ZORO
¿Una cita perfecta? Cómo podría saberlo, había tantos lugares en la isla que no sabría donde llevar al cocinero. Además quería que fuera lindo y entre ellos. Pero cuál sería ese lugar.
-¿Marimo?
-¿Sí?
-Estás pensando mucho, raro en ti- suena burlón el cocinero.
¿Se notaba mucho que estaba pensando en un buen lugar para la cita?
-Cállate- detiene el espadachín.
-¿En qué piensas tanto?- pregunta el cocinero sentándose a un lado del contrario.
-En nada- no iba a permitir que el cocinero se enterara que estaba preocupado por un lugar al ir juntos, sería humillante.
-Mientes muy mal.
-No molestes- el espadachín se levanta para así no levantar más sospechas. Se dirige a la popa donde lo esperó un aire frío pero tranquilo, el clima de la isla era perfecto.
-Odio que me dejes solo cuando estamos hablando- llega el cocinero con evidente enojo.
¿Cómo podría sacarse esa garrapata por tan solo unos minutos? Debía pensar rápido pues mañana zarparían a una nueva isla y no iba a esperar que llegaran a otra parte para pedirle que fueran novios, quería hacerlo hoy y en aquella isla. Pero con este parásito le sería difícil pensar.
-Perdón. Solo estoy pensando algo- dice el espadachín tratando de evadir la mirada crítica del cocinero.
-Te puedo ayudar si me lo dices- el cocinero se acerca al espadachín y entrelaza su brazo en el cuello del contrario.
Acción por la cual el espadachín le recorrió un escalofrío, le era extraño recibir sin aviso el calor de Sanji, aunque no le molestaba pero era difícil de acostumbrarse. El cocinero permaneció su mirada al rostro del espadachín. Zoro sabía que intentaba buscar algo en sus expresiones, pero ya era un experto para que Sanji no supiera nada de lo que estaba pensando.
-¿Es sobre la cita?- habla Sanji haciendo que el espadachín abriera los ojos por la verdad que había descubierto.
-Jódete- reniega el espadachín zafándose del agarre de Sanji.
-Eres un idiota. No debes por qué preocuparte tanto por eso- comenta Sanji volviéndose a acercar al espadachín.
De verdad que sí era un parásito. Ahora no sabría qué decir, quedaría como un idiota al pensar tanto solo por ir a algún lugar para una cita.
-Solo quiero que sea un buen lugar para ti y además...
No pudo terminar lo que tenía en mente cuando unos labios finos y suaves golpearon los suyos. Abrió los ojos y se dio cuenta que Sanji estaba sonriendo por encima de sus labios. Mierda que buena vista. Tomó a Sanji de la cadera y suavemente lo pegó contra la barandilla. El beso se formó tierno y delicado. Donde se podía sentir cada sabor y cada textura de esos labios rosados, pero quería más quería saber todo. Así que moviendo un poco la lengua tratando de hacer un poco de espacio, el cocinero volvió a sonreír y de un movimiento abrió la boca dejando entrar la lengua del espadachín y este también entrando la suya a la cavidad del espadachín.
Como todo en ellos, se formó una lucha por quien tomaba el control. Sus lenguas se entrelazaban y prácticamente intercambiaban saliva, pero eso en vez de ser asqueroso, era placentero donde se podía sentir aún más el sabor que Sanji tenía. El beso siguió por varios minutos pero por la falta de aire se separaron donde un hilo de saliva los unía.
-Zoro...- habló Sanji en un jadeo y con su pecho subiendo y bajando rápido.
-Mi lindo cejitas. Quiero que nuestra cita sea linda, donde te puedas sentir feliz- se acerca Zoro otra vez al cocinero.
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Gracias a la investigación (Zosan)
RomanceUn día Sanji despierta locamente enamorado de ¿Zoro? Este no sabe qué hacer por aquel sentimiento, así que solo se deja llevar por lo que éste siente. Pero un día desaparece dejando a los Mugiwara desconcertados. ¿Dónde estaba Sanji realmente? *Dere...