a su lado

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Los días siguentes Freddy no pudo consolar el sueño, mantenía un insomnio a base de cigarrillos y vino blanco, su rutina se había convertido más pesada en comisaría, aumentó el tiempo y la densidad de su entrenamiento para poder tener más energía por la mañana mientras hacía papeleo, dormía quince minútos después del almuerzo y así seguir con su jornada de patrullaje. Su casa después de una semana dejo de tener vida, Gustabo y Gonzalo dejaron de dormir allí después de asegurar la salud del rubio y Canway dormía en su oficina en comisaría, después de todo seguía siendo un K9.

La primera noche, el día de la recuperación de Gustabo, despertó sudando en medio de la noche y no pudo hacer más que dar vueltas en la cama hasta que sus musculos le pedían una decición, o descansaba o se movía, se sentó a fumar al borde de la cama, donde se quedó otra vez cuidando el estado de Gustabo, ni una sola luz se adentraba en el lugar, solo se divisaba el brillo del fuego vivo de la nicotina prendida. Escuchó como detrás suyo el rubio se removía e incorporaba un poco sobre sus antebrazos.

—Perdón, no podía dormir ¿te desperté?

—Dudo que un cigarrillo me haya despertado, la verdad— dijo con una sonrisa en el rostro todavía adormilado.

—Bueno, da igual, ya me iba al balcón del lado— soltó el humo y giró la cabeza, no en su totalidad, apenas para poder ver de reojo al rubio.

Gustabo se estiró el brazó alcanzando el cigarrillo dejando un rastro de su tacto a lo largo de la piel de Freddy, hizo que le recorriera el nerviosismo por toda la espalda, dejandoló helado en su puesto.

—Ya te ibas, ya me quedo yo estas tres caladas, tranquilo— se recostó de nuevo ahora disfrutando del calor intoxicado q inhalaba, cerró los ojos, permitiendo a Freddy apreciar cada uno de sus movimientos, iba a quedarse y observar como espectador aquellos labios rotos con tonalidades rojas que hipnotizaban a cualquiera, pero recordócómo iba su noche, decidió salir con una cajetilla hacía la habitación vecina aprovechando el espacio del frío balcón para envolverse en una manta y sentarse junto a una mesa y un libro viejo que nunca terminó de leer.

[...]

Volvían al mismo lugar, el Yellowjack estaba desierto a esa hora, era demasiado temprano para que Gustabo desapareciera, ni siquiera entró a servicio, estuvo en comisaría, tanto Gonzalo como Freddy lo habían visto. Lo último que recordaban es encontrarlo en los vestuarios bastante acelerado sin muchas ganas de dirigirle la palabra a nadie, se le había ofrecido ir a patrullar pero él solo les ignoró y siguió con lo suyo.

Por suerte sabían cómo iba vestido, lo malo es que era bastante genérico, estaba completamente de negro con prendas bastante elegantes y sus zapatos caauales que tan poco variaba.
Gonzalo andaba con paso fuerte y tan preocupado como enojado, no soportaba más no saber qué pasaba con su amigo, su compañero de trabajo, de travesuras, de misiones y aún más importante de psiquiatrico, cada vez que Gustabo desaparecía él repasaba sus experiencias en el psiquiatrico como si pasara su vida frente a sus ojos momentos antes de morir.

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En ese entonces había sido retirado del trabajo de archivo de la CIA, era joven y con grandes oportunidades gracias a su experiencia como antiguo soldado militar, fue reclutado en sus 20s después de quedar fuera de prisión por robo menor; Como ex combicto supuso que le tendrían respeto dentro de la agencia pero fue todo lo contrario, la CIA esta repleta de ladrones, asesinos y demás criminales mucho peores que él, intentaron entrenarlo como soldado de campo pero no resultó efectivo ya que siempre parecía presentar malestar físico.

Con el paso del tiempo y des pués de años cambiando de puesto de trabajo, llegó a la sala de archivos y análisis de información, a pesar de ser joven tenía un gran talento con las computadoras y una habilidad con la investigación que sorprendía a muchos de sus compañeros, allí fue donde al tener que mudarse de ciudad, conoció a su futura esposa, una mujer bella, morena, castaña y con un gusto enorme hacia los colores claros. Se casaron y aunque ella conocía su profesión seguía siendo una persona con información importante por lo que no acostumbraba a hablar de su trabajo, su mujer por otro lado, una trabajadora extraordinaria con diferentes enfoques, pero después de quedar embarazada lo único que deseaba era tener su propio local de carpinteria, era una artistas increible y la mejor del mundo actual según Gonzalo, él le ayudó a rentar el local y montar todo en su lugar, los hermanos mayores de su esposa decidieron buscar personas que encajaran en aquella pequeña tienda para establecer ese espacio como una empresa más que un emprendimiento.

you treat me like a stray dog, be one with me  [FREDDYTABO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora