Sons of the Moon - Omegaverse

3.- División de Almas.

—Entonces... cuéntame de ese amigo. —alentó Beomgyu con una sonrisa amistosa.  

El pesado suspiro de Yeonjun fue un presagio de la larga noche que les quedaba por delante, por lo que Beomgyu se estiró para alcanzar un trozo de pan tostado con mermelada antes de ponerse más cómodo en el sofá. 

Con sus piernas cruzadas y degustando su comida, centró toda su atención en el pelinegro.

—Bueno... realmente ya lo sabes, pero soy el Mago Real. —fue una declaración completamente formal debido a que Beomgyu ya lo sabía, por lo que tranquilamente asintió permitiéndole a Yeonjun continuar— Y por quien te he traído es el príncipe. Kang Taehyun. 

Quizá debería haberse sentido más sorprendido, pero la verdad es que muy en el fondo lo sabía. Después de todo... ¿quién sería lo suficientemente importante como para que el mismísimo Mago Real saliera del castillo en busca de una solución? Si no era su propia familia, definitivamente tenía que ser alguien con suficiente renombre. Beomgyu quiso reírse al ver la sorpresa en el rostro contrario

—No estas entrando en crisis. —afirmó atónito. 

—De hecho era algo esperable, solo tenía que unir un par de ideas para poder deducirlo. —contestó haciendo un ademán despreocupado con su mano. 

Yeonjun no pudo evitar sentirse aún más sorprendido ante la perspicacia del astuto lobo, sin embargo, no hizo ningún comentario, en cambio, aclaró su garganta y se dispuso a continuar— Desde pequeño ha sido un niño fuerte e inteligente. Aprendió a leer, escribir y hablar antes que un niño promedio. Sus tutores no podían estar mas que encantados, afirmaban que era un prodigio debido a la rapidez de aprendizaje que poseía. —sintió la cautelosa mirada del pelinegro por un momento antes de continuara— A los once años se presentó como un Alfa de Sangre Pura. 

Beomgyu contuvo su respiración por unos segundos mirando aturdido en dirección al mago. Bueno, eso si que no se lo esperaba. Los Alfa Puro eran los que se encontraba en la punta de la pirámide. Líderes naturales desde su nacimiento, poseían mayor fuerza, velocidad, inteligencia y astucia que los Alfas promedio. Dotados de rasgos hermosos que les daban una apariencia tan encantadora como peligrosa, con aromas atrayentes y voces dominantes. 

Tendría suerte si lograba sobrevivir más de un minuto en la misma habitación con el Alfa antes de que le arrancara la garganta. 

Había sido complicado (pero no imposible) esconder su condición de omega en las manadas que lo habían acogido un tiempo, los lobos eran bastantes perceptivos y confianzudos entre ellos, sobre todo a la hora del contacto físico, por lo que los límites que solía establecer generaba cierta distancia con el resto de integrantes, razón por la cual generalmente era aislado. Pero con los Alfas era aún más difícil, su olfato agudo hacía complicado pasar desapercibido, después de todo, su aroma particularmente dulce y afrutado no hacía más que enfatizar su condición de omega.  

Diosa, había pasado momentos realmente complicados. 

Pensar en tener que ocultarse del agudo olfato de un Alfa Puro era casi imposible, Taehyun lo descubriría. Estaba seguro a pesar de que nunca había visto a uno, después de todo, eran incluso más difíciles de encontrar que los omegas. 

—De hecho, son especies que aparecen una vez cada cientos de años. Trelovia es afortunada de tener un futuro líder como él. No hay lealtad más grande que la de un Alfa Puro con su territorio.  —agregó Beomgyu llamando la atención del mago. 

"Aunque también están vinculados con malos presagios". Decidió omitir. 

Había una leyenda que mencionaba que eran enviados por la Diosa Luna cuando la oscuridad empezaba a amenazar con romper los equilibrios naturales de la tierra. Y era una leyenda que rozaba lo real, debido a que el último Alfa Puro del que se tenía registros vivió hace alrededor de ciento cincuenta años atrás y había liderado los ejércitos de Eineria a la victoria en la Guerra contra los Hekers, una especie extinta de cambia-formas.