50.- ¿Este es el fin?

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— ¿A qué te refieres? — le preguntó Deidara completa perplejo. ­— ¿Cómo que el feto no va a sobrevivir? ¿Mi hermano… mi  hermano está….? — No pudo completar la frase ya que rápidamente el pelinegro interrumpió.

— Tu hermano estaba embarazado— terminó Madara para luego cruzar los brazos frunciendo el ceño.— Tsunade y Kushina, terminen de ayudar a Naruto, Deidara, Kizame y Sai, ustedes vendrán conmigo — No tenía tiempo que perder, ni siquiera para llorarle a su nieto muerto o para tomar la mano de su hijo esperando a que despertara en cualquier momento una vez curadas sus heridas, si quería ganar era momento de detener a Kabuto y la aldea de la hoja, solo tenían esta oportunidad ahora que Tsunade estaba de su lado.

— No puedo atender a Naruto aquí, tenemos que llevarlo a otra parte… en el hospital hay todo lo que necesito, tenemos que entrar en la aldea — Ordenó Tsunade.

— Muy bien, nosotros vamos a escoltarlas, una vez adentro pondremos orden a esto y asignaré las nuevas misiones ¿Alguien sabe dónde está Kakashi e Iruka? — preguntó levantando el cuerpo de  su hijo con cuidado mientras las manos de la rubia se posaban en el vientre del menor intentando detener el sangrado con su chakra curativo.

— Las últimas noticias que recibí de ellos es que se habían encontrado con Itachi — contestó Sai a la pregunta.

— ¿Itachi?— preguntó Deidara en un susurró un poco sorprendido.

— ¡Tenemos que apurarnos! — gritó Tsunade más preocupada por Naruto,  en un momento todos comenzaron a correr en dirección a la entrada de la hoja.

— ¡Cuidado!— escucharon gritar a Kushina mientras una explosión se suscitaba a unos metros de ellos.

— Pero miren que encontré… vaya Tsunde-sama, no creí que terminaría del lado de Madara — le miró desde un árbol a un metro de distancia de ellos con una pequeña sonrisa. — ¿Qué le hizo cambiar de idea? ¿El poder la ha tentado Hokage-sama? — preguntó mirándola de cierta forma burlesca.

— Cállate maldita rata... — murmuró con gran fastidio y furia contenida, tenía que apresurar el paso o Naruto no se salvaría.

— ¡Váyanse! — gritó alguien a sus espaldas la mayoría volteó la mirada para dirigir su atención a Orochimaru, el cual había llegado preparado para pelear.­— Tienen que irse de aquí, salven a Naruto…— comenzó mientras por las ramas hasta quedar frente a frente con Kabuto.

— Pero tú… estás muerto…— le dijo con furia el peligris ­— ¡Yo soy ahora más poderoso que usted Orochimaru-sama! ¡Esta es mi pelea! ­— en un instante una serpiente comenzó a atacar al pelinegro.

— Por más poderoso que seas no podrás vencerme…— murmuró Orochimaru con una pequeña sonrisa de superioridad, a pesar del dolor que sentía al tener que pelear con su propio hijo estaba dispuesto a ganar, su orgullo era grande y no quería perder para nada, la vida de los demás dependía de ello.

— Raggg….— se denotaba en los ojos de Kabuto la ira y el odio, en cada uno de sus movimientos se conocía la intención asesina que tenía para con su maestro.

— Yo me encargo de él…— dijo Orochimaru utilizando el Mandara no Jin para poder contrarrestar el Sen'eijashu que había comenzado a utilizar Kabuto.

— Deidara lleva a Naruto al hospital, yo me quedaré a ayudar a Orochimaru…— Madara quería acabar con Kabuto y estaba seguro de que era un gran peso para Orochimaru siendo este su hijo por lo que quería de igual modo vencerlo, Nadie habló o discutió algo, solo siguieron corriendo dejando a los dos pelinegros en el lugar.

— Es… mi hijo, yo tengo la responsabilidad de acabar con él — dijo como ultimo el pelinegro, no quería que nadie se metiera en su pelea, era un peso que estaba dispuesto a cargar.

Re-escribiendo la historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora