Primera sesión

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Rosé había queda sorprendida cuando ella levantó su rostro, era muy bonita, aunque tenía más heridas, no solo el ojo morado o la cicatriz en la mejilla. Esa mujer tenía cicatrices por todas partes, en su frente, el mentón, a un lado de su oreja derecha. Sin embargo, en sus ojos no había maldad, tampoco irá, sus ojos estaban completamente apagados, como si hubieran perdido la facultad de mostrar cualquier tipo de emoción en ellos.

T/N: ¿quién eres? – volvió a preguntar, al no haber recibido una respuesta la primera vez. –

Rosé: mi nombre es Roseanne Park, soy psiquiatra.

T/N: ok. – fue todo lo que respondió para después volver a inclinar su cabeza, observando sus rodillas. –

Rosé: vamos a platicar un poco ¿de acuerdo? No voy a grabar nada de vídeo, solo pondré mi pequeña grabadora de voz y tomare algunas notas ¿te parece bien?

T/N: ¿para qué? – su voz era muy suave, y se escuchaba muy cansada. –

Rosé: porque me es más fácil ayudar a mis pacientes si escribo y grabo su voz.

T/N: ¿crees que necesito ayuda? – al formular esa pregunta levanto la cara y la miro tan solo por segundos, - nadie me había dicho algo así.

Rosé: ¿qué cosa?

T/N: que me ayudaría... de acuerdo puede escribir y grabar mi voz... pero no creo que eso ayude en algo.

Rosé: esta bien, comencemos con la primera sesión...

T/N: ¿por qué está aquí realmente?

Rosé: para ayudarte... ya te lo he dicho.

T/N: no les diré en dónde he escondido los cuerpos.

Rosé: no lo hagas entonces, lo que quiero es que me hables sobre ti.

T/N: no hay mucho que contar.

Rosé: ¿cómo te llamas? ¿de dónde eres?

T/N: mi nombre es T/N Yung, nací y crecí en Villa Guryong. ¿Sabes dónde queda?

Rosé: lo sé, es uno de los barrios pobres de Corea...

T/N: no es uno de los barrios pobres de Corea... es el barrio más pobre ¿de dónde eres tú?

Rosé: nací en Auckland, Nueva Zelanda. Pero mis padres son coreanos.

T/N: no sé dónde queda ese lugar.

Rosé: ¿no te lo enseñaron en la escuela?

T/N: nunca fui a la escuela.

Rosé: ¿sabes leer y escribir?

T/N: no, señorita, no sé leer ni escribir.

Rosé: ¿tienes hermanos?

T/N: tenía dos hermanas pequeñas, de 14 y 7 años.

Rosé: ¿Tenías?

T/N: ¿Eso importa mucho?

Rosé: ¿en dónde se encuentran tus hermanas?

T/N: no lo sé.

Rosé: ¿dónde están tus padres?

T/N: no lo sé. ¿Cuál es tu interés en ellos? ¿pensé que querías ayudarme a mí?

Rosé: para poder ayudarte, necesito saber sobre las personas a tu alrededor, sobre cómo era tu vida... antes... antes de...

T/N: te refieres a ¿antes de que me colocaran estas esposas y estuviera encerrada? O quizás ¿antes de convertirme en una asesina? Puede decirlo, señorita Rosé, puede decir lo que quiera frente a mí, y de mí, créame que no me voy a sentir ofendida de nada.

Rosé: me gustaría saber ¿cómo fue su infancia? ¿qué hacías para divertirte?

T/N: veamos... ¿cómo fue mi infancia? Supongo que fue "normal", fui hija única hasta los 11 años, después nació mi hermana y yo estaba feliz porque al fin tendría alguien con quien jugar... todos en la familia estaban contentos con la llegada de ella.

Rosé: ¿puede decirme el nombre de tus hermanas?

T/N: No, no puedo hacerlo.

Rosé: ¿por qué no?

T/N: porque si no las menciono, ellas estarán mejor, van a descansar, y tendrán paz...

Al terminar de hablar, levanto la mirada y la clavo en los ojos de Rosé, ella no podía entender como alguien podía hablar tan tranquilamente después de haber asesinado a la mitad de su familia. "Quizás fueron las hermanas", fue lo primero que le llego a su mente, "Esta mujer, asesino a sus hermanas pequeñas, pero ¿por qué?".

Rosé: ¿tenías una buena relación con ellas? Digo, la diferencia de edad entre ustedes era mucha.

T/N: podría decir que sí, yo las llevaba a comprar alguna golosina con el dinero que ganaba recogiendo latas de aluminio y cartón.

Rosé: ¿a qué edad comenzaste a trabajar?

T/N: a los 7 años, no me gustaba estar en casa... me aburría, así que salía a juntar latas y venderlas, me daban unas monedas por la miseria que a esa edad podía juntar.

Rosé: ¿ellas tampoco fueron a la escuela?

T/N: sí, ellas sí iban a la escuela, con mucho esfuerzo logre ayudarles para que pudieran tener una mejor educación, que fueran alguien, para su futuro. No quería que estuvieran en casa... como lo estuve yo.

Rosé: ¿cómo era la relación con tus padres?

T/N: creo que normal, mi madre trabajando del amanecer hasta el anochecer mientras que mi padre... se la pasaba descansando por mucho tiempo. Supongo que así son todas las familias.

Rosé: ¿Por qué supones eso?

T/N: porque así era en ese barrio, todas las familias son así, ahí no hay ley de nada, ahí no se "vive" ahí se sobrevive. Nadie voltea a vernos, nunca hay nadie para ayudarnos. Ahí cada uno arregla las cosas a su manera.

Rosé: ¿tú cómo arreglaste tus problemas?

Antes de que le pudiera responder, entraron los guardias, anunciando que el tiempo ya se había terminado, la pusieron de pie y comenzaron a caminar, pero antes de salir de aquella habitación, T/N giró un poco la mitad de su cuerpo y le dio una respuesta a Rosé.

T/N: con mis propias manos...

Al quedar sola, Rosé había quedado impactada, esa mujer no se arrepentía de nada, y se dio cuenta de lo complicado que sería estar con ella. De que quizás no sería para nada fácil escuchar su verdad.

La indicación que había recibido era, descubrir quienes habían sido las víctimas, ya que habían buscado y parecía que todos habían desaparecido, después, tenía que saber en dónde había escondido los cuerpos y, por último, saber el motivo del asesinato.

Song Min-ho: ¿todo bien? – se encontraba parado recargado en el marco de la puerta. –

Rosé: sí... pero no será fácil, - comenzó a guardar sus cosas en su bolso. –

Song Min-ho: lo sé, ya hemos intentado de todo, pero sin éxito.

Rosé: pues espero que no me pongan presión, porque si lo hacen, no se va a lograr nada, ella es una persona especial, estoy segura de que la mitad de lo que me dijo o quizás todo... es una mentira.

Song Min-ho: ¿por qué está tan segura?

Rosé: lo sé, eso es lo que importa, así que espero que me den el tiempo suficiente para poder lograr algo.

Song Min-ho: debe entendernos que debemos encontrar los cuerpos.

Rosé: lo sé, pero cuando las cosas se hacen con prisas... salen siempre muy mal, hasta mañana, señor Fiscal.

Tomó sus cosas y salió de esa habitación, dejando a Song Min-ho ahí dentro. Un oficial la acompañó hasta la entrada, salió de ese lugar, subió a su coche y lanzó un gran suspiro.

Rosé: debo seguir... debo seguir...


FIN DEL JUEGO ( Rosé Y Tú) (G!P)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora