1.- Destino o Casualidad.

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Beomgyu podía jurar que nunca había corrido tanto en su corta vida.

Pero es que, ahora mismo, literalmente estaba corriendo por su vida.

Sus latidos iban tan rápido que sentía que en cualquier momento su corazón iba a explotar y su garganta quemaba por el prematuro frío invernal respirado en cada bocanada de aire.

Cada árbol era dejado atrás con una rapidez sobrenatural, llegando a verse como borrones en su vista periférica.

Sabía que lo estaban persiguiendo y la adrenalina de saberlo hacía que casi no fuese consciente del cansancio en su cuerpo. Podía sentir los pesados pasos de los lobos retumbar en la tierra, con vibraciones que juraba escalaban por su columna en forma de escalofríos.

Diosa, en que demonios me metí. Pensó.

Hace unas horas tenía una vida relativamente normal -una mierda-, después de vagar por el mundo de manada en manada, al fin había sido aceptado en esta. No podía quejarse, al menos tenía comida y un lugar donde dormir -un asqueroso mono-ambiente en el que sospechaba guardaban estiércol-.

Pero nada en la vida de Choi Beomgyu había salido bien. Nunca. Tenía la leve sospecha de que la Diosa Luna lo odiaba en secreto.

Para su desgracia, el -maldito sea- hijo del alfa había puesto un ojo en él meses atrás. El niño de papi estaba acostumbrado a obtener todo lo que quería. Omegas, dinero, comida, incluso betas.

Tomaba, tomaba y tomaba todo lo que quería de todos. El tipo era un grano en el culo.

Beomgyu estaba seguro de que había herido el orgullo del beta al rechazar pasar una noche con él. Pero es que, ¡vamos! él no era, ni iba a ser, el touch and go de nadie. Los meses siguientes, sin embargo, se había obsesionado con él. Al principio eran simples ofertas subidas de tono, pero con el pasar de las semanas fue empeorando. Hasta hoy.

Tenía escalofríos de solo pensar en lo que hubiese pasado si el beta no se hubiera quedado en shock al descubrir su secreto.

Al menos mi condición esta vez sirvió para salvarme el culo. Literalmente.

Así que en cuanto el sujeto salió disparado de su mono-ambiente, Beomgyu estaba seguro de que el Alfa de la manada iba a estar en menos de cinco minutos en su puerta para acabar con su vida. Guardó lo necesario en su pequeña mochila, y cuando escuchó el barullo acumularse detrás de la puerta principal, saltó por la ventana y corrió.

Dispersó sus pensamientos cuando el terreno se volvió escabroso, con rocas y pendientes pronunciadas. Agradeció por primera vez tener un cuerpo pequeño, ágil y ligero para poder huir fácilmente.

Sin embargo, sabía que en su piel humana corría mucha desventajas, podía sentir que sus perseguidores habían cambiado, acortando rápidamente la distancia ventajosa que había conseguido al inicio. Si estaba en lo correcto no tardarían mas de dos minutos en alcanzarlo, y si era así, estaba muerto.

"O desearía estarlo."

Un poco más adelante, a su derecha, llegó a divisar el manantial en el que solían bañarse los cachorros. Rápidamente corrió, agarró una pesada roca del camino y se sumergió en el agua con el peso de la roca sirviendo como ancla para no emerger a la superficie.

La frescura del agua le dio una sensación de alivio en sus cansados músculos. Intentó calmar los latidos de su corazón para que el oxígeno no circulara tan rápido, y cerró sus ojos cuando en el reflejo del agua vio la cabeza de un lobo en la superficie.

Escuchó el cambio de piel en la superficie— Juro que veníamos justo detrás de él, ¿dónde diablos se metió? —intentó afinar su oído para escuchar las voces amortiguadas por el agua, pero sus pulmones empezaban a exigir oxígeno.

Sons of the Moon - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora