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Rhydian
La noche había caído inundando el cielo de hermosas estrellas que iban siendo poco a poco opacadas por la luminosidad del lugar donde nos encontrábamos. Rojos, azules, violetas, verdes… Globos por un lado, puestos de comida rápida y chucherías varias por el otro. Tipos disfrazados ambientando los alrededores. Zonas de juegos y recreativos infestadas de personas que venían a disfrutar de este maravilloso lugar que era el parque de atracciones.
Bueno… quizás no todos.
—P-Para.
—Habla.
—Por f-favor, Efren, no q-quiero ir allí.
—Entonces habla.
Desde que la saqué de casa y le dije que vendríamos aquí no paró de suplicarme que nos diéramos media vuelta, pero ella me conocía y sabía que eso no ocurriría hasta que abriese la boca y soltara todo lo que tenía en su cabeza y que tanto la había sumergido en un bucle en estos días llegando a preocupar a sus propios tíos.
En cuanto llegamos a los aparcamientos se negó a bajar del coche, pero a pesar de tanta pataleta, aquí estaba, de pie junto a mí tratando de soltarse del agarre de mi mano siendo tirada por todo el parque.
—Efren, q-quiero irme a c-casa.
—En cuanto me digas qué está pasando, Sky. —Le repetí observando todo a nuestro alrededor. Este lugar era de los pocos sitios divertidos en el mundo humano que llamaron mi atención tras mi llegada. Siempre venía a mi mente el pensamiento de que quizás a Emeric le encantaría.
—Ya te d-dije que no me pasa n-nada.
Sin parar mi paso miré de reojo a Sky divisando los nervios en su cuerpo. A juzgar por anteriores veces ya debería estar a punto de explotar confesando.
—Es s-solo que tengo que…
—Estudiar. —Acabé la frase y rodé los ojos. —No me trago esa excusa, Sky. —Afiancé el agarre de mi mano sobre la suya al sentir uno de los tantos pequeños tirones que realizaba para intentar escapar inútilmente de mí. —Tienes una mente brillante para nada necesitada de horas invertidas frente a un libro para aprenderte una lección.
—Sobrevaloras mi i-inteligencia. —La volví a mirar tras recibir esa respuesta descubriendo gozoso el leve sonrojo en sus mejillas por mi comentario.
Dejé de caminar llamando su atención, pues levantó la cabeza y me miró con un halo de felicidad que me dejó claro su pensamiento de que aquel parón significaba que nos daríamos media vuelta y la llevaría de regreso a casa.
—Eres una chica muy lista, Sky. —Llevé mi mano libre a su mejilla sintiendo enseguida la calidez de su rubor en las yemas de mis dedos. —Pero no lo suficiente si crees que voy a sucumbir a ti sin saber qué está pasándote últimamente.
La felicidad se borró de su rostro siendo sustituida por el nerviosismo una vez más en cuanto retomé el camino a nuestro destino.
—¡Oh, mira! —Señalé frente a nosotros. Un par de metros más y habríamos llegado.
—No… —Era el momento, estaba a punto de ceder. —No, E-Efren, por f-favor.
Su mano libre se clavó en la mía sujetando la suya y trató de retirarla usando la fuerza, incluso clavó sus uñas inconscientemente.
—¡Perfecto! Apenas hay cola. —Ignoré sus acciones y presioné un poco más buscando su derrumbe total.
—E-Efren…
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Demon: Cenizas del perdón © //Libro 1: Rhydian//
RandomA lo largo de la historia de la humanidad, se enseñó acerca de la diferencia entre el cielo y el infierno. Esos lugares donde aquellos que hubiesen obrado bien durante su estancia en la tierra subirían al reino de los cielos y, por el contrario, los...