Taehyun había estado demasiado tiempo tanteando los límites del abismo, resistiendo solo por los recuerdos de sus padres y su mejor amigo, quien más que eso, era casi como su hermano.
Al final, sus memorias habían ido desvaneciéndose, hasta que no quedó nada. Nada mas que frío, oscuridad y soledad. Y sin nada por lo que luchar, sintiendo que el control de su lobo poco a poco se hacia absoluto, se preparó para desaparecer.
O al menos eso hizo hasta que aquella voz le rogó que aguantase un poco más.
Que tontería. Pensó.
Había estado esperando que alguien lo salvara durante demasiado tiempo, aguantando. ¿Por qué ahora? ¿Por qué cuando ya no tenía voluntad para vivir?
Pero le creyó. Le creyó porque su brillo había iluminado todo a su alrededor, con una calidez que no le permitió dudar.
Así que confió en aquella presencia desconocida de voz dulce. Que como todos, tan pronto como llegó, desapareció.
O al menos eso creyó.
Porque poco después, con un poder abrazador, la barrera fue destrozada en miles de pedazos y él se sintió arrastrado por ella. Así que aquí estaba, en una habitación inmensa, encandecido por la luz y rodeado de personas que no recordaba.
Contrario a lo que creía que iba a sentir, sintió agobio.
Por el entorno y porque podía sentir a su lobo inquieto en su interior, esperando la más mínima oportunidad para volver a tomar el control.
—¿T-Taehyun? —preguntó dudoso un joven castaño. Su voz se sintió extrañamente familiar, reconfortante.
—¿Quién eres? —su garganta dolió como el infierno, podía sentirla seca y áspera, por lo que su voz había salido rasposa. Se sintió algo mal por el chico en el suelo, parecía asustado por como se encogió en sí mismo.
El sollozo de una mujer alta, de largos cabellos oscuros y vestido elegante, atrajo su atención— Oh Diosa Luna, mi pequeño Taehyunie. —dijo con la voz amortiguada debido a que su boca estaba cubierta por su delicada mano, las lágrimas se derramaron como una cascada por sus mejillas. Poco después, avanzó en su dirección aparentemente emocionada, con los brazos abiertos para envolverlo en un abrazo.
Sin embargo, cuando la mujer estuvo lo suficientemente cerca, sintió la necesidad de retroceder en aquella desordenada cama reacio a aceptar el gesto. Un siseo de dolor escapó de sus labios cuando una punzada de dolor se extendió por todo su costado derecho, haciendo notar la gran herida abierta.
¿Qué diablos le había pasado?
—¿Taehyun? —la voz de un joven alto de mirada gatuna dividió su atención. El chico parecía confundido, casi consternado. Con pasos temblorosos, también fue acercándose lentamente hasta posicionarse junto a la mujer.
Ambos lo miraban con... ¿tristeza?¿pena?¿lástima?. No lo sabía, pero no le gustaba en absoluto.
La figura de un hombre alto de cabello y ojos oscuros también se acercó—Su majestad, Mago Real. Lamento intervenir, pero el príncipe necesita espacio. —dijo inclinándose respetuosamente cuando pronunció cada honorífico. — Me encargaré de atenderlo, su herida aún necesita ser tratada. —con una sonrisa cortés, pero manteniendo la distancia miró en dirección al curioso castaño que aún seguía en el suelo y continuó— Y creo que el joven héroe también necesita algunos cuidados. Me encargaré de ambos. —el chico finalmente pareció salir de una momentánea conmoción y se levantó tambaleante analizando sus heridas.
Algo muy dentro de él sintió una genuina preocupación por la condición contraria. Sus ropas estaban completamente desgarradas, manchadas de sangre y mugre. Se podían ver las profundas heridas abiertas en sus brazos y varios moretones salpicados en su piel blanquecina. Pero al verse a sí mismo, notó que ambos prácticamente se encontraban en la misma situación: sucios, heridos y agotados.
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Sons of the Moon - Omegaverse
FanfictionDespués de fingir toda su vida ser algo que no es, Choi Beomgyu encuentra un alivio a su agitada vida en una manada al norte. Pero no duró mucho, y antes de poder acostumbrarse a la calma, su secreto es descubierto y se ve empujado a huir lejos. Ka...