CAPITULO 3

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Claudia y sus amigos se miraron, sabiendo que la tarea no sería fácil. Decidieron volver al día siguiente con las primeras luces del alba, para tener todo el día por delante. Esa noche, ninguno de ellos pudo dormir bien, atormentados por las visiones de los estudiantes desaparecidos y la misión que les esperaba.

A la mañana siguiente, se reunieron en la entrada del instituto con mochilas llenas de herramientas, cuerdas y una pala, preparadas para cualquier eventualidad. El ambiente estaba cargado de tensión y expectativa mientras se dirigían a la sala de archivos del instituto, un lugar que sabían que contenía registros antiguos que podrían ayudarle a localizar los cuerpos.

Rebuscaron entre los archivos polvorientos, llenos de documentos viejos y amarillentos. Finalmente, encontraron registros de estudiantes desaparecidos hace décadas, junto con mapas antiguos del instituto y sus alrededores. Uno de los mapas mostraba un pequeño cementerio que alguna vez estuvo en los terrenos del instituto, ahora olvidado y cubierto por la vegetación.

Con el mapa en la mano, Claudia y sus amigos salieron del edificio y se dirigieron hacia el bosque que bordeaba el instituto. Caminaron durante horas, siguiendo los puntos de referencia del mapa. El sol estaba alto en el cielo cuando finalmente llegaron a un claro oculto, cubierto de maleza y árboles viejos. Apenas visibles entre las hojas caídas, encontraron lápidas antiguas y desgastadas.

Empezaron a buscar con más cuidado, escudriñando el terreno en busca de cualquier señal de los restos. Después de mucho cavar y remover tierra, encontraron un antiguo ataúd. Lo abrió con respeto y descubriendo los huesos de uno de los estudiantes desaparecidos, junto con el colgante que llevaba en la foto que habían encontrado en la caja.

Lentamente, y con mucho esfuerzo, trasladaron los restos al cementerio del instituto, tal como les había indicado el espectro. Cavaron una nueva tumba y, con solemnidad, depositaron los huesos en su interior. Claudia pronunció unas palabras de despedida, sintiendo una profunda conexión con los estudiantes atrapados.

De repente, una luz brillante emergió del suelo, envolviendo a Claudia y sus amigos. Los espíritus de los estudiantes aparecieron una vez más, pero esta vez sus rostros mostraron paz y gratitud.

"Gracias", dijeron en un susurro colectivo. "Podemos descansar en paz ahora".

El aire frío se disipó y el entorno se llenó de una calma serena. Claudia y sus amigos se sintieron aliviados, sabiendo que habían hecho lo correcto. Con el corazón más ligero, regresaron al instituto, sabiendo que habían liberado a las almas atrapadas y habían roto la maldición que había atormentado el lugar durante tanto tiempo.

La historia aún no ha terminado, ya que Claudia y sus amigos ahora deben asegurarse de que el recuerdo de los estudiantes desaparecidos no se olvide. Decidieron crear un memorial en el instituto, para que futuras generaciones recordaran y honraran a aquellos que habían sufrido tanto. Además, el misterio de cómo los estudiantes desaparecieron y quién fue el responsable sigue sin resolverse, dejando abierta la posibilidad de nuevos descubrimientos y aventuras.

          

CONTINUARA...

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