El Principio.

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Gavi:

Mi padre también quiere que vaya a la casa de los Gallego, no soporto a su hija — dije mientras me llevaba las manos al rostro.

—Athenea no es una mala persona — dijo Fermín — A parte no sé por qué dejaron de llevarse bien, si cuando éramos niños,ustedes no se separaban para nada.

—Yo tendré mis razones.


Once años atrás:

—¡Athenea, rompiste la promesa! — dije molesto.

—Tu la rompiste primero Gavi — también solo molesta.

—Yo no he roto nada — dije.

—Solo somos unos niños,no sabemos lo que hacemos — se limpió las lágrimas.

—Athenea teníamos una promesa y la rompiste — dije desanimado.

—Gavi, tienes 8 años y yo 6 años, no sabemos lo que estamos haciendo, solo somos niños — soltó.

—Tienes razón,solo somos niños, desde hoy te odio Athenea y ya no te
quiero volver a ver cuando yo venga a Sevilla y cuando tus padres vayan a Barcelona no quiero que vayas a mi casa, ya no somos amigos — solté molesto.

—Gavi espera... — soltó pero la ignoré.

Me paré de la mesa del Jardín de su casa y entre. Nunca había llorado, porque los hombre no lloran pero Athenea era la culpable de esto.

Me acerqué a Aurora y la abracé con mucha fuerza.

—¿Qué ha pasado? — preguntó.

—¿Puedes decirles a nuestro padres si no podemos ir? — la mire a los ojos y después le hice un pequeño puchero.

—Por supuesto que sí,pero primero dime qué ha pasado — dijo limpiándome las lágrimas.

—Athenea y yo ya no somos amigos, ya no quiero saber nada de ella, teníamos una promesa y no la cumplió — dije desanimado.

—Bueno creo que le puedo decir a papá y a mamá de irnos y al llegar a casa podemos ver una pelí con dulce a escondidas — sugirió.

—¡Sii! — dije emocionado.

—Vale pero deja de llorar — soltó.

—Prometo nunca más llorar por una niña que no sabe cumplir una promesa o algo así — entrelace mi dedo meñique con el de Aurora en señal de promesa.

Ella sí sabía hacer promesas al igual que yo.

—¿En qué estás pensado? — preguntó Fermín haciéndome volver a la realidad.

—En el próximo partido — mentí.

—Estoy nervioso yo también — confesó.

—Si, es un partido importante — dije.

—Bueno,creo que deberíamos de arreglarnos para ir a la casa de los Gallego,¿no? — soltó Fermín mientras se ponía de pie de mi cama.

—No iré — solté de golpe.

—¿Estás seguro? — preguntó.

Dime ¿Qué somos? | GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora