Narumi Ishikawa es una joven en sus 20's que ha tenido una vida llena de altos y bajos que soportó por su cuenta, solo ella. Siempre fue mala para expresar muy bien como se sentía, y nunca se sintió a salvo con nadie para hacerlo. Las cosas empiezan...
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Mitsuya salió de la ducha con una toalla envuelta en sus caderas y observó su atuendo estirado en su cama, el cual había planeado con anticipación. Primero se aplicó sus productos para el rostro y el cuerpo, aplicando loción en sus tatuajes con cuidado. Luego se empezó a vestir observándose en el espejo mientras se abotonaba su camisa blanca, y sobreponía y sacaba una corbata sin poder decidir si usarla o no.
Decidió no usarla y arregló el cuello de su camisa desabrochando unos botones, esto acompañado de su traje que era de un color café oscuro. Se arregló un poco su cabello con sus manos, se echó perfume y finalmente se puso los últimos detalles como el reloj en su muñeca o sus collares.
Se miró satisfecho y soltó un largo suspiro, mirando la hora para verificar que estuviera bien con el tiempo. Eran las nueve veinte y la ceremonia de graduación empezaba a las diez, así que decidió que era una buena hora para irse.
Bajó las escaleras y se topó con su madre y hermanas. —Ya me iré, las veo allá. —sonrió.
Su madre dejó su taza de café en la mesa. —Te ves bien.
—¡Me gusta tu ropa, hermano! ¿Puedo usarla algún día? —preguntó Mana inocentemente.
—A mí me quedará buena antes. —Luna se burló.
El chico rio mientras tomaba sus llaves. —Les podría hacer esta misma ropa a las dos, así es mejor ¿No creen?
—¡Sí! —respondieron al unísono.
—Nos vemos. —se despidió de todas y hubo un intercambio de manos en un gesto de adiós.
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El chico llegó al lugar con un ramo de flores que pasó a comprar en el camino, eran las favoritas de Narumi y las que le compraba siempre. Lirios blancos. Y mientras caminaba hacia la entrada del lugar tuvo la sorpresa de ver el auto de Hakkai y como las chicas se bajaban de este.
Yuzuha, Emma y Hina.
—¡Mitsuya-kun! —gritó Hakkai desde la ventana del vehículo.
El nombrado se acercó a saludar. —Hola. —les sonrió amablemente. —Narumi nunca me dijo que vendrían, hubiera venido con ustedes. —rio.
