XIII

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La rutina feliz que habían estado teniendo Mo Ran y Chu Wanning se esfumó con la inesperada visita de Xue Zhengyong. Esta vez, Wanning no se encontraba. Solo estaban Mo Ran y Gatou.

Mo Ran intentaba instalar una alarma contra incendios y Gatou hacía compañía.

La historia detrás de esa alarma no tenía mucha trascendencia, simplemente necesitaba precauciones por si Wanning intentaba preparar de nuevo alguna receta de la que no tenga conocimiento.

El timbre sonó.

—¡Voy!

Limpió sus manos en la camiseta desgastada que usaba y fue hasta la puerta, no esperaba a nadie más que a su Shizun, pero para su sorpresa eran su tío y Shi Mei.

No supo que decir hasta que su tío habló primero.

—A-Ran, ¿Cómo has estado?

—Tío... bien, ¿Qué tal tú? Y Shi Mei... ¿A que se debe la visita?— sonrió.

—Wanning, ¿Se encuentra aquí?

—No, salió.

—Te lo dije tío— dijo Shi Mei con una sonrisa.

Mo Ran se sorprendió, pero no dijo nada. Simplemente le dio una mirada extraña.

—Es bueno, tenemos que hablar.

—¿Sobre qué?

—Sobre Wanning, claramente.

—¿Qué pasa con él? Si es sobre la universidad, entonces él ya no tiene nada que ver ni yo tampoco. Ya pasó tiempo de eso y-

—Cálmate A-Ran— interrumpió Shi Mei— no es sobre eso. El tío y yo descubrimos algo y tienes que saberlo, entonces sabrás que Chu Wanning ha estado mintiéndote.

—¿Qué?

Xue Zhengyong suspiró mirando a Shi Mei, luego dirigió su mirada a Mo Ran de nuevo.

—Escucha A-Ran, Chu Wanning... él tiene un pasado bastante complicado y creo que no lo sabes aún o bueno, no todo, pero por esa misma razón es que él ha llegado a estas circunstancias. Realmente no estoy seguro desde cuando está así.

—No estoy entendiendo— dijo Mo Ran con un expresión complicada.

—Wanning, él...

—¿Mo Ran?— llamó una voz desde la entrada— ya regresé, traje algo para ti y...— su tono de voz alegre disminuyó conforme su cabeza procesaba lo que sus ojos estaban viendo— ¿Qué hacen aquí?— preguntó con recelo.

Los ojos de Chu Wanning se encontraron con los de Shi Mei y por un momento quiso preguntar cómo se encontraba, qué tal le estaba yendo a su antiguo mejor alumno; pero, de nuevo, se encontró con esa mirada de desprecio que le dio el día que estaba discutiendo en el pasillo con Mo Ran mientras sacaba sus cosas de la universidad.

—Shizun, regresaste— dijo Mo Ran con una sonrisa caminando hacia la figura que se encontraba en la entrada.

Él extendió los brazos en señal de que Wanning lo abrazara. Era algo que acostumbraban hacer cada que se rencontraban y está no iba a ser la excepción.

Por otro lado, Chu Wanning no estaba acostumbrado a demostrar afecto ante otras personas por lo que dudó, pero al parecer Mo Ran no tenía ninguna intención de bajar los brazos hasta recibir su abrazo, entonces con un leve suspiro caminó lentamente a los brazos de Mo Ran hasta rodearlo con los suyos.

Sintió su rostro arder y no se atrevió a alejarse del pecho de Mo Ran, por el contrario, apretó más sus brazos cuando sintió que él estaba por soltarlo.

Mi historia, nuestra realidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora