Capítulo 2

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– ¿Otra vez tarde, señorita Miller? ¿Acaso quiere ir a detención de nuevo?

La profesora cruzó los brazos sobre su pecho en forma de reproche. Odio la clase de química, siento que la profesora no le gusta que este en su clase, bueno a quién le gustaría tenerme en clase.

–La verdad, solo quiero sentarme, no sé usted pero a mí me molesta estar parada –rodé los ojos.

–Última vez, señorita Miller –miró por arriba de sus lentes–. Siéntese.

Apenas me senté sentí que mis oídos se taparon y me quede mirando por la ventana que daba hacia el campo de básquet. Debería hacer una hora de dormir, o mejor una clase de "las mejores maneras de dormir", si eso sería genial.

–Pasen sus tareas hacia adelante, las corregiré en estos momentos.

Santísima mierda, la tarea... me la había olvidado por completo. La verdad me había pasado riendo de la caminata de Luke, porque diva se nace, no se hace, pensé.

–Señorita Miller, ¿su tarea?

–Ahí debe estar profesora – batí mis pestañas en un gesto angelical. Aunque dudo mucho que me haya salido.

–Lamento decirle que aquí no hay ningún cuaderno suyo.

–¡Los hombres de negro! Ellos vinieron se llevaron mi tarea y nos borraron la memoria a todos. –cubrí mi rostro como si estuviera llorando–. Me pasé toda la noche haciéndola –fingí un sollozo.

Sé que no se la va a creer, pero sí sé que de actriz no sirvo. Las risitas de mis compañeras y de algunos idiotas como Mr. Afeminado, se escucharon en todo el aula.

–Al final de la clase quiero hablar con usted, señorita Miller.

Como si el mundo estuviera en mi contra la campana sonó inmediatamente. Maldije en voz alta y la profesora lo único que hizo fue negar con la cabeza y salir de aula indicándome que la acompañara.

–Señorita Miller, como usted sabe, se necesita una A para pasar mi curso, y como va no creo que pase de B –me sonrió con maldad–. Como no quiero que piense que le tengo rencor o algún odio. Más bien le tengo un aprecio especial a todos mis alumnos... –y no la escuche más.

–Bueno... ¿cómo piensa que podré pasar la materia? – pregunté.

–El joven Heulton será su tutor de química.

–El joven ¿quién? No conozco a nadie de mi clase que se apellide así –crucé los brazos y me apoyé en la pared.

–El joven de intercambio, es muy bueno en mi curso, y según su registro también es el mejor en su anterior colegio. Hable con él y está dispuesto a ayudarte, ustedes ya pueden hablar y fijar los horarios fuera de clases.

–Y ¿si yo me reusó?

–Pues desaprobará, le estoy dando una oportunidad de aprobar, le daré un registro al joven Heulton el cual me presentara todos los viernes y me dirá cuantos días tuvieron clases –sonrió.

–Ya entendí. Yo hablaré con el joven Heulton – me reí, su apellido me causa gracia no sé por qué.

(...)

Tenía que hablar con Mr. Afeminado, bueno tal vez podría darle una "propinita" y decirle que me ponga como si hubiera asistido cuatro veces. ¿Pero creo que su familia es de prestigio? O algo así dijo. Bueno entonces podría tener una clase por semana ¿no? No, no pasaría una hora junto a él, me resulta estresante estar dos minutos junto a él y no creo que aguante una hora.

Pero... si lo drogaba. Podría meterle algo en su bebida y así quedarse dormido en la clase y cuando pase la hora lo levantaría y él se iría. Pero ¿de dónde saco la droga?

Ugh, AléjateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora