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El estudio del emperador.

Davio- búsquelo ya sabes a quien y lo quiero para hoy.

Irán- está seguro sabes que una vez lo contaremos ira con ella el no vendrá acá.

Davio - si esa es la idea.

Irán - No lo encuentro muy convencido ¿realmente estás seguro?

Me quede callado unos minutos -la verdad no se si venga, pero espero que sí.

Iran -está bien otra cosa que necesite

Davio-puedes retirarte.

Ase una reverencia y se va una vez que se fue me pare y me dirigí a la ventana la vi antes de subirse al carruaje nuestras miradas se cruzaron unos segundos, y asentí con la cabeza.

Con la duquesa.

En el transcurso del camino casi no hablamos Evan me conto que había conocido a una joven que su tía es una de las damas de la reina.

Evan - Y de que hablaste con el rey

- sobre unos asuntos y de esto le entrego la invitación del baile de primavera. A él se le dibuja una sonrisa discreta, a tus hermanas les gustara saber de esto no lo crees ya me las imagina buscando telas para sus vestidos y a tus hermanos buscando las rosas amarillas, pero no les digas quiero darles las noticias.

Evan- está bien -sonriendo les gustara esa sorpresa cundo se los piensa decir.

Una vez que el carruaje se detuvo, supe que habíamos llegado a casa. Me dirigí directo a mi estudio, seguido por Evan. Se quedó en la puerta, mirándome con curiosidad, pero no dijo nada. Me volví hacia él y lo miré fijamente durante unos minutos antes de entrar en mi estudio y cerrar la puerta detrás de mí.

Me dejé caer contra la puerta, sintiendo el peso de la situación. Respiré profundamente, intentando calmarme. Me acerqué a mi escritorio y saqué los papeles que me dio Davio. Comencé a leerlos y mi corazón se hundió. La situación era peor de lo que pensaba. Si no encontrábamos las gemas, sería un desastre. Todo por esa tonta exhibición de joyas que me convencieron de donar.

Me recosté en la silla, cerrando los ojos, intentando pensar en una solución. No me di cuenta de que me había quedado dormida hasta que abrí los ojos y vi que era de noche. Me levanté y me dirigí a un estante, buscando un mapa. Cuando lo encontré, me dirigí a mi escritorio y utilicé un hechizo de rastreo para intentar encontrar las gemas antes de que Davio lo hiciera.

LA DUQUESADonde viven las historias. Descúbrelo ahora