09. Seamos amigos.

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Esa misma noche, le avisan a Jeongin que le van a dar el alta al día siguiente cuando cambien de turno. Para su gran alivio, le quitan el suero, pero le arrancan varios vellos del brazo por la cinta y el alfa tiene que presenciar cómo le hace pucheros al enfermero, señalando que fue muy brusco, por lo que el profesional se disculpa más de una hora hasta que el omega se queda satisfecho cuando le dice lo suficiente.

—Nadie va a darse cuenta que te faltan un par de pelitos del brazo, amor —le guiñó el ojo, haciendo que sonriera encantado al lograr su cometido—. No con esa carita tan hermosa. ¿Podrías perdonarme?

Jeongin asintió varias veces, emocionado por su atención. Era su favorito, el único que lo halagaba de forma directa.

—Sí, pero sólo porque me caes muy bien.

—¿Sólo por eso?

—Mmh, sabes que no.

Después varios de ellos, a los que les hablaba más seguido -todos alfas jóvenes-, le advirtieron que se cuide, que no sea malo y que esperan no volver a verlo en ese hospital. A todos les saca al menos un halago o sonrisa, con los que nunca le dedican más que una mirada se conforma con un sonrojo cuando se queja de que le duele algo, ellos le preguntan qué cosa y el omega sólo les decía lo siguiente.

—¿Qué voy a hacer ahora que no voy a verte todos los días? —estiraba su labio inferior, luciendo tan triste y abandonado—. Voy a extrañarte, alfa.

Alfa. A esos ni siquiera les dijo por su nombre o algún apodo, los llamó de esa forma enfrente de Hyunjin, quien rodaba los ojos fastidiado. Ellos lo miraban, por lo que procuraban no tocarlo, sólo se ponían de mil colores por tener a un omega preñado y marcado reconociéndolos. Eran ingenuos, por lo tanto se enorgullecían por haber llamado la atención de alguien que se suponía que tenía que babear por su pareja.

Yang Jeongin era la persona más terriblemente coqueta que había conocido en toda su vida, no de forma seductora, sino que sabía que hacer o decir para llamar la atención de otros individuos. La atención justa y necesario, sin llegar a ser maliciosa o excitante, sino más como una broma, pero a Hyunjin no le parecía divertido. No le encontraba el chiste, dudaba hacerlo algún día.

El omega apenas durmió de la emoción, no estaba cansado, sino despierto y vivo, mirando por la ventana cuando la noche cayó, deseando que el sol ya saliera para marcharse de esas cuatro paredes blancas, del olor a alcohol y medicamentos, de la frialdad de la habitación a la cual mandó a subir la calefacción, quejándose que tenía las manos heladas cuando estaba envuelto en miles de mantas y la campera de Hyunjin.

El alfa prefirió ignorar las intenciones de ese pedido, sino que se centró en exterminar con los ojos a todos los alfas que entraban, conteniéndose para no alejarlos de su omega. No había nada más insultante que olieran su olor y se acercarán de todas formas, marcarlo era una advertencia, sin embargo, Hyunjin no les hizo nada, aunque era extremadamente degradante que si volverían a olfatear su esencia se lo tomarían a la ligera.

Se sentía como un chiste, pero lo dejó pasar, en especial porque por más que le hirviera la sangre y su alfa gruñera, queriendo despedazar sus cuellos, Jeongin lo odiaría más de lo que ya lo hacía. Había conseguido algo valioso, unas migajas de su atención, no iba a perder eso por unos idiotas que no volvería a ver en su vida. Además... era un poco ¿lindo? ver al omega sonreír, tontear de forma casi inocente y que sus ojos se iluminarán. No por él, pero era mejor que verlo enfuruñado todo el día.

Con la noticia de que podrían irse, de que le darían el alta y estaría bajo la evaluación de médicos calificados, que lo atenderían como era debido, justo lo que él quería, se sintió aliviado. Mentiría si dijera que también estaba feliz de no tener que ver esas escenas empalagosas frente a sus narices, aunque había algo que rondaba su mente, que lo angustiaba más de lo que le gustaría y no sabía muy bien cómo expresarlo.

Vanilla | hyunin (omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora