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"Es difícil dejas algo cuando ya estas acostumbrado a ello." ° ° ° ° ° °
LA PUERTA FUE ABIERTA DEJANDO A LA VISTA LA LUZ DEL CORREDOR, tanto los niños como Azumi voltearon a la puerta, la diferencia es que la mayor estaba lista para atacar a quien fuera que se metiera en su camino, sus mirada se relajo al ver el cuerpo robusto del moreno, quien quedó sorprendido al ver a tantos niños en tan malas condiciones.
Azumi sabía del corazón tan sensible que tenía el moreno, por lo cual solo se levantó y dio algunas pequeñas palmadas en su hombro, Morel trataba de contener las lágrimas de solo imaginar lo que habían pasado esos niños.
—Iré por los restantes, cuidamos por mi ¿si? — le dijo la pelinegra a Morel.
—Claro, no te preocupes —
Azumi salió de aquel cuarto llendo a aquella dirección que le dijo la pequeña, siguiente pasillo un cuarto de puertas rojas.
Azumi pensaba en almenos veinte planes diferentes para evadir cualquier cosa posible, desde posibles rehenes hasta una bomba que los ponga a todos en peligro.
Sus planes se vieron interrumpidos por dos mayordomo, la encontraron por el pasillo y rápidamente se pusieron en alerta, uno de ellos intentó golpear a Azumi en el estómago lo cual ella evitó tomando el brazo qué extendió para golpearla y logró torcerle el brazo.
El otro mayordomo al verla intento atacarla con un cuchillo qué llevaba para cortar carne, pero rápidamente Azumi uso al primer mayordomo coml escudo, quien solo fue levemente herido por el ataque.
Para mala suerte de ambos la mano de Azumi ya estaba manchada de sangre de uno de ellos, dio un salto hacia atrás, alejándose de ambos mayordomos, uno intentaba sacar el objeto de su cuerpo y el otro estaba dispuesto a seguir peleando, Azumi acercó su mano a su rostro y la mio aquella sangre ajena, sorprendiendo a los mayordomos, pronto el mayordomo qué fue lastimado sintió una enorme punzada en su cuerpo, como si su corazón intentará salirse.
Azumi solo sonrió al ver la cara de confusión del chico, pronto Azumi puso una posición firme con su cuerpo completo, sus pies bien plateados en el piso, el cuerpo del hombre dejó de responder a las órdenes de su cerebro este empezó a reaccionar de forma involuntaria.
Pronto el segundo mayordomo fue golpeado por el cuerpo de su compañero quien solo hablaba pidiendo disculpas.
