10. Una familia.

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El sol se pone en lo más alto del cielo a medida que el omega se prepara para recibir el alta, salir de esas cuatro paredes y huir de los pinchazos, sin embargo, tan pronto como se baña descubre que no tiene más que un pijama ridículo para salir a la calle. Su ropa anterior fue cortada, todo lo que quedaban eran restos manchados de sangre y apestando a putrefacción que tiraron en cuanto pudieron. Todo lo que tenía a mano eran pijamas, prendas andrajosas y horribles que se negó a ponerse.

—¿Puedes decirle a tu mánager o a alguien que pase por mi departamento y me traiga ropa? —inquirió, secándose el pelo con una toalla.

El alfa asintió, tecleando en su celular para mandar a traer ropa. No la suya, sino que pasaran por una tienda cercana y compraran un nuevo conjunto. Chris, quien ya estaba acostumbrado a salir a comprar regalos de última hora o cuando Hyunjin no tenía ganas, le mandó un par de fotos como le pidió para escoger que le sentaría bien a Jeongin.

Se lo pasó sin más preámbulos, demasiado ocupado con la llamada en su celular. Se quedó afuera, hablando con alguien más mientras Hyunjin le daba las bolsas a Jeongin, quedándose adentro como si no planeara irse. El omega arqueó una ceja, inseguro de si lo hacía a propósito o sólo no se daba cuenta que no iba a verlo cambiarse.

—¿Te vas a ir o te quieres quedar a mirar?

—Ah, ¿puedo quedarme?

—No, vete.

—¿Seguro que no necesitas ayuda? —cuestionó, señalando una de las bolsas  que estaba examinando, justo la de su camisa—. Mira, tiene un lazo atrás.

—Me las voy a arreglar.

—Pero...

—¡Que te vayas!

Se sobresaltó por su grito, por lo que se apresuró a salir, sabiendo que era mejor no tentar su suerte. Cerró la puerta detrás suyo, dejándolo a solas.

Jeongin se desviste, sintiéndose liberado de la ropa. Se sentía menos pesado si se encontraba desnudo o con prendas muy cortas, estar tan abrigado o con tantas capas encima lo ponía insoportable e incómodo.

Mira su estómago abultado, encontrándose acariciando suavemente esa nueva parte de él. No estaba realmente gordo, sino preñado e incluso así, seguía manteniendo su figura. Quizá dentro de unos meses se empezaría a llenar más y su cintura desaparecería, preparándose para alimentar a un cachorro.

Él podría soportarlo, no le importaba perder su cuerpo a cambio de un bebé. Su cachorro era más importante que su vanidad, tampoco tenía la obligación de impresionar a nadie, no creía que su situación cambiará mucho sus planes.

No quería estar con nadie ni llamar la atención de ningún alfa, siempre se mantenía al margen. Esa había sido su forma de vivir, sabiendo que lo único que le importaba era establecerse y llegar a fin de mes sin saltarse las tres comida más básicas. Una noche resultó mejor de lo que imaginó, ahora tendría a un bebé, a alguien a quien amar y proteger, por quién levantarse y evitar descuidarse.

A Yang Jeongin no le importaba mucho su vida, un día nació sin que se lo preguntaran, le mostraron que la vida era un asco y no podía hacer nada para deshacer los errores de otros, entonces sólo tomó las riendas de su destino y se fue. Vivía porque sabía que no todo era malo, pero si no tenía una familia ni una persona cercana por la que preocuparse y mantenerse en pie entonces tampoco podían culparlo por su visión tan pesimista.

Ahora las cosas iban a cambiar de una buena forma, encontró una razón y estaba ansioso por ver lo que había hecho, por tenerlo en sus brazos y saber que lo había logrado. Todavía lo sentía como una parte suya, no como un bebé, lo necesitaba ya para dejar de estar solo, al menos poder abrazarlo en las noches y enseñarle cómo ver el mundo.

Vanilla | hyunin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora