CAPITULO 10

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Separó su cuerpo del cuerpo de Becky unos centímetros suficientes para poder retirar con la mano derecha, la sábana que todavía cubría gran parte de la piel de su chica. Y una vez viéndola desnuda, a pesar de la poca luz de la lámpara de la mesita de noche, solo quiso hundirse en su cuerpo. Solo quiso meterse en ella. Muchísimas ideas se pasearon por su mente. Ideas malas. Perversas. Su estado de ánimo podía cambiar salvajemente cuando se trataba de ella. Podía estar hablando sobre un tema realmente serio en un momento, pero cuando la tenía en sus manos, su mente se nublaba y solo pensaba en ella... en cómo tocarla, de qué manera hacerla sentir todo, de qué manera hacerla pedir más... de qué manera volverla loca.

Y era entonces cuando la noción se iba de su mente. Y solo quedaban ambas. Besándose. Tocándose en medio de la noche. Y todas las personas en el mundo desaparecían a su alrededor.

Empezó besando su cuello y pasando a mordérselo con sus blancos dientes. Pero fue más intenso, cuando practicó lo mismo, pero en los senos de Becky. Se los besó primero, saboreando cada pedacito de su piel en ese espacio tan reservado que solo ella había probado. Y aquello le hacía sentir jodidamente orgullosa. Mordió el pezón derecho de Becky cuando esta empezó a jalarle el cabello, en un síntoma de necesidad. De un poco de piedad. De desesperación. Y ella hizo la cabeza para atrás cuando volvió a sentir los dientes de Freen morderle el otro pezón.

- Basta... detente... - le rogó ella.

- Te dije que iba a hacértelo de todas formas. - se hundió entre sus senos, acariciándolos con la piel fría de su nariz. Y su cabello también le hacía pequeñas cosquillas que producían en ella el máximo deleite posible. - vamos, dime que no lo deseas.

- Pero mañana...

- ¿Lo deseas? - su mano izquierda pasó a separar ambas piernas de Becky. Sabía la respuesta con solo mirar su aspecto necesitado. Era inevitable no sentirse de esa manera con esa mujer ofreciéndole el cielo en una bandeja de plata. - dímelo, ¿lo deseas? - preguntó ahora, y bajó la mirada para ser testigo de lo que haría. Becky hizo lo mismo. Y su vista se nubló al notar que Freen bajaba las caderas para rozar la punta de su erección sobre su mojada línea. Justo ahí. Donde más húmeda se encontraba. Y sabía que si movía un poco el cuerpo, Freen terminaría hundiéndose en ella. - contéstame. - rogó, apretando arriba ambas manos sobre las de ella.

Becky asintió, tragando saliva. Sus ojos se habían humedecido de un momento a otro.

- Cuéntame cuanto lo deseas.

-Que sí Freen, Dios mío... lo deseo tanto... - gruñó Becky a punto de mover las caderas para poder sentir a Freen por fin completamente.

Freen sonrió, habiendo logrado su objetivo. Todo su cuerpo estaba tenso. Y apretaba la mandíbula con fuerza para poder seguir con el juego, porque de lo contrario, estaría haciéndolo tanto como quería. Sin embargo quería que fuera ella quien lo hiciera esta vez... que se desesperara tanto por tenerla dentro de ella, moviéndose duro y sin compasión, antes de que ella terminara con todo ese jodido lío.

- Te deseo tanto... - volvió a gruñir ella.

- Mnh... amo cuando estás así... exactamente así de mojada... - su erección volvió a moverse de arriba hacia abajo por aquella línea entre el cielo y el infierno. - es mi punto favorito.

- ¿Qué esperas?

- Hazlo tú. Te estoy esperando a ti.

Ella se mordió un labio. Desesperada, soltó sus manos de las manos de Freen y pasó a colocarlas sobre la espalda de esta. Tocó suavemente. Viajando por toda su piel, por todos su cuerpo, hasta llegar al último centímetro. Tocó su cintura, llegando a la magnífica curva que unía su cintura y su culo. Y al llegar a él, lo apretó con ambas manos. Duro. Y ella también quitó toda la resistencia, dejándose caer encima de ella.

TENTATION 4- FreenBecky G!pDonde viven las historias. Descúbrelo ahora