Narumi Ishikawa es una joven en sus 20's que ha tenido una vida llena de altos y bajos que soportó por su cuenta, solo ella. Siempre fue mala para expresar muy bien como se sentía, y nunca se sintió a salvo con nadie para hacerlo. Las cosas empiezan...
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Narumi se encontraba de camino al lugar que habían acordado con Takashi.
El chico se había ofrecido a pasar a buscarla en motocicleta, pero ella respondió que no sería necesario. Decidió ir por su cuenta solo para mantenerse detrás del límite de la intimidad que se negaba a cruzar tan rápido.
Iba en un taxi, mirándose en el pequeño espejo que llevaba en su bolso, bastante nerviosa a la vez que revisaba la hora cada minuto. Habían acordado llegar a las siete, y eran las seis cincuenta mientras ella iba en camino.
No sabía que esperar, se sentía raro portarse como unos extraños nuevamente, sabiendo muy bien que eran cualquier cosa menos eso. Ambos aún sentían mucha nostalgia, mucho miedo a que las cosas salieran mal, y mucha emoción porque las cosas salieran bien.
No sabía como comportarse, no podía ser fría ni indiferente, no podía pretender que no quería lanzarse sobre él a abrazarlo una vez que lo viera, y el no poder tomar su mano ni sentir sus caricias era una tortura más grande ahora que lo tendría frente a ella nuevamente.
Al parecer el chico había hecho una reserva, ya que al llegar le pidieron su nombre y la llevaron a la mesa correspondiente.
Y ahí estaba él, dejando su celular de lado una vez que vio a la chica llegar, y recibiéndola con una cálida sonrisa. Se veía igual de bien que siempre, esta vez más preparado que la última vez, con un buen atuendo y su cabello cayendo casualmente sobre una parte de sus ojos.
—Hola. —la saludó.
El chico recorrió sus ojos sobre la totalidad de su cuerpo, observando su rostro y sus hermosos ojos, bajando la mirada a su atuendo. Siempre le encantaba su elección de ropa; esta vez usaba un top negro de cuello alto, una falda negra y medias semitransparentes. Llevaba unos botines de cuero y encima un abrigo largo junto a una bufanda de un rojo oscuro. Su cabello estaba recogido en un moño un poco desordenado que la hacía ver más sencilla, y su flequillo adornaba su rostro acertadamente.
—Hola. —ella sonrió sutilmente y se sacó su abrigo y bufanda para sentarse frente a él.
El joven les entregó los menús y se retiró dándoles tiempo para decidir.
—¿Esperaste mucho? —preguntó ella un poco preocupada mientras abría el menú.
Él negó con la cabeza. —Solo unos minutos, quería asegurarme de que todo estuviera bien con la reserva.
Narumi asintió con la cabeza. —No me dijiste que habías hecho una reserva...
Él la miró con una leve sonrisa. —Quería que tuviéramos buena atención en un buen lugar. Pero si quieres ir a un local de comida rápida me encantaría la idea también. —bromeó un poco.
Ella le respondió la sonrisa. —Vamos entonces.
Él arqueó las cejas. —¿De verdad?
La castaña rio. —No, no... está bien aquí, de verdad.
