Todo está alterando mi sistema, el calor agobiante de la mañana de verano, el olor a sudor de los pasajeros, los baches que el conductor no se molesta en evitar, todo ellos, hasta que te vi, haber elegido uno de los últimos asientos del colectivo parece hacer sido un golpe de suerte, como si el destino quisiera que pudiera verte; te sostienes de uno de los caños fijos al techo del colectivo con tu mano derecha mientras con la izquierda deslizas algo en tu celular, estoy hechizada, la gota de transpiración que apareció en tu frente y recorrió tu mejilla fue imnotica, los rasgos asiáticos solo trajeron a mi mente el furor que están teniendo los kdramas y reí de mi propio pensamiento imaginándome como debes de atraer a mujeres, a las que debes de parecerles hermoso por el solo hecho de ser asiático, mi risa se escapo llamando tu atención y por unos breves momentos nuestras miradas se cruzaron, aparto mi vista avergonzada como si pudieras leer mi mente y supieras lo que hasta hace segundos estaba pensando, por suerte mi parada era la próxima así que me levanto de mi asiento solo para volver a caer sentada de nuevo en el de golpe, la correa de mi bolso se ha atascado, cuando levante la mirada tus ojos dorados estaban sobre mí, el calor que recorrió mi cuerpo no era producto del verano si no de la vergüenza al llamar la atención, quería desaparecer enseguida, desatasque la correa y me dirigí a tocar el timbre para bajar.
Odio el verano no sé cuántas veces al día repito la misma frase, pero no puedo evitarlo, por suerte el camino hasta la facultad está bordeado por árboles de paraísos mis favoritos que me ofrecen una sombra donde resguardarme del sol.
El aula esta medio vacía, siempre me aseguro de llegar temprano para poder conseguir lugar, evito tanto como puedo sentarme en las primeras hileras de asientos, mis lugares favoritos son las ultimas hileras junto a la puerta, estos lugares me permiten desaparecer de la clase cuando esta es muy aburrida, o retirarme al baño cuando lo necesito sin molestar a nadie ni recibir miradas del profesor por osarme levantarme en medio de su discurso.
Estoy en tercero del profesorado de psicología lo que implica que la emoción del primer año ya se desvaneció, ahora solo tomo las clases que son obligatorias, me va mejor estudiando sola, de mas esta decir que las clases son súper teóricas y solo repiten lo que está en el libro sin ninguna explicación, sin ejemplos claros lo que me desespera, el tiempo que pierdo viajando para llegar a una clase que no me aporta, por lo que prefiero gastar ese tiempo en estudiar, algunos profesores no tienen problema con esto, pero otros no le gusta ver sus clases medio vacías así que exigen asistencia de una ochenta por ciento, lo que me deja un margen nula de faltas, esta es una de esas clases "Política educativa y legislación educacional" el profesor recita tal cual cada palabra del libro, es para mí un triunfo si puedo seguir su clase por más de quince minutos, mi mente comienza a divagar, pienso en lo que debo hace al llegar a casa, en que no lave mi ropa y mañana no voy a encontrar nada decente para ponerme, y allí entre los pliegues de mi memoria aparece, como un pequeño destello, sus manos, sus dedos largos sosteniéndose con fuerza, sus ojos rasgados de un dorado miel algo particular, su cabello negro entre largo y corto que le queda perfecto a su rostro, y recuerdo lo alto que era, cuan alto era, y la pregunta aparece en mi mente ¿ a dónde iría? Su mochila era bastante grande, ¿ pero quien no tiene una mochila gigante en el campus? solo las chicas "lindas" vienen a la facultad sin una mochila gigante llena de apuntes cuadernillos y mas, ellas viene con un maquillaje perfecto y una carterita divina que no creo ni les entre el celular, el golpe lejano de un libro sobre el suelo me despierta de mi divagación, mi mirada viaja por el aula y el pizarrón, todavía va por la misma página que ha estado explicando desde la clase anterior ≪ Dios≫ vuelvo a mis pensamientos, el recorrido del colectivo en el que veníamos pasa por tres facultades además de psicología, arquitectura, medicina y finaliza en el de tecnología ≪podría ir a cualquiera≫.
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Tus ojos de Ginkgo
RomanceRocío cursa el tercer año del profesorado de psicología, en el transcurro de su vida se a dedicado a complaciendo a otros, es lo que conoce y esta conforme con ello, hasta que un día esos pensamientos comienzan a cambiar, su vida da un giro inesper...