Las ultimas luces del atardecer terminaban de filtrarse a través de las ventanas rotas, mientras la tierra misma parecía resquebrajarse bajo sus pies. La televisión parpadeaba con la imagen de un periodista nervioso, su voz temblorosa apenas cubierta por el estruendo que se sentía al fondo.
—Se acaba de desatar un tremendo poder en el continente americano —dijo el periodista de NCN, su rostro reflejando un miedo palpable. —Menos de treinta minutos atrás, comenzó un terremoto... pero no uno como los que estamos acostumbrados a ver. Este no tiene una explicación científica... Los expertos nos informan que lo que estamos presenciando es un fenómeno completamente inusual. No es un terremoto generado por las placas tectónicas, sino por un poder que no se vio en décadas.
El rostro del periodista se torció aún más a medida que seguía hablando. Mientras las cámaras mostraban imágenes del caos en las calles y como la tierra temblaba sin cesar, la cámara volvió a enfocarse en el periodista, cuyas palabras se detuvieron en una pausa aterradora.
—¿Será que han vuelto? —dijo el periodista, su voz siendo apenas un susurro, pero dejando la pregunta flotando en el aire, como una promesa inquietante.
El sonido del televisor se apagó, pero la tensión persistía, colándose por cada rincón de la habitación. En el aire, como si algo invisible estuviera al acecho, la atmósfera se volvía más densa con cada segundo.
**(Dos horas antes)**
El rugido del motor del coche era el único sonido que rompía el silencio, mientras el padre de Shishieru aceleraba con determinación, sin mirar atrás. Las luces de la ciudad desaparecían a medida que se adentraban en la oscuridad, atravesando las calles vacías. La nieve, que comenzaba a caer suavemente, se mezclaba con la quietud del momento. Shishieru miraba por la ventana, sus pensamientos entrelazados con preguntas que no sabía cómo formular.
—¿Padre, qué es lo que está sucediendo? —su voz, un susurro lleno de incomodidad, rompió el silencio mientras el coche se deslizaba a gran velocidad por la carretera. —Me despertaste poco después de que logré dormir... y ni siquiera me diste tiempo para cambiarme.
El padre, al frente, sin desviar la vista del camino, se tensó al escucharla. La noche se volvía más oscura y el coche avanzaba por caminos que parecían no llevar a ningún lado.
—¿Tienes el collar que te di, cierto? —preguntó, su voz, grave y serena, se cortó ligeramente por la preocupación. —Es importante, más de lo que imaginas.
Shishieru asintió, aunque la confusión seguía pesando sobre ella. Miró el collar que colgaba de su cuello, un objeto que siempre había considerado como una simple reliquia, un regalo de su padre. Sin embargo, ahora comenzaba a entender que aquello tenía un significado mucho mayor.
—Sí, Pa... me dijiste que nunca me lo quitara —respondió con una mezcla de curiosidad y duda.
El padre apretó el volante con más fuerza, sus ojos reflejando algo que Shishieru no podía descifrar. Un resquicio de miedo, de arrepentimiento, o quizás... algo más.
—Ese collar no es solo un adorno, hija —su voz sonó casi como un suspiro. —Es un candado... un candado que selló tu poder. Un poder que tendrás que usar antes de lo que pensábamos.
El aire parecía volverse más denso con cada palabra. Shishieru sentía que algo estaba a punto de romperse, algo que había permanecido oculto durante años. El coche aceleró aún más, cruzando puentes desiertos y calles vacías, como si estuvieran siendo perseguidos por algo invisible.
—¿A dónde vamos tan rápido, papá? —preguntó, el nudo en su estómago creciendo. Mientras un sentimiento de temor, de urgencia, se apoderaba de ella.
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Kotoshi no Kisetsu: Las estaciones del año
FantasyUn mal antiguo despertó antes de lo previsto. En un mundo nuevo, un mundo donde los mitos son realmente historias. Registros históricos demuestran que los héroes fueron reales, y ahora, con todos los pronósticos fallidos y la tensión en el aire, han...