Recuerdos de la cabaña

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Lilith Frost

- Por última vez le preguntaré, ¿Cómo sucedió el incendio? - puse los ojos en blanco, el oficial nos llevaba interrogando al rededor de dos horas y siempre repetía la misma pregunta a pesar que le respondía de inmediato

- Vamos a ver oficial, lleva rato repitiendo la misma pregunta, ¿Acaso no confía en mi testimonio o que? - le mire con el seño fruncido, de verdad que odio a los policía, todos son idiotas con armas

- Si piensa que voy a creer que el incendio fue provocando proque su amigo estaba cocinando, está muy equivocada - bueno, talvez después de todo, creo que esa mentira no era la mejor ~ Maldito Eduardo, ¿Por qué tuvo que inventar una mentira tan tonta? ~

Cuando la policía llegó porque una vecina aviso del incendio, lo primero que se le ocurrió a mi querido amigo fue decir que el incendio lo provocó él mientras cocinaba - ¡Imbécil! eso no se lo cree ni tu abuela - aunque yo soy más imbécil por seguirle la corriente

- Oficial, mi amigo es muy malo en la cocina, no me sorprende que incendiera la casa - con un semblante tranquilo lo miraba, no quería que descubriera que en realidad era una mentira y que esto lo provocó alguien que nos quiere muertos - ¿Esto tardará mucho?, mi sobrina está llorando - señale a sus espaldas viendo como Eduardo y Brenda se escargaban de los pequeños

- Una pregunta más y terminamos - tomo su bolígrafo y poso la punta sobre su libreta - Es la segunda vez que están metidos en cosas grandes en menos de dos días, primero fue el asalto en el supermercado que milagrosamente huyeron de ahí sin un resguño y - me adelante y hablé

- Mi mejor amigo, Nico Jones, está internado en un hospital por una herida de bala, así que no diga que salimos de ahí sin ningún rasguño - bufe molesta, sino fuera porque es una autoridad de la ley le hubiera bajado el puño hace mucho

- Si bueno, como sea, ahora le suman el incendio que según ustedes lo ocasionó su amigo, todo esto es muy extraño señorita Frost -

- Cooper- corregí

- ¿Perdone? -

- Señorita Cooper, estoy casada - le muestro el anillo en mi dedo anular derecho

- No lo sabía - musitó son importancia

- Veo que no está actualizado vuestro historial, oficial - suspiré y me recogí el cabello en una coleta - Respondiendo a lo anterior, lo que pasó en el super fue mala suerte igual que lo de hoy - me separé de la patrulla - Si esto es todo, me marcho -

- Tienen prohibido salir del país hasta que descubramos el origen del incendio y quien o que lo provocó - se acerco a mi y susurro unas palabras a mi oído - Los estaré vigilando - cuando quice reaccionar y darle un sermón, el hombre se alejo dando órdenes a sus hombres

- Imbécil - escupí con roña, me sacudí la ropa y me acerque a los chicos, justo en ese momento llegaron Alex y Katherine corriendo - Llegan tarde, se perdieron la fiesta - trate de bromer pero todos me vieron mal - Solo trato de aliviar el ambiente - susurre

- ¿Qué fue lo que ocurrió? - Katherine quien tomaba a su hiji en brazos hablo, su voz se notaba temblorosa

- Pues

- Se lo contaremos cuando estemos en casa, debemos poner a los niños en un lugar seguro - interrumpí a Eduardo

- Perdona gruñona, ¡¿pero se te olvida que nos hemos quedado sin casa?! - grito la pelinegra, me rasque el oído y chaque mi lengua

- Veo que lo gritona nunca se irá - suspiré - Iremos a la casa del lago, nadie más que nosotros conoce ese lugar -

- ¿Por qué estás tan tranquila? ¿Acaso no te afecta esto que estamos pasando? - mire a Eduardo cerrando los ojos buscando la paciencia que de repente me faltaba

Vínculos que PerduranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora