Nido de Amor

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El sol de la tarde brillaba intensamente sobre Madrid, derramando su luz dorada sobre las calles bulliciosas del barrio de Madrid. Era un día caluroso y el aire estaba cargado con la promesa del verano. Juanjo y Martin caminaban por la acera, cada uno cargando una caja llena de sus pertenencias. Estaban sudorosos y cansados, pero sus rostros irradiaban felicidad. Después de semanas de búsqueda y planificación, finalmente estaban mudándose a su nuevo hogar.

El piso que habían encontrado era perfecto para ellos. Situado en una antigua construcción, el apartamento tenía un carácter único. Las ventanas eran grandes y dejaban entrar mucha luz natural, los techos altos y las vigas expuestas añadían un toque rústico, mientras que las paredes de blancas  proporcionaban una calidez acogedora. Había sido amor a primera vista para ambos.

Juanjo, con una caja en una mano y una botella de agua en la otra, empujó la puerta del edificio con el pie.

–Vamos, Do, un último esfuerzo–dijo con una sonrisa cansada.

Martin le seguía, cargando una guitarra y un par de maletas.

–Ya casi estamos–respondió, devolviéndole la sonrisa. Ambos subieron lentamente al cuarto  piso, deteniéndose frente a la puerta de su nuevo hogar.

–¿Listo para empezar nuestra nueva vida?– preguntó Juanjo, sus ojos brillando con emoción.

Martin asintió.
–Más que listo–respondió. Abrió la puerta y juntos entraron, dejando las cajas en el suelo del salón. El lugar estaba vacío aún, salvo por algunos muebles que habían comprado para empezar.

El salón tenía un gran ventanal que daba a la calle principal, desde donde se podía ver la vibrante vida del barrio. Se oían risas, el ruido de la gente y el tráfico, creando una sinfonía urbana que les recordaba que estaban en el corazón de la ciudad. Juanjo y Martin se quedaron un momento en silencio, absorbidos por la vista y el sentimiento de que estaban empezando algo nuevo y emocionante.

–Es incluso mejor de lo que recordaba–dijo Martin, dejando su guitarra a un lado y estirándose.–No puedo creer que finalmente estemos aquí.

Juanjo le rodeó con los brazos y le dio un beso en la mejilla.
–Hemos trabajado duro para esto. Nos lo merecemos.

Después de un breve descanso, empezaron a desempacar. Había cajas por todas partes: ropa, libros, discos, y un sinfín de objetos personales que habían acumulado a lo largo de los años. Cada caja que abrían era como una cápsula del tiempo, llena de recuerdos y momentos compartidos.
Mientras sacaban los libros, Juanjo encontró uno de sus favoritos,con una dedicatoria de Martin en la primera página. Lo hojeó con una sonrisa, recordando la primera vez que se lo regaló.

Martin, por su parte, encontró una foto de su  dueto en el escenario de Operación Triunfo. La foto capturaba el momento en que sus voces se entrelazaron por primera vez, creando una conexión especial que había ido más allá de la música. Se la mostró a Juanjo, quien sonrió al verla.

–¿Recuerdas la primera vez que cantamos juntos?– preguntó Martin, su voz llena de nostalgia.

–Claro que sí. Fue el comienzo de todo esto, ¿verdad?–respondió Juanjo, tomando la foto en sus manos y observándola detenidamente.

A medida que avanzaba la tarde, el apartamento comenzó a tomar forma. La cama estaba montada, los libros colocados en las estanterías, y la cocina empezaba a parecer un lugar donde se podían preparar comidas deliciosas. La sensación de hogar empezaba a impregnar el ambiente.

Esa noche, después de horas de desempacar, se sentaron en el suelo del salón, rodeados de cajas y muebles a medio montar. Encendieron un par de velas y se sirvieron una cena sencilla que habían pedido a domicilio.

Lo Que Somos  JuantinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora