Capítulo 24

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Diciembre

     El avión surca el cielo nocturno de Córdoba y lo que hemos planeado por meses se vuelve real, conocer su familia y el lugar donde creció, una mezcla de emociones me recorre, es el primer viaje que hago en mi vida, el primer viaje que comparto con la persona que amo y con la que planeo pasar el resto de mi vida, todo es nuevo y emocionante, trato de tranquilizar mis nervios de lo contrario no sobreviviré un viaje de casi dos días.

El aeropuerto es una locura, y los nervios afloran nuevamente, me aferro al brazo de Jun y él me tranquiliza, pero estoy a kilómetros de casa, no comprendo nada del idioma y todo a mi alrededor es apabullante.

Buscamos el equipaje y comenzamos a salir, afuera el aire es helado, había olvidado que ellos se encuentran en otra estación del año, al subirnos al taxi Jun habla con el conductor, nos dirigimos a un hotel que reservamos la semana pasada, vamos a descansar y luego visitaremos a los padres de Jun.

La vista que me ofrece la ciudad es fascinante, edificios tras edificios, uno más lujoso que el otro, el ir y venir de la gente es constante y me vuelvo para mirarlo, él me devuelve una sonrisa y toma mi mano, estamos en china.

Dormimos un día entero, el viaje fue realmente agotador, me meto a la ducha para relajar los músculos que todavía siguen agarrotados, y escucho a Jun hablar, al no escuchar a su interlocutor asumo que está hablando por teléfono, termino mi ducha y el cuerpo me parece más liviano como si me hubiera desecho de kilos de carga, luego de vestirme me acerco a Jun que está recostado sobre la cama.

—Mi padre está en un viaje por trabajo y mamá lo acompañó, vuelven mañana así que podemos recorrer la ciudad si querés.

—Claro, quiero que me muestres todo. — Se acerca a mí sigilosamente con una sonrisa traviesa.

—¡¡Jun!!

—Dijiste que te mostrará todo.

—No seas caradura, sabes a qué me refiero, la ciudad. — Se ríe y me abraza.

—Me baño y bajamos a almorzar, después quiero llevarte a un mercado era mi favorito cuando iba al colegio.

Mirando su expresión de felicidad al encontrar un dulce que comía en su infancia, me cuestiono que se sentirá estar lejos de casa, imagino que al principio todo debe parecer maravilloso, desconocido y comparas tu cultura con la del lugar en el que te encuentras, luego debe venir la melancolía cargada de recuerdos, quizás en el momento en el que comer un dulce ordinario que encontrarías a la vuelta de la esquina se vuelve imposible, momentos en que la realidad te golpea de donde estás y qué tan lejos de casa. Jun jamás ha hablado con anhelo de su hogar, siempre los menciona y dice que los extraña pero jamás con melancolía.

Me da un dulce para probarlo y lo miró con desconfianza tiene la forma de una bolita de masa pero él asegura que es muy rico, tal como dijo es un sabor nuevo pero es dulce y me gusta. Seguimos recorriendo los puestos, todo llama mi atención y quiero llevar a casa todo lo que encuentro.

Cansados de caminar por las calles frías, decidimos entrar a cenar, aunque a mi parecer es un horario muy temprano para hacerlo Jun asegura que ese es el horario en el que se cena en china, y que ya es bastante tarde, son las siete de la tarde, yo preferiría merendar pero...

Se une a nosotros los primos de Jun, está Hua Biao, y dos chicos más que no logró retener su nombre, son bastante difíciles de pronunciar y eso hace que me dificulte recordarlos, estos se muestran bastantes reservados mientras que Hua Biao trata de conversar conmigo todo la cena, por su puesto usa su traductor, me divierto con sus ocurrencias.

Al terminar de cenar, todos nos dirigimos a la salida, Jun les comenta que vamos a buscar un taxi y los chicos se despiden de nosotros y toman otro camino.

Tus ojos de GinkgoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora