Capítulo 9

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—Aún no entiendo cómo lo hiciste

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—Aún no entiendo cómo lo hiciste. Tardaste incluso menos que Tris. Fue increíble. —Will habló a su lado. Ambos caminaban por uno de los pasillos de osadía después de haber terminado en la sala del miedo. La morena había estado cinco minutos, que para ella fueron agobiantes.

—Sinceramente no lo sé.

—Algún truco tiene que haber, Maddie. —Peter interrumpió, acercándose a ambos.

Hacía días que Will y Peter se empezaban a llevar más o menos bien, o por lo menos, ya no se miraban como si quisieran mandar al otro a 200 metros bajo tierra. Y eso era un gran avance.

—Volveré a las habitaciones. —Peter anunció a ambos.

—Yo también.

La morena notó una figura con cabellera rubia a lo lejos, entrando al complejo de osadía y, se abstuvo de ir con sus amigos para ver de dónde venía su hermana.

—¡Tris!

La rubia se detuvo y miró sobre su hombro a su hermana corriendo hacia ella.

—¿Qué pasa?

—¿Cómo qué qué pasa? Llevas días ignorándome.

—Tengo mis motivos, Madison.

La morena detuvo su camino y miró a la rubia empezando a molestarse.

—Es Maddie. —Corrigió. — Y quiero saber qué te he hecho para que de repente me odies.

—No creo que-

Fue interrumpida por cuatro chicos, asaltándolas a las dos con la rapidez suficiente como para no dejarlas defenderse. Maddie era sujetada por dos mientras los otros dos trataban de tirar a Tris por el abismo.

—¡Tris! ¡No!

Un fuerte puñetazo impactó en su pómulo derecho, tirándola al suelo violentamente. Le dió una patada en el estómago a uno de sus atacantes, mientras que el otro le devolvía la patada en las costillas, haciéndola quejarse del dolor. Logró quitárselos de encima un segundo, lo suficiente como para propinar una patada al atacante de su hermana, distrayéndole, pero no para defenderse de los siguientes golpes. Los puñetazos llegaron a su cara y costillas, hasta que uno la dejó colgando del borde del abismo, sujetándose con las puntas de los dedos. Vió como Tris les quitaba las máscaras a dos de ellos, resultando ser Al y Peter, quién solo la miró disculpándose.

Por suerte, Cuatro y Eric llegaron en el momento justo, dejando a los cuatro atacantes muy mal parados. Eric subió a Maddie, quién se abrazó a él sollozando en silencio por el miedo que había pasado. Cuatro consoló a Tris, quién se encontraba tirada en el suelo con varios golpes.

—Tranquila, tranquila. Ya estás bien. No dejaremos que te pase nada.

Y Maddie le creyó. Eric no solía ser el chico que expresaba sus sentimientos, ni ayudaba a la gente, pero ahora lo estaba siendo. Y no se lo podía agradecer más.

⚔️

Eric veía con preocupación los golpes que tenía la morena en la cara. Al día siguiente sin duda tendría unos buenos hematomas.

Se encontraban en la enfermería, donde él la había llevado cuando Cuatro y él las habían encontrado. Cuatro se había encargado de Tris, que no tenía tantos golpes. La había llevado a otra camilla de la enfermería, donde una de las enfermeras se encontraba evaluando sus heridas.

—No son tan graves. Con un buen descanso y estas pomadas estará mejor mañana.

La rubia asintió y se levantó de la camilla, deteniéndose frente a la de su hermana y murmurando un suave <<gracias>> antes de salir.

Maddie se quedó un rato en observación, acompañada por los dos instructores que no se alejaban más de uno o dos metros de ella.

—Gracias. —dijo cuando salió, rompiendo el silencio entre los tres. —Ahora debería irme a dormir.

—No dormirás en los dormitorios. —Cuatro negó.

—¿Qué?

—Dormirás en uno de nuestros apartamentos, es peligroso con Peter y Al ahí.

Virago | DivergenteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora