51.- Mundo nuevo,¿Aun crees en la felicidad? Parte 1

16 2 0
                                    

Es cierto que la vida es como un rio, va y sigue el curso pero nunca va a poder regresar, es algo que está fuera de nuestro control y siempre nos mostrará el reflejo de nuestras acciones; La vida del hombre siempre ha sido así, pueden estar las aguas calmadas o turbias, chocando contra las rocas para luego caer en una enorme cascada,  y aun así, al final llegan a su destino.

Es cierto que a veces el pasado deja demasiadas heridas en el alma, algunas se curan y otras más se infectan, además de que nos provocan más dolor cuando se vuelven a abrir, pero así es como aprendemos a vivir, nos caemos y tenemos que volver a levantarnos, continuar y no dejar que nos tiren, no debemos rendirnos ante lo que creemos imposibles porque son pruebas que nos da la vida, tenemos que superarlas para ser mejores y  así aprender la lección para un futuro…

(https://www.youtube.com/watch?v=asKpnDjw8_Y)

La lluvia caía lentamente, era como ver a las nubes sufrir y llorar amargamente, aquel día hasta el cielo se había dado cuenta de los trágicos acontecimientos que se sucitaban en la aldea de la hoja. Madara, Naruto, Deidara, Kushina, Tsunade, Kizame y Sai se encontraban reunidos frente a un ataúd, una hurna y una espada en representación de un cuerpo.

— Naruto ¿Quieres decir algo?— pregunto Madara a un lado de su hijo, este se encontraba quieto y sin dejar de mirar con la expresión vacía y lagrimas en los ojos a los caidos en la batalla, su maestro, su hijo y por supuesto su esposo, había perdido la mayoría de cosas que realmente le importaban y  estaba seguro de que no podría recuperarlo, eso era lo que más le dolia.

— Ninguno de ellos merecía lo que sucedió — se acercó lentamente hasta llegar a la espada, la cual acarició como si realmente fuera  el cuerpo de Sasuke, después de que el susanoo consumiera por completo su cuerpo del Uchiha no había quedado siquiera las cenizas de este, por lo que lo único que le quedaba era aquella espada como recuerdo, un dulce y triste recuerdo de la pérdida de un gran ninja y el amor de su vida, pero también de un asesino y por supuesto de la muerte de su bebé. — Todo esto fue por mi culpa…— apretó el puño que tenía libre y se mordió el labio para contener el grito de rabia que tenía en la garganta — Quiero que sepan… — comenzó a hablar con los muertos — Que ustedes fueron las personas más importantes en mi vida… — giró el rostro hasta el ataúd donde estaba seguro se encontraba el cuerpo de Iruka. — Iruka-sensei, quiero que sepa que lo que soy es gracias a usted, a pesar de que nadie en la aldea parecía tomarme enserio y me trataban como un mocoso molesto tu viste potencial en mí y me cuidaste como su fuera tu hermano menor o tu hijo, realmente fuiste una figura paterna increíble… — le era sumamente difícil tener que decir aquellas apalabras, después de todo había estado desde siempre en su vida —  espero que pueda cuidar de mí desde donde quiera que puedas estar. — avanzó un poco más hasta donde se encontraba la pequeña urna — Mi pequeño o pequeña…— acarició de igual modo la urna — Espero que puedas perdonarme…— quedó en silencio por un momento, tenía tantas palabras atoradas en la garganta — te amobebéy estoy seguro de que tu otro padre también te amaba — las lágrimas sabían tan saladas y comenzaba a acostumbrarse a lo amargo que podía llegar a ser la vida — Perdoname…— acercó el rostro  lentamente hasta la urna y le dio un pequeño beso, se hubiera aferrado con fuerza de no ser porque no tenía tanta energía, caminó otro poco hasta la espada y fue entonces cuando se derrumbó. — Sasuke…— las piernas de fallaron por un momento y rápidamente Kushina y Tsunade se acercaron a él — ¿Por qué? ­— les preguntó cuando lo ayudaron a levantarse — Nosotros no habíamos hecho nada…— su cuerpo temblaba y tanto la rubia como la peliroja se encontraban preocupadas de que volviera a descontrolarse — Esto no era mi culpa… ¡Era la tuya! — gritó de repente con los ojos rojos, su mirada estaba dirigida a su padre y sus rasgos habían comenzado a cambiar. — Si tu no hubieras aparecido nada de esto hubiera pasado…— las marcas en sus mejillas se habían alargado y un gruñido había escapado de su garganta.

Re-escribiendo la historia Donde viven las historias. Descúbrelo ahora