|𝐏𝐑𝐎𝐋𝐎𝐆𝐔𝐄|

266 16 11
                                    

— Tranquilo hermano. Estoy seguro que Dany estará bien...

Un grito desgarrador de una mujer, proveniente de la sala de parto interrumpió a James Potter, haciendo que Sirius se pusiera cada vez más nervioso. Pronto, su hijo o hija nacería y el estaba explotando de los nervios acompañado del matrimonio de James y Lily y el pequeño Harry de tan solo un par de semanas y de la familia de su esposa y madre de su futuro bebé.

— ¡SIRIUS BLACK TE VOY A DAR DE COMER A MI DRAGÓN!— Se escucho un grito.

— Sirius tranquilo. Todo saldrá bien, estoy segura. ¡Mira, por ahí viene Remus!— Dijo Lily tratando de calmarlo mientras que en sus brazos traía a Harry.

— ¡Sirius!— Dijo Remus agitado al llegar junto al trío.— ¿Cómo se encuentra Dany?

Pronto los gritos de la mujer pararon y se escucharon los llantos de dos bebés recién nacidos. Una enfermera con una sonrisa amable en el rostro les dijo que ya podían pasar a la sala.

— Felicidades.— Dijo la mujer poniéndole una mano en el hombro al padre.— Son dos niñas.

Los amigos y la familia Targaryen-Mikaelson al principio se sorprendieron al escuchar que habían sido dos bebés pero rápidamente James y Remus se abalanzaron sobre su mejor amigo y cuando le dejaron libre Lily le dio un abrazo cariñoso mientras que los demás lo felicitaban.

— Maldita sea, ¿donde se habrá metido Peter?— Dijo James irritado.

— Dijo que no podía venir, pero que daba las felicitaciones.— Explicó Remus.

Los tres hombres junto con Lily que traía a su hijo en brazos y los demás entraron en la habitación de Daenerys Targaryen que acababa de dar a luz.

La joven tenía su pelo platinado desparramado sobre la almohada, su frente estaba perlada de sudor y estaba agitada, muy pálida y sus ojos derrochaban cansancio pero brillaban hacia los pequeños bultos que tenía contra su pecho. Las mujeres que había en la habitación podían comprender su expresión; era la misma que ellas tenían cuando veían a sus hijos e hijas.

— ¿Cómo estás mi amor?— Le pregunto Jennifer Mikaelson a su hija mientras le sonreía, esta solo le devolvió la sonrisa y le asintió como respuesta

— ¡Dany, felicidades!— Exclamó Lily mientras le daba a James su hijo e iba hacia Daenerys dándole un beso en la mejilla y viendo a las nuevas Black.— ¡Son preciosas!

Sirius se acerco a sus hijas y las tomó en brazos con cuidado. Eran preciosas, aun todavía mientras daban unos pequeños gritos, se sentía tan feliz en ese momento que parecía que la guerra mágica y el tiempo oscuro que estaban pasando hubiera desaparecido.

— ¿Y como las vas a llamar?— Le pregunto Rebekah a Daenerys, que sonrió con cansancio.

— Helaena...— Señaló a la pequeña del pelo platinado que tenía Sirius en su brazo izquierdo.— Y Daella. Son perfectas.— Señaló a la pequeña de cabello azabache.

— Helaena y Daella Black.— Repitió Sirius viendo a sus dos hijas que poco a poco abrían sus ojos. Helaena los tenía de un hermoso azul mientras que Daella los tenía de un hermoso violeta.

— Helaena y Daella Black Targaryen. Son de los dos.— le dijo Daenerys, haciendo que todos en la habitación soltaran unas risas.

— Son hermosas Canuto. Mira Harry, ellas son Helaena y Daella, tus nuevas amigas.— Le dijo James a su hijo. Harry vio a las bebes con curiosidad, aunque centro su atención en la pequeña Daella.— ¿Y... quienes van a ser los padrinos?

James miró a Daenerys con una sonrisa nerviosa haciendo que la mujer le sonriera burlona.

— Hemos decidido que los padrinos de Helaena sean Rhaenyra y Kol.— Los mencionados se sorprendieron pero rápidamente pusieron una sonrisa de felicidad y le agradecieron. Daenerys después  volvió a mirar a James el cual tenia una mirada de expectación.— Y los de Daella serán...

𝐃𝐀𝐄𝐋𝐋𝐀 𝐓𝐀𝐑𝐆𝐀𝐑𝐘𝐄𝐍 𝐘 𝐋𝐀 𝐏𝐈𝐄𝐃𝐑𝐀 𝐅𝐈𝐋𝐎𝐒𝐎𝐅𝐀𝐋 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora