2.- Dones.

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Cuando estuvieron lo suficientemente cerca de la ciudad y de la imponente muralla que la protegía, Yeonjun se bajó ágilmente de la vieja carreta, tomó las riendas y guió a los caballos por el gran camino de piedra.

Beomgyu se mantuvo cubierto con una manta de lana en la parte delantera, estudiando atentamente la figura contraria, percatándose que Yeonjun en realidad era bastante alto, quizá un poco más que él. Aquella elegante capa negra de delicado bies azul que estaba utilizando, estilizaba su cuerpo y le daba al mismo tiempo un aire misterioso con aquella capucha ancha que descansaba sobre su cabeza.

Unas horas antes, cuando la noche los cubrió totalmente con su oscuridad, el frío había empezado a calar profundo. Por lo que Yeonjun había sacado un gran bolso que mantuvo escondido bajo el asiento principal y de allí la lujosa capa.

"—Úsala tú.—dijo con una sonrisa cuando vio que silenciosamente estaba ofreciéndole la prenda— Soy un licántropo, podemos soportar bajas temperaturas fácilmente".

Pero al parecer, el mago, no se había quedado conforme con eso y le extendió una manta de lana que no tuvo más remedio que aceptar.

Cuando vio al hombre ponerse la capa, el castaño no pudo evitar notar un brillo dorado en su vista periférica que le llamó la atención. Fue entonces que vio el broche de oro que aseguraba la capa en su cuello. En él, se encontraba grabado el reconocido sello de la familia real.

El castaño no pudo evitar sacar dos conclusiones rápidamente, o el mago era una persona de renombre perteneciente a la realeza o un ladrón que estaba falsificando la identidad de algún pobre sujeto.

Ninguna de las dos ideas pudo dejarlo tranquilo. Pero para un omega que había pasado toda su vida sobreviviendo al límite, tratando de llenar unos zapatos que le quedaban demasiado grandes, había aprendido que en ocasiones, seguir las turbulentas corrientes de la vida aseguraba que te mantuvieras a salvo.

Así que se mantuvo callado, observando con precaución como los guardias se mantenían alerta a ellos en la cima de la muralla. Vio como uno de ellos, dio una orden y desapareció para momentos después aparecer en la base de la muralla, del otro lado de la gran puerta. Los demás, tensaron sus arcos apuntándolos como si fueran bandidos.

El lobo de Beomgyu se puso alerta y no pudo evitar un gruñido de advertencia. Yeonjun se volteó sorprendido al escucharlo, y detuvo el avance, acercándose rápidamente a calmarlo.

—Tranquilo niño, ellos solo están haciendo su trabajo.—el castaño podía escucharlo, pero no podía despegar la vista de las amenazantes flechas— Beomgyu, mírame. No dejaré que te hagan daño. Mira.—insistió. Pero lo que atrajo verdaderamente su atención fue el brillo de las familiares ondas azules y doradas.

Las observó danzando alrededor de las manos contrarias y se sintió fascinado por como la luz emanada iluminaba el rostro contrario. El terciopelo azul marino que forraba el interior de la capa solo potenciaba el efecto.

Pero su fascinación se convirtió en sorpresa cuando notó lo que el mago estaba haciendo realmente. Había creado una barrera protectora a su alrededor.

Beomgyu se sintió conmovido por el detalle. Hace mucho tiempo que había olvidado como se sentía el consuelo y la tranquilidad de un acto de protección. Por lo que el sentimiento cálido se abrió paso por su corazón.

En ese momento, pensó que no importaba si Yeonjun era un ladrón o un noble, él haría todo lo posible por ayudarlo. Después de todo, alguien que se había tomado la molestia de darle consuelo y protección, definitivamente no podía ser mala persona.

"Confía". Le susurró su lobo ahora más tranquilo.

Esa fue toda la confirmación que necesitó, por lo que cuando vio la mano extendida de Yeonjun frente a él, la tomó sin dudar.

Sons of the Moon - OmegaverseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora