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El sol comenzaba a esconderse detrás de las montañas que rodeaban Konoha, tiñendo el cielo de un anaranjado cálido que contrastaba con el frío que Naruto Uzumaki sentía en su corazón. Como Séptimo Hokage, sus días estaban llenos de responsabilidades y tareas que a menudo le dejaban exhausto. Aquella jornada había sido especialmente dura, con decisiones difíciles y reuniones interminables que parecían no tener fin. Caminaba lentamente hacia su hogar, anhelando el calor y la paz que solía encontrar en su familia.
Sin embargo, algo se sentía diferente esa noche. Al acercarse a su casa, notó una extraña quietud. Era un silencio que le hizo fruncir el ceño con preocupación. Boruto y Himawari deberían estar durmiendo a esa hora, pero Hinata siempre estaba despierta, esperándolo con una sonrisa y una comida caliente. Hoy, sin embargo, la casa estaba sumida en un silencio sepulcral.
Naruto abrió la puerta y entró en la casa, sintiendo una opresión en el pecho que no podía explicar. Subió las escaleras con pasos cautelosos, su instinto ninja tomando el control. Al acercarse a la puerta de su habitación, escuchó unos murmullos apagados. Su corazón latió más rápido, un mal presentimiento apoderándose de él.
Sin pensar más, abrió la puerta de un tirón. Lo que vio hizo que el tiempo se detuviera. Hinata, su esposa, estaba en la cama con Sasuke Uchiha, su mejor amigo y compañero de muchas batallas. Ambos se separaron rápidamente, pero la imagen quedó grabada en su mente, como una cicatriz que jamás desaparecería.
—¿Qué... qué es esto? —preguntó Naruto, su voz apenas un susurro ahogado por el dolor.
Hinata y Sasuke lo miraron con ojos llenos de culpa y pánico, pero no había excusas que pudieran borrar lo que había visto. Naruto sintió una mezcla de furia, tristeza y traición. Sin decir nada más, se giró y salió de la habitación, cerrando la puerta tras de sí con un golpe que resonó en toda la casa.
Descendió las escaleras rápidamente, su mente un torbellino de emociones. Tenía que alejarse de allí, tenía que proteger a sus hijos de esa realidad tan cruel. Entró en la habitación de Boruto y luego en la de Himawari, despertándolos suavemente.
—Vamos, chicos. Nos vamos —dijo, su voz firme pero temblorosa.
Boruto, todavía medio dormido, lo miró con confusión. —¿Papá, qué pasa?
Naruto negó con la cabeza, incapaz de dar una explicación en ese momento. Los llevó afuera, donde el aire fresco de la noche parecía intentar calmar el fuego que sentía en su interior. Solo había una persona a la que podía recurrir en ese momento: Sakura Haruno.
El camino hacia la casa de Sakura fue un viaje silencioso. Boruto y Himawari, sintiendo la tensión en el aire, no dijeron nada. Naruto trataba de mantener la calma, pero cada paso lo acercaba más a una realidad que aún no podía aceptar.
Al llegar, tocó la puerta suavemente, esperando no haberla despertado. Sakura abrió la puerta, su expresión cambiando de sorpresa a preocupación al ver a Naruto y a los niños.
—Naruto, ¿qué sucede? —preguntó, notando la desesperación en su rostro.
—Sakura, necesito hablar contigo. Es importante —dijo Naruto, intentando mantener su voz firme.
Sakura los hizo pasar, preocupada por la tensión evidente en el aire. Les pidió a los niños que se sentaran en la sala mientras ella y Naruto se dirigían a la cocina para hablar en privado.
—Naruto, ¿qué ha pasado? —preguntó de nuevo, su voz ahora cargada de preocupación.
Naruto tomó aire, intentando controlar las emociones que amenazaban con desbordarse. —Encontré a Hinata y Sasuke... juntos. —Las palabras salieron de su boca con dificultad, cada una de ellas un golpe a su corazón.
Sakura se quedó en silencio por un momento, procesando lo que acababa de escuchar. Sus ojos se llenaron de incredulidad y furia.
—¿Qué? —murmuró, su voz apenas audible.
—Los encontré juntos en nuestra habitación. No sé qué hacer, Sakura. —Naruto bajó la mirada, sintiendo una mezcla de vergüenza y dolor.
Sakura se acercó a él, poniendo una mano en su hombro. —Naruto, esto es... no tengo palabras. Pero tienes razón en venir aquí. Tenemos que pensar en lo que haremos ahora.
En ese momento, el dolor y la traición compartidos forjaron un nuevo vínculo entre ellos. Sakura lo abrazó, ofreciéndole el consuelo que necesitaba en ese momento. Naruto se permitió derrumbarse por un momento, permitiendo que las lágrimas fluyeran libremente.
—Esto cambia todo —dijo Sakura, apartándose un poco para mirarlo a los ojos—. Pero no estás solo, Naruto. Vamos a superar esto juntos.
Naruto asintió, agradecido por su apoyo. Ambos sabían que sus vidas nunca serían las mismas, pero juntos podrían encontrar la fuerza para seguir adelante. Con un suspiro profundo, Naruto se recompuso y miró a Sakura con determinación.
—Gracias, Sakura. No sé qué haría sin ti.
Sakura sonrió ligeramente, aunque sus ojos reflejaban la tormenta interna que también sentía. —Vamos a salir de esta, Naruto. Por nuestros hijos y por nosotros mismos.
Juntos, se dirigieron a la sala donde Boruto y Himawari esperaban, sus ojos llenos de preguntas. Naruto y Sakura sabían que el camino por delante sería difícil, pero con el apoyo mutuo, podían enfrentar cualquier desafío que se les presentara. La traición de Hinata y Sasuke había roto algo en ellos, pero también había revelado una nueva fortaleza y una oportunidad para reconstruir sus vidas de una manera que nunca antes habían imaginado.
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Narusaku una traición con recuperación
FanfictionHinata le ha sido infiel a naruto con sasuke