Arco dos: Capitulo 20

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—No estoy segura de qué pensar sobre esta alianza —musitó Rhaena con el ceño fruncido.

A su lado, Baela bufó.

—Madre estaría decepcionada de padre —masculló Baela, mirando casi con desdén cómo su padre y Aemond charlaban a la distancia.

El tuerto había llegado en un pequeño barco acompañado de algunos pescadores; aparentemente no quería llamar la atención estando tan cerca de Desembarco del Rey. Aunque Baela no creía que Aemond hubiera pensado en eso por sí solo. Después de todo, no parecía tener sentido común; si lo tuviera, Daenerys no habría muerto. Su padre debía suponer que si se revelaba que Aemond estaba en Rocadragón y él lo sabía, tendría a varios dragones en su contra.

En realidad, Baela ya pensaba en formas de asesinarlos a ambos, aunque dudaba en cuanto a su padre porque lo amaba. Pero el tuerto... él tenía un boleto de muerte.

Además, Vaghar ya había sido vista antes rondando Rocadragón, por lo que mantener un perfil bajo posiblemente no funcionaría.

—¿Jacaerys ha dicho algo? —preguntó Rhaena, girándose para mirar a su hermana.

Baela frunció el ceño ante la mención de su prometido.

Jacaerys estaba actuando de manera extraña; no parecía aprobar el hecho de que Daemon se reuniera con Aemond, pero tampoco actuaba en consecuencia. A veces lo veía hablando con su padre, y después de esas charlas Jacaerys parecía estar en conflicto.

Baela le tenía fe a su prometido; había convivido con él durante años y lo consideraba bastante listo para ser un hombre. Esperaba que Jacaerys no se dejara influenciar por su padre.

—No lo ha dicho directamente —respondió Baela, soltando un suspiro de frustración—, pero sé que no está del todo de acuerdo con lo que está sucediendo. Se nota por la forma en que intenta evitar a padre y cómo mira a Aemond.

El ceño de Rhaena se profundizó.

—Nosotras tampoco estamos de acuerdo, ¿verdad? —preguntó Rhaena, lanzándole una mirada a Baela—. Después de todo, él...

La expresión de Rhaena se contorsionó en tristeza antes de volver a la normalidad.

En cambio, la expresión de Baela se oscureció, sabiendo a qué se refería su hermana. No había mentido cuando le dijo a Jacaerys que no estaba cerrada a la idea de convertirse en mataparientes por culpa de Aemond. Después de todo, él había matado a Daenerys, su hermana.

El hecho de tenerlo tan cerca y seguir respirando hacía que su sangre hirviera.

—No estamos de acuerdo, no —respondió Baela, mirando a su hermana—. No estoy segura de qué estarán haciendo exactamente Rhaenyra y Lucerys, pero no creo que dejen a Aemond ileso después de lo que hizo.

—Puede que Rhaenyra, sentimentalmente hablando, quiera que pague. Pero ambas sabemos que se ha vuelto más difícil después de lo que Lucerys hizo en Antigua —señaló Rhaena con una mueca disconforme.

—Si me lo preguntas, no hubo pérdidas —se burló Baela, aunque entendió lo que su hermana quiso decir.

Honestamente, cuando las noticias recién llegaron a Rocadragón, Baela las había descartado como rumores. Después de todo, ¿cómo era posible que el pequeño Lucerys, el dulce niño de Rhaenyra, pudiera quemar Antigua y dejar sin dragón al hijo menor de Alicent?

Era imposible por varios motivos, principalmente porque Lucerys había perdido a Arrax. Y tomando en cuenta el corto tiempo desde que reclamó a Abeloth, no podía tener la confianza suficiente para atacar y meterse en una pelea con otro jinete.

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⏰ Última actualización: Sep 29 ⏰

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