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Rhydian
Nunca imaginé que mi mayor anhelo ahora se convertiría en mi propia prisión. Cuando Roderyk me impuso el castigo de vivir en la superficie junto a los humanos creí que lo mas rápido y menos doloroso para mí sería que acabaran conmigo de una maldita vez.
Jamás debí dejarme arrastrar por las ideas de Emeric, mucho menos sabiendo que él pasaría los siguientes años sirviendo en las fosas bajo el mando y supervisión de Klaus y sus esbirros. No tenía ni idea de cómo lograría soportarlo mi hermano pequeño, pero definitivamente mi castigo era el peor.
La misma noche que el Maestro tomó la decisión de mandarme al mundo humano para servir de guardián a esa niña, comenzó mi propia tortura.
—¿En qué piensas?
Parpadeé unas cuantas veces para luego alternar mi mirada entre Darian y la carretera.
—Nada. Sólo estaba concentrado en conducir.
Se hizo un pequeño silencio de nuevo tras él asentir con una leve sonrisa a mi comentario.
Darian…
No sólo Emeric y yo fuimos castigados ese día… Darian también lo fue, de cierta manera.
Él siempre estuvo en contra de la idea de Roderyk de mandarme a la superficie a cuidar de esa niña como castigo por yo haber sido el causante de aquel accidente donde ella estuvo a punto de perder la vida junto a sus…
Darian se impuso en último momento y, yendo en contra de nuestro hermano mayor, exigió ser mi guía en la nueva vida que me esperaba en este lugar. La idea de Roderyk era abandonarme a mi suerte, que yo mismo aprendiera de mi error y consiguiera entender el mundo humano por mi cuenta, sin ningún tipo de ayuda. Pero Darian supo convencerle de que mi existencia desaparecería en cuestión de horas si venía solo en vista de los acontecimientos que se habían dado tras la intromisión de Emeric y mía en la superficie.
Y Roderyk cedió.
Darian se quedó a mi lado alrededor de unos tres años encargándose de ensañarme cada detalle de este mundo. Con el tiempo fui capaz de entender el desastre que había cometido aquella noche que Emeric y yo nos saltamos las reglas.
Apenas habían pasado unos días desde el accidente cuando Darian me llevó a conocer a la que, tras ese nefasto momento, se convirtió en mi protegida.
Katherine Skyler Dirsson. Una pequeña niña de nueve años que acababa de perder a las dos personas más importantes de su vida por un error que yo cometí y que ahora me tocaba pagar con creces al ser su guardián.
Nunca podría olvidar esos hermosos ojos verdes inundados en lágrimas el día que la conocí en aquel lugar frío, en ese sitio donde los cuerpos de sus padres eran velados mientras ella corría por los pasillos ahogada en llanto con la necesidad de huir.
Que Darian fuera capaz de controlar los recuerdos fue de gran ayuda para que implantara en la memoria de los Lowe recuerdos falsos en los que Billie y él habían sido antiguos compañeros de trabajo. Esa fue la forma de poder acercarme a esa niña sin levantar sospechas.
Tuve que fingir ser un adolescente de diecisiete años que había quedado bajo el cuidado de su hermano mayor. Que esa niña pensara que mi hermano y yo estábamos solos en este mundo por el mismo motivo que ella, haber perdido a nuestros padres, la hizo confiar poco a poco en ambos al creer que encontraría en nosotros personas que entenderían su dolor.
—Ya debe estar por salir. —Paré el coche y los dos miramos a través la ventanilla del coche. —Enloquecerá en cuanto te vea.
—No dudo de ello.
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Demon: Cenizas del perdón © //Libro 1: Rhydian//
RandomA lo largo de la historia de la humanidad, se enseñó acerca de la diferencia entre el cielo y el infierno. Esos lugares donde aquellos que hubiesen obrado bien durante su estancia en la tierra subirían al reino de los cielos y, por el contrario, los...