberíamos hacer al respecto?"

Regulus se encogió de hombros, una expresión de impotencia en su rostro. "No lo sé, Severus. No lo sé".

A medida que el día se desvanecía y la noche se extendía sobre Hogwarts, Severus y Regulus se encontraron sumidos en sus propios pensamientos. Habían admitido ante sí mismos el doloroso hecho de que estaban celosos de la relación de Lucius con Cassandra, pero ¿qué significaba eso para su amistad? ¿Podrían superar estos sentimientos y seguir adelante, o serían condenados a la amargura y la envidia para siempre?

Fue una noche fría de primavera cuando todo finalmente llegó a un punto de inflexión. Severus y Regulus, incapaces de soportar la tormenta de emociones que los había consumido durante tanto tiempo, decidieron hablar con Lucius. Se dirigieron juntos al dormitorio de Slytherin, con el corazón latiendo con fuerza en sus pechos.

Cuando llegaron al dormitorio, encontraron a Lucius sentado en su cama, absorto en un libro de pociones. Levantó la mirada al ver a Severus y Regulus entrar, una sonrisa de bienvenida curvando sus labios pálidos.

"¿Qué hacen aquí, chicos?" preguntó, su voz suave y tranquila.

Severus intercambió una mirada con Regulus, buscando fuerza en la presencia de su amigo. "Necesitamos hablar contigo, Lucius. Es importante".

Lucius frunció el ceño, su expresión cambiando a una de preocupación. "¿Qué pasa? ¿Están bien?"

Severus inhaló profundamente, reuniendo coraje antes de hablar. "Lucius, Regulus y yo... hemos estado sintiendo algo últimamente. Algo que no hemos podido ignorar".

Lucius arqueó una ceja, confusión parpadeando en sus ojos grises. "¿Qué están tratando de decir?"

Regulus tomó la palabra, su voz firme pero cargada de emoción. "Estamos celosos, Lucius. Celosos de tu relación con Cassandra".

Hubo un silencio tenso en la habitación mientras las palabras de Regulus se hundían en el aire. Lucius los miraba con incredulidad, como si no pudiera creer lo que estaba escuchando.

"¿Celosos?" repitió, su voz apenas un susurro.

Severus asintió, una sensación de alivio inundando su ser mientras se liberaba del peso de su secreto. "Sí, celosos. Lo siento, Lucius. Lo siento por no habértelo dicho antes".

Lucius los miró en silencio por un momento, su expresión indecible. Luego, lentamente, una sonrisa se curvó en sus labios, su rostro iluminándose con una luz cálida y comprensiva.

"No tienen por qué disculparse, chicos", dijo suavemente. "Yo... también he estado lidiando con mis propios sentimientos. No tenía idea de que se sintieran así".

Severus y Regulus intercambiaron miradas de sorpresa, sorprendidos por la respuesta de su amigo. Habían esperado lo peor, pero en cambio, encontraron comprensión y empatía en su lugar.

"¿Qué quieres decir?" preguntó Regulus, su voz llena de curiosidad.

Lucius suspiró, una expresión de melancolía cruzando su rostro. "Cassandra y yo... hemos estado luchando. No todo es tan perfecto como parece".

Severus y Regulus se miraron entre sí, sorprendidos por la revelación de Lucius. Nunca habían considerado la posibilidad de que la relación de su amigo no fuera tan idílica como parecía desde el exterior.

"Lo siento, Lucius", dijo Severus sinceramente, su corazón lleno de pesar por su amigo. "No teníamos ni idea".

Lucius asintió, una sonrisa triste en sus labios. "Gracias, chicos. Significa mucho para mí que me lo hayan dicho. Ahora, más que nunca, necesito a mis amigos a mi lado".

Severus y Regulus asintieron solemnemente, comprometiéndose a apoyar a su amigo en los buenos y malos momentos que estaban por venir. A medida que la noche se desvanecía y las estrellas se alzaban en el cielo, los tres amigos se abrazaron en un gesto de solidaridad y amistad, sabiendo que, juntos, podrían superar cualquier desafío que la vida les presentara.

El Castillo Hogwarts seguía siendo un lugar de secretos y misterios, pero también era un refugio para el amor y la amistad. Y mientras Severus, Regulus y Lucius se aferraban unos a otros en la oscuridad de la noche, sabían que no había en ningún otro lugar en el mundo en el que preferirían estar.


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