04. No me dejes.

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Los días pasan con rapidez, apenas un borrón en su memoria que no logran marcar su vida.

Jeongin recibe distintos regalos de parte de Hyunjin como más flores arrancadas, una cucharada robada de un restaurante y una pulsera hecha con mostacillas de corazones rojos que le compró a una adolescente en un parque. Se divierte en hacerle creer que le gusta esa mierda rara que consigue y lo ha convertido en alguien que roba pequeñas cosas o que pueden estafar con un pedazo de cinta que dice «I love u».

Sonríe cada vez que mira su muñeca cubierta con el absurdo material porque se acuerda de que le pidió a Hyunjin que se la colocará, pudo darse cuenta de como el alfa dejó de respirar por un segundo cuando le pregunto si podría atarla, parecía a punto de morir ahí mismo por eso y el omega no sabe cómo contuvo las ganas de reírse mientras ajustaba la pulsera en su muñeca.

—¿Te aprieta?

—No, es perfecta —había sonreído, moviendo su mano con emoción cerca de su rostro cuando lo soltó—. ¿Me queda bien?

—Sí.

Lo observó a través de sus pestañas, dándole ese tipo de mirada prolongada y llena de deseo que hacían saber a los alfas cuando los omegas gustaban de ellos, entonces se comportó de forma tonta.

—¿Me veo lindo?

—Sí, mucho —Hyunjin casi suspiró, ganándose una sonrisa brillante y llena de falsedad que no podía notar porque no estaba acostumbrado a verlo así de emocionado—. Te ves más lindo cuando sonríes. ¿Podrías... sólo sonreírme a mí, Iena?

Jeongin lamió sus labios, evitando echarse a reír como por una hora.

—Claro, lo que tú quieras —se acercó para mostrarle su sonrisa gigante que le llevaba a sus ojos, guiñando su ojo y viendo cómo se animaba, por lo que dejó salir su risita divertida—. Gracias por el regalo, nos vemos.

No es tan tonto como para creer que a Hyunjin no le afecta su cercanía, parece temblar cuando da un paso más hacia él, se pone ansioso y extraño si el joven pega sus cuerpos, incluso si es para maltratarlo físicamente o darle una advertencia. Jeongin no puede hacer de la vista gorda si el alfa deja al descubierto su debilidad.

Es consciente de que él no es la gran cosa, Hyunjin es demasiado, más de lo que alguna vez imaginó tener cerca, y hay veces donde el omega se siente intimidado al ver sus regalos o su sola presencia que denota poder.

No es tan estúpido como aparenta, sabe que no es nadie, que apenas puede llegar a fin de mes sin desesperarse, que está luchando a diario para no ocupar el dinero que tiene en la tarjeta que guarda en el fondo del primer cajón de su mesita de noche, así como también que su apariencia es descuidada. No tiene ropa bonita ni se arregla, no puede disfrutar de postres ni de un día de descanso, no se siente a su nivel.

Esa es la dura realidad, no es un cuento de hadas donde cautivó a un príncipe o gran magnate empresarial por su gran belleza o infinita bondad.

Tiene suerte de ser joven y de poseer un rostro decente en barrios donde los omegas se desgastan de tanto trabajo, él podría compensar algo de eso si fuera más dulce o amable, pero es tosco y maleducado, desprecia a Hyunjin como si tuviera mejores opciones y no tendría que estar agradecido porque se esfuerce tanto por caerle bien.

Sería muy fácil para él rendirse, dejar que lo mime y lo llene de regalos costosos, muchos dirían que está siendo estúpido, Jeongin sabe que es así y ni siquiera porque crea en el amor verdadero o esas estupideces donde sueña enamorarse de un alfa para entregarse, sólo está demasiado ocupado esforzándose por salir adelante y no se encuentra interesado para dejarlo entrar a su vida como su alfa.

Vanilla | hyunin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora