CAPITULO 11

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Hola cómo están. Disculpen la demora.
Mañana subiré mataron.

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-Te he preguntado algo. - volvió a gruñir Freen No apartaba la mirada ni un solo segundo del ahora debilitado Max Nichols. Este lo miraba con una sonrisa, mostrando en sí un miedo acumulado de hace tanto tiempo que sabía disimular muy bien. Todavía tenía algunas marcas hechas por los puños de Freen, que habían sido imposibles de quitar. Y otras marcas mucho más profundas en su dignidad. Que dolían el triple.

Becky caminó rápido hasta la ubicación de Freen. Su cuerpo esta vez sí empezó a arder, sulfurada.

- Solo le proponía algo a Rebecca. - Max se aclaró la garganta. - ¿es que acaso siguen juntas?

- No es tu maldito problema - la voz de Freen volvió a reinar en todo el pasillo. Sus ojos chispeaban en ira, al igual que cada parte de su cuerpo, que deliraba por golpearlo.

- Vale, lo sé... solo me sorprende un poco. - Max miró a Rebecca esta vez. - Y parece que las cosas no han cambiado.

-Max, basta. - Becky lo fulminó con la mirada.

- No, no han cambiado. Sigo golpeando bastante bien. - fue Freen quién en esta ocasión sonrió campante. Como si empezara a relajarse al notar las tensas facciones de Max. - te lo probaría ahora, pero no quiero verte llorar como un jodido imbécil frente a todo el mundo.

Max tragó saliva, al mismo tiempo que cerraba los ojos una milésima de segundo... esa tipa seguía siendo la misma. Tenía recuerdos de ella. De sus golpes.
De lo que Becky le había contado en algún momento al respecto. Sabía un poco y casi nada sobre ella. Pero ahora solo le convenía entender, que no debía meterse con Becky. Pasara lo que pasara. Ya tendría luego una oportunidad para vengarse de Sarocha Chankimha.

- Escucha Armstrong haré todo lo posible por cambiar esto. No te prometo nada. - la miró a ella por última vez. Agradeciendo infinitamente que pudiera controlar a Freen - que tengas unas excelentes vacaciones.

Sin decir nada más, pasó a mirar a Freen. Y esta lo miró a él. Y fueron segundos llenos de promesas y deudas. Y Max desapareció después de un minuto. Y el ambiente en el pasillo dejó la tensión y volvieron a escucharse los teclados y algunas conversaciones en murmullos.

Becky no dijo ninguna palabra. Entró a su oficina, sin cerrar la puerta y se sentó en el borde de su escritorio. Freen siguió sus pasos, todavía bastante molesta y asimilando lo que acababa de pasar y a quien acababa de ver después de más de tres años. Cerró la puerta de la oficina y mientras pensaba... sus ojos se encontraron con una Becky cruzada de brazos.

- ¿Qué hace ese tipo aquí? - preguntó Freen.
- ¿Desde cuando es tu jodido jefe y por qué no me lo habías dicho?

- ¡Shhh! No grites. - le reprendió Becky. Freen ni siquiera había notado que el tono de su voz empezaba a asemejarse al de un grito. - medio edificio ha visto todo ese escándalo allá afuera.

-Escucha, estoy enojada ¿vale? Lo último que me importa es saber que todo el personal ha escuchado lo que le he dicho a ese imbécil.

- Pues a mí sí. Trabajo aquí ¿lo olvidas? No puede ser que estuvieras a punto de...

- Te lo voy a preguntar una última vez, ¿desde cuando es tu jefe? - Freen endureció los pómulos. Su tono de voz se había elevado una vez más intencionalmente.

- No voy a hablarte hasta que dejes de gritar.

- ¡No estoy gritando!

Becky dejó escapar un suspiro, irritada. Y Freen soltó aire por la boca, dando vueltas por toda la pequeña oficina. Cuando pudo por fin retomar el control, se paró justo en frente del escritorio, donde Becky estaba sentada.

- Perdóname. - dijo suavemente. Su rostro parecía más blando ahora. - no ha pasado nada ¿sí? Sabes muy bien que no tengo problemas con tus jefes o esas cosas... pero ese tipo es diferente. Está aquí y eso no es nada bueno.

- Tampoco lo sabía, según él se trata de un asenso.

- Lo único que quiere es estar cerca de ti.

