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La jugadora de baloncesto guardó cuidadosamente la nota color rosa pastel en una pequeña bolsa hermética junto con unos chocolates Kinder. Miró a todos lados antes de entrar por las enormes paredes de setos con pequeñas flores rosadas. Se había salido del salón en medio de su clase de Literatura, la cual era la última de su horario, luego tendría entrenamiento.

Escogió precisamente esa hora, porque sabía que todos los clubes bajaban a trabajar justo luego de la última clase del horario. No había nadie alrededor, así que entró disimuladamente al enorme jardín y se acercó al sitio donde estaban los claveles.

Más específicamente, se acercó a las flores de Jennie.

Con manos temblorosas pero llenas de determinación, Lisa se acercó a las hermosas flores que Jennie cuidaba con tanto esmero. Cada pétalo parecía brillar bajo la luz del sol de la tarde, y el aroma dulce y reconfortante llenaba el aire a su alrededor.

Sus manos lo más delicadas posibles apartaron suavemente unas florecillas y posicionó la bolsita con cuidado en la tierra mojada, ligeramente oculta entre los pétalos rosados, blancos y rojos.

Acomodó ligeramente su chaqueta negra y se fue de allí lo más disimuladamente posible, esperando con ansias la reacción de Jennie al encontrar su pequeño regalo. Mientras caminaba por el jardín, Lisa no podía evitar sonreír nerviosamente, imaginando la expresión de sorpresa y felicidad en el rostro de Jennie al descubrir la nota y los chocolates.

Una vez fuera del jardín, Lisa se apresuró a regresar a su salón de clases, tratando de mantener la calma mientras su corazón latía con fuerza de la emoción. Sabía que no tendría mucho tiempo para esperar la respuesta de Jennie, ya que su entrenamiento de baloncesto comenzaría pronto.

Mientras se sentaba en su escritorio en el salón de clases, Lisa no podía evitar distraerse con pensamientos sobre Jennie. Se preguntaba qué estaría haciendo en ese momento, si habría encontrado la nota y qué pensaría al leer sus palabras.

El tiempo parecía pasar lentamente mientras Lisa esperaba ansiosamente el final de la clase. Finalmente, sonó el timbre que anunciaba el fin del día escolar, y Lisa se levantó rápidamente de su asiento, lista para dirigirse al gimnasio para su entrenamiento.

Mientras caminaba por los pasillos hacia el gimnasio, Lisa no podía evitar preguntarse si Jennie ya habría encontrado su regalo. La emoción la invadía, y apenas podía contener las ganas de saber qué pasaría a continuación.


Jennie amarraba delicadamente el nudo de su delantal en la parte posterior de su cintura. Caminó tranquilamente hasta los claveles, las flores que ella misma había cuidado y sembrado; de ahí su amor hacía ellas.

Secret Graden - Jenlisa.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora