Capitulo III

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𝙲𝚊𝚙𝚒𝚝𝚞𝚕𝚘 𝙸𝙸𝙸
𝓐𝓷𝓪 𝓰𝓪𝓼𝓽𝓮𝓵𝓾𝓶.

Mi esposo manejando y mi hija detrás contándole todo lo que hace en el kínder, yo solo miraba a la ventana pensando el por que un viernes el nos trae como visita a casa de su madre.

Su mano en mi pierna me saco de los pensamientos y solo le dediqué una sonrisa lo cual provocó que el hablara conmigo y ignorara un poco a nuestra hija.

Kevin:¿Que tanto piensas?
-pregunto mirando hacia el camino-

Ana:Si te digo lo que realmente pienso en estos momentos voy a provocar una discusión y es lo que menos quiero.
-conteste un poco cansada al pensar en el hecho de pelear-

Kevin:Te fijas como poco a poco nosotros estamos perdiendo comunican y confianza?

Ana:Gracias a tu trabajo se a provocado eso.

Kevin:Ana
-dijo con molestia-

Ana:Ya no digas nada, mejor ponle atención a la niña.

Kevin:Puedo ponerle atención a las dos sin ningún problema.

Ana:¿Si puedes? Si pudieras ponernos atención a las dos te darías cuenta de que yo también existo y que no solamente Annya necesita de tu atención y amor, sabes eh esperado la mayoría de noches a que entres por esa puerta y también me abraces y me beses a mi y no solo a la niña.
-dije apunto de soltar la primera lágrima-

Kevin:¿Estás celosa de tu propia hija?

Ana:No son celos, por que amo ver como la abrazas y le das besos en la mejilla, te estoy pidiendo atención para mi también, sólo un poco castro.
-dije ya con lágrimas rodando por mis mejillas-

Kevin:Te la estoy dando ahorita Gastélum.

Ana:No habló de este tipo de atención, ocupó esa atención que si me ponías cuando éramos novios.

Kevin:Estás diciendo que lo nuestro es un error.
-me miro con enojo-

Ana:Amo estar casada contigo y tener una familia, jamás me voy arrepentir de eso, lo que trato de decir es que a ti si te cambio el hecho de estar casados y con una hija de por medio.

Kevin:Cállate ana ya no hables mas, lo vas empeorar mas.
-apretó el volante y mire a la venta-
Y límpiate esas lágrimas que ya mero llegamos.

Ana:Me pediré un Uber apenas y llegamos para regresarme, la niña la puedes llevar cuando ya te vallas.

Kevin:Ana por favor.
-reprocho-

Ana:Kevin por favor.
-lo arremede y el suspiro-

Mire al asiento de atrás y mi hija estaba sentada en su silla con sus ojos llorosos allí fue cuando me di cuenta que tuve culpa, jamás eh dejado que la niña nos vea pelear pues eso no es una situación sana para ella, cuando ella me miro empezó a llorar y Kevin me miro con desaprobación.

Nuevamente el pensamiento de "mala madre" estaba rodando por mi cabeza y me hacía llorar más y pensar cada vez más cosas, tal vez y jamás debí ser madre, tal vez a lo mejor y no debí casarme con Kevin y formar una familia, les juro que si pudiera saber mi futuro hace 5 años atrás no hubiera dado el famoso "Si acepto".

Llegamos a casa de mi suegra y me tocó retocar mi maquillaje, mi niña y Kevin se bajaron antes que yo y lo agradecía no quería entrar alado de ellos, pues yo soy un cero a la izquierda los únicos importantes aquí son ellos.

Baje del auto y al querer entrar a la casa de mi suegra me topé con mi cuando marco.

Marco:¿Te hizo llorar nuevamente?
-miro hacia los lados-

Ana:Una pequeña pelea solamente.

Marco:¿pequeña? No lo creo, esas pequeñas peleas te terminan pensando en si tu lugar debió ser aquí.

Ana:Tal vez a lo mejor y no es mi lugar este.

Marco:Si es tu lugar, lo que realmente pasa es que aquel cabron no sabe valorarte y tratarte como tiene que ser.

Ana:Tal vez ya no tenga motivos para hacer eso.
-se abrió la puerta de la casa y Kevin se dejó ver-

Kevin:Ya andas de zorra con mi hermano
-afirmo y marco rio-

Marco:Cagala más y se te va ir
-dijo y después entró-

Kevin:¿Para que te casaste conmigo? ¿Para tirarle los perros a mi hermano?

Ana:basta Kevin, donde está la niña, no quiero que nos vea pelear nuevamente.

Kevin:Está con Mayve en su cuarto, ahora contéstame.

Ana:Solo me saludo y por cortesía le devolví el saludo.

Kevin:¿Y por que se tardaron tanto?

Ana:Me pregunto sobre la niña, ya relájate y hay que entrar.

Kevin:Si yo tuviera otra mujer tal vez esto no me estaría pasando.
-dijo y después me miro con arrepentimiento-

Ana:¿Que dijiste?

Kevin:Nada, olvídalo solo fue un pensamiento por el enojo y la desconfianza.

Ana:No tienes confianza en mi entonces.
-dije afirmando y el no dijo nada-
Quiero el divorcio.
-dije sin más y el me miro arrepentido-

Kevin:hablamos esto en la casa ahora hay que entrar y aparentar que somos la familia más feliz y que no tenemos problemas.

Ana:Como quieras me da igual.

Sinceramente no me daba igual, quería llorar pero el estar en casa ajena no me lo permitía, las palabras de Kevin se repetían en mi cabeza una y otra vez, a lo mejor estoy loca y escuché mal pero tal vez no es así y mis ideas no son solo fantasía.
¿Tendrá una amante? ¿Me será infiel? ¿Con quien me será infiel?

Salude a todos y ayude a mi suegra a poner la mesa, nos sentamos a degustar la deliciosa comida que mi suegra preparo para nosotros, sinceramente era lo único que me gustaba de estas salidas a la casa de los Castro Cardenas, pues siempre que venía sentía que algo me ocultaban pues apenas y preguntaba de algún evento o algo que ellos mencionaban y cambiaban de tema rápido como si se trata de un evento sorpresa para mi y que no quisieran que yo supiera.

La comida termino y Kevin empezó a despedirse de su familia lo cual yo también empecé hacerlo, busque a mi hija que estaba jugando con su tía y la tome de la mano para salir de la casa de sus abuelos paternos, nos subimos al auto y toda la felicidad se fue nuevamente, Annya me pidió perdón por lo que hizo horas atrás antes de bajarse del carro y yo solo sonreí y acepte su disculpa, mi esposo por un lado tenía su cara de amargado y serio como siempre, quería hablar y sacarle platica pero no me atrevía.

Al llegar a nuestro hogar mi niña y yo nos bajamos del auto de su papá y apenas al bajar el puso nuevamente el carro en marcha y se fue sin más que decir, esto era lo que menos me gustaba del regreso de las comidas con los Castro, Kevin siempre se regresaba a su oficina a terminar sus pendientes o tal vez se iba con su amante a disfrutar lo que conmigo no podía, no por que yo no quisiera si no que a él no le nacía.

Tal vez en otra vida Donde viven las historias. Descúbrelo ahora