Capítulo 6

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¿Cómo le estará yendo en el examen? Y... ¿Si lo reprueba? ¿Si la profesora me echa la culpa a mí? No Luke, no pienses así.

-¡Luke!

Samanta venía con el examen en la mano, estaba sonriendo. Apenas llego hasta mi se me lanzo encima y se colgó.

-¡Te amo! ¡Te amo! ¡Te aaaamooo! – Empezó a besarme en la mejilla - ¡Te adoro Luke Heulton!

-¿Yo también? – sonó como pregunta.

Samanta me soltó y se alejó despacio y estiro las manos hacia delante suyo.

-Tranquilo – me advirtió – Luky bueno, Luky bueno...

-Sigues con eso... ¡No soy un can!

-Se dice perro, p-e-r-r-o

-Can – corregí.

-Perro – insistió.

-Can...

-Chicos hacen una bonita pareja – la profesora de química estaba atrás de nosotros – pero al colegio se viene a estudiar.

-No

-Somos una pareja – completé.

-Pero mira que tierno Sam, lo ha admitido.

Cuando la profesora paso a nuestro lado y se fue, Sam se tiro de nuevo encima mío pero no para abrazarme si no para ahorcarme y golpearme el pecho.

-Porque dijiste eso.

-Solo complete la frase.

-Pero sonó como si hubieras afirmado que somos una pareja. – me miro molesta, mientras arrugaba la nariz.

-Pero no lo somos – le dije.

-Ya es tarde, me tengo que ir. Si no llego rápido puede ser que mi padre llame a la policía.

Samy's P.O.V:

-¡Samanta Keira Miller!

-¡Ya va!

Eran las 8 de la mañana, llevaba metida en mi cuarto, cambiándome, desde las 6 de la mañana. Hoy era la reunión en la empresa de mi papá. No importa cuántas veces me mire al espejo, ni cuantas veces me arregle cada defecto, no quería ir y punto.

Baje de mala gana y mire a mi papá que parecía que en cualquier momento se le saldrían los ojos.

-Cariño, lleva un cuchillo...

-¡Papá!

-Pero es para que te protejas. Por lo menos gas pimienta. – me miro.

-No me pasara nada, además estarás tu – trate de tranquilizarlo.

-Si alguien te hace daño... Juro que...

-Ya papá, estaré bien – lo abracé – no me pasara nada.

(...)

Malditos tacos, me están torturando los pies, siento que mis deditos piden respirar.

Camine hasta el elevador y esperé a que este se abriera. Cuando se abrió podría decirse que había suficiente espacio para 3 personas. Pero una gorda... perdón una señora con cuerpo voluminoso, me empujo y entro dejándome un espacio hipermegachiquito.

-No se preocupen, iré por las escaleras – les dije.

12 malditos pisos, tenía que subir 12 malditos pisos a pie. Me saqué los tacones y me sentí aliviada por unos segundos, mis dedos en especial el pequeño gritaba de emoción y cantaba a coro "Libre soy"

Ugh, AléjateDonde viven las historias. Descúbrelo ahora