- Ha pasado tanto tiempo, tal vez solo...

- Escuché lo que te dijo en esa llamada, por eso estoy aquí.

- Lo supuse.

- Me molesta gatita. No sabes cuanto me molesta. Cuando escuché su voz en esa llamada... en lo único en lo que pude pensar fue en que podría estar cerca de ti, en que de alguna manera podría hacerte daño y... y... joder, no lo sé, solo conduje hasta aquí por impulso. Y al verlo, al verlo solo quise...

- Shhh... - Becky estiró sus manos hacia el rostro de Freen. Acarició sus mejillas suavemente, pasando luego a tocar sus hombros, su espalda y volver después hasta su nuca. Sus dedos de rozaron suavemente por cada centímetro de su piel ahí atrás. Y quiso volverlo más intenso al bajar hasta sus hombros y empezar a apretarlos, masajeando denso y preciso. Freen relajó el cuello, hizo la cabeza para atrás y soltó un gemido involuntario, pasando su lengua y mojando sus labios. Las manos de Becky eran magia pura sobre su cuerpo. Y eso lo había comprobado en todas las maneras posibles. - ¿estás mejor? - preguntó ella.

- S...sí... - canturreó Freen. Hizo un esfuerzo grandísimo por abrir los ojos y despertarse de ese sueño tan placentero. - ¿de verdad no sabías nada sobre lo de ese tipo?

Becky negó con la cabeza, sin dejar de masajear.

- Vale... - susurró. Posicionó sus manos sobre las de Becky y las apretó suavemente, abriéndole los brazos para que ella pudiera rodearlos en su cuello. Y así lo hizo. - verte ahí sentada me hace recordar algunas cosas. - Freen pasó a acomodarle el cabello tras la espalda, dejando ver su escote pronunciado. Dios, le gustaba muchísimo. ¿Por qué no usaba blusas así a diario? Becky enrojeció ante sus palabras.

- ¿Cosas como qué? - preguntó ella, siguiéndole el juego. Sus ojos cayeron rendidos y directos hacia la boca de Freen. Húmeda. Y sus labios gruesos. Deliciosos. Tan suyos.

- Esto ya se te está haciendo una costumbre muy mala.

- ¿A mí?

- A mí también.

Ambas rieron, pero los centímetros que separaban sus bocas no duró mucho... Becky la apretó contra ella y sus labios volvieron a unirse. Mordiendo. Mordiendo lento. Despacio. El labio inferior de Becky estaba apretado en los dientes de Freen. Pero entonces aquel juego se volvió todavía más intenso. Unieron sus lenguas. Y Freen empezó a juguetear con la posición de sus manos sobre Becky, tocándole la cintura, las caderas, el culo...

-Mierda.. Nam. - Freen se separó, con los ojos muy abiertos. Miró la hora en su reloj de mano y quiso reírse fuerte al saber que se había retrasado por lo menos una media hora y que su amiga la estaría esperando en el aeropuerto.

- Si no te ha llamado es porque todavía no llega. Becky se mordió el labio inferior.

-¿Quieres que me quede?

- Ajá... - asintió ella. Su rostro angelical hizo que Freen tragara saliva y se lo pensara de verdad. Y empezara a derretirse de verdad. Pero sabía que Becky todavía tenía bastante papeleo en la oficina. Ella en cambio, había empezado las vaciones de Junio desde ayer, por lo que hoy ya estaba libre. No podía quedarse...porque si lo hacía...

- No mi amor... joder, tienes trabajo. Ya tendremos tiempo para esto en Malibú. - se relamió los labios inconsientemente. Tal vez tan solo para repetir la sensación que le proporcionaba Becky.

Ella sonrió.

- Gracias por aceptar. Irin está emocionada. - Becky la miró enternecida. Convencer a Freen para viajar en grupo junto a Irin, Nam y la nueva novia de esta, no había sido algo complicado. Sin embargo, cuando Billy también fue mencionado, las cosas se liaron mucho.

- Será divertido. - Freen volvió a acomodarle el pelo hacia atrás, mientras la besaba despacio otra vez.
Los padres de Irin tenían una residencia grande en Malibú. Una casa de playa frente al mar, preciosa, lujosa y grande. Perfecta para tres parejas y una niña de tres años. Perfecta, para lo que estaría a punto de pasar.

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TENTATION 4- FreenBecky G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora