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El viaje hasta Okinawa fue algo cansado, apesar de que el vuelo tardó unas dos horas, los días anteriores había sido agotador empacar todo y dejar a cargo de la mudanza el que enviaran sus pertenencias al nuevo departamento, ni siquiera sabía en qué parte vivirían ahora ni cómo sería su nuevo hogar, estaba tan triste con todo, que para Kaori el hablar con Toji era casi imposible.
Estaba enfadada, decepcionada y ahora deprimida.
—¿Que tal está?, ¿es linda no?, y adivina que, es tuya, está a nombre tuyo y de Megumi— Le dijo Toji una vez que entraron a aquella casa.
El pelinegro quería impresionarla, buscaba como enmendar el daño que sabía le había ocasionado a su esposa, la rubia aceptó en sus adentro que la casa era muy linda, esperaba un departamento pero esto era una casa, estaba impresionada por lo grande que era y limpia, ademas estaba en un vecindario popular por las paradisíacas playas.
No quería pensar en cuántos millones de yenes le costó a Toji y mucho menos pensar en de donde salió todo ese dinero.
—Dijiste que era temporal— Fue lo único que le dijo mirándolo.
Megumi estaba dormido en el hombro de su madre mientras está lo alzaba, Toji miró a la rubia y su mirada bajó a las marcas moradas en sus brazos, sintió culpa nuevamente, y Kaori sabía que él sentía culpa, por esa razón no hacía el esfuerzo de ocultar aquellas marcas, quería recordarle cuanto la había dañado.
—Quiero que entiendas que no tengo tanto poder contra ellos, el clan zenin tiene mucho poder y dinero, además otros clanes me tienen en la mira, lo único que puedo hacer para protegerlos es ocultarlos— Explicó por primera vez con la mayor sinceridad que podía.
Kaori observó aquella marca morada en su pómulo, recordando que no solo él recorrió a la violencia en la acalorada discusión de hace unos días, se limitó a suspirar con tristeza.
Toji los había llevado a una isla apartándolos de todos y todo, solo esperaba que sus malas decisiones no alcanzaran a su hijo, era lo único que pedía, ya que estaba atrapada, no podía hacer mucho por su bebé.
—Necesito acostar a Megumi, debes armar su cuna— Dijo la rubia cortando el tema, Toji miro a su mujer, termino asintiendo y buscando la caja de la cuna.
Afortunadamente la agencia de mudanzas pudieron enviar sus pertenencias a tiempo, Justo un día antes de que ellos llegaran, Toji encontró la caja que contenía la cuna y sacó las piezas para armarla, mientras tanto Kaori recorría la cocina observando todo, Megumi seguía dormido y no parecía despertar pronto, su pequeño estaba cansado.
La joven madre observó aquellas llaves en la encimera, estaba la original y la copia, se preguntaba si Toji sabía que le darían una copia, miró a su marido el cual estaba dándole la espalda confundido sobre cómo armar la cuna, actuó rápido y tomó una de las llaves tratando de no hacer ruido, sabia que Toji los encerraría en aquella casa, así que tendría esa llave mientras pensaba bien que hacer.
