_12_ Desobedéceme

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_______☬☬☬_______

Katherine


—¡Kathy!

¿Cómo puede ser tan idiota?

—¡Oye, Kathy!

Tan sólo deseaba que el suelo se abriese bajo sus pies y le engullera sin posibilidad de regresar.

—¡Mierda, Kath, para!

Que el profesor Ryder me hubiese llamado la atención en mitad de la clase era el menor de mis problemas.

Tener que hacer un proyecto extra para su asignatura explicando cada una de las enfermedades que un cánido podría contraer junto a las causas de la aparición de esas enfermedades y formas de remediar su deterioro tampoco suponía un problema, aunque no me hiciese especial ilusión tener que volver a recordar el temario de la Parvoviridae… Jamás sacaría de mi cabeza el video que Ryder nos mostró de dicha enfermedad atacando en directo a un Dackshund o mundialmente conocido como perro salchicha.

¿Que me amenazara con suspenderme la asignatura la próxima vez que interrumpiera su clase gritando a los cuatro vientos una expresión poco cortés y que creyó ir dirigida a él? Me daba completamente igual.

—¡Kathy!

Aún no había parado de andar desde que la clase terminó, recogí mis cosas y salí del aula siendo perseguida por Trish. Me dirigía a prisas al aparcamiento de la Universidad, ni siquiera reducía mi velocidad incluso cuando otros alumnos se interponían en mi camino. Sólo tenía una única cosa en mente y no iba a descansar hasta conseguirlo: matarlo.

En mitad de mi enfado, de mis ideas nubladas y raciocinio inexistente sentí un fuerte tirón en mi antebrazo que me obligó a dejar de caminar siendo arrastrada y haciéndome retroceder algunos centímetros ya recorridos.

—¿¡Se puede saber qué diablos te pasa!? —Trish.

No tenía tiempo para esto. Era consciente de que mi querida amiga ahora tendría mil y una preguntas que hacerme después de oírme gritar a los cuatro vientos en clase de Medicina Veterinaria con el Señor Ryder las palabras ‘grandísimo hijo de puta’ sin ningún contexto, pero ahora no podía pararme a darle explicaciones. Igualmente conocía una forma de evitar el enfrentamiento con ella, sintetizar mi explicación y dejarla satisfecha por un breve periodo de tiempo… al menos hasta que matara a ese grandísimo hijo de puta.

—Solo te diré que te vayas haciendo amiga de alguno de los estudiantes de los cursos superiores de Derecho para que te diga la forma de asesinar a alguien sin que te caiga la pena de muerte. —Solté dejándola aún más desconcertada.

—¿Pero de qué mierda estás hablando, Kathy? —Abrió sus brazos dando énfasis a su confusión.

—Fácil. —Sonreí como una maldita lunática. —De que voy a matar a Marllow.

Retomé mi paso dejando a Trish ahí parada en mitad del pasillo completamente confundida, pero mejor eso a que volviera a ir detrás de mí pidiendo más explicaciones. Con aquello ya tendría unos minutos para recapacitar antes de volver a querer ir en mi búsqueda para obtener más respuestas.

En cuanto llegué al aparcamiento y divisé mi coche, entré en él tirando mis cosas al asiento del copiloto sin ningún miramiento y totalmente llevada por la rabia.

Demon: Cenizas del perdón © //Libro 1: Rhydian//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora