Sinopsis

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- Están en peligro-

- Tienen que regresar -

- No la puedes ocultar para siempre -

- Huiste como una cobarde -

- Están cerca -

-  No confíes en él -

La joven daba toscas vueltas sobre su cama con los ojos aún cerrados, quería abrir sus ojos pero  estaba presa de su propia pesadilla

- ¡ Despierta Lilith ! - Abrió los ojos sobresaltada, había tenido una pesadilla, pero, ¿por qué la había sentido tan real?

- Lían - soltó en un susurro con la respiración agitada al divisar la figura masculina frente a ella - Perdón, yo estaba teniendo una

- Pesadilla- se apresuro a decir - Lo se, y no tienes que disculparte, es algo normal que ocurra - le brindo una de las tazas que traía en la mano con un poco de té en ellas - Pero debo decir que me asustaste, no habías tenido más pesadillas desde 

Dejo de hablar cuando vio a la chica bajar la mirada a su taza viendo el liquido dentro como si fuese lo más entretenido del mundo

- De hecho han pasado exactamente cuatro años desde que tuve mi ultima pesadilla - dijo en un hilo de voz

- Cuatro años - repitió el rubio viendo al techo recordando como era todo hace cuatro años - Muchas  cosas han cambiado desde entonces ¿no crees? - preguntó regalando le una sonrisa grande

- Si - le devolvió la sonrisa y le dio un corto y rápido beso en los labios - Te amo Lían, no se hubiera sido de mi vida sino te hubiera conocido ese día -

- Igual hubieras salido adelante, eres una mujer muy fuerte y valiente - le pellizco la nariz y se levanto tomando las tazas ahora vacías - Mejor no pienses en eso y alístate, hoy tienes una reunión con la editorial sobre tu próximo lanzamiento - le dijo al pie de la puerta, desapareciendo a los pocos segundos

- ¡Como ordene mi coronel! - alzó la voz para que la oyera, la carcajada del rubio resonó por toda la casa

- ¡Tiene 30 minutos para estar lista cadete! - grito en respuesta haciendo que la pelinegra riera fuertemente

Lían y ella llevaban casados tres años y medio, su matrimonio se podría decir que era perfecto, tenían todo lo que querían, siempre que tenían un problema lo resolvían hablando y otra veces era mejor resolverlo con menos palabras y más acción. Sus trabajos les daba lo suficiente para vivir sin ninguna preocupación económica, así que vivían más que bien, sus padres siempre se reunían todos los domingos en su casa para comer y hablar de todo lo interesante que hacían en la semana, por lo que la relación con sus suegros era la mejor

- No puedo creer que aún no estés lista - suspiro el rubio cuando volvió a entrar a la habitación

- No encuentro mi chaqueta de cuero roja - se quejo poniendo el armario patas para arriba, la ropa volaba por toda la habitación y la chica aún no encontraba lo que buscaba, Lían río mientras negaba con la cabeza

- Amor - llamo pero la nombrada estaba muy ocupada maldiciendo - ¡Nena! - llamó alzando la voz, Lilith de inmediato dejo de moverse, su cuerpo completo tembló pero supo hacerlo pasar desapercibido, lentamente se giro para verle - La chaqueta de cuero la dejaste en la sala anoche cuando llegamos de la fiesta - le recordó y ella solo pudo asentir para dirigirse a la sala a tomar su chaqueta

- Lo había olvidado - forzó una sonrisa, se coloco la chaqueta y se acercó a su marido dejando le un beso en los labios, tomo su cartera con las llaves de su auto y salió de la casa a toda prisa - Nos vemos en la noche - dijo antes de entrar en el auto y ponerlo en marcha

Vínculos que PerduranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